Una serie de documentos desclasificados de la CIA, sacan a la luz la trama de acuerdos alcanzados en las jornadas previas y posteriores al 24 de marzo de 1976.
La dictadura argentina y el apoyo de Estados Unidos. Foto: AGN/Canal 26.
El 24 de marzo de 1976, un golpe de Estado depuso los tres poderes constitucionales de la Argentina y al gobierno encabezado por la presidenta María Estela Martínez de Perón, en ejercicio de la presidencia tras la muerte de su esposo y presidente constitucional Juan Domingo Perón, en 1974. El golpe instaló en el poder a una dictadura cívico-militar que se autodenominó "Proceso de Reorganización Nacional" llevando a la práctica un plan sistemático y sanguinario de terrorismo de Estado, copando ilegalmente y de facto el poder en el país hasta diciembre de 1983.
El golpe fue planificado y ejecutado en el marco del Plan Cóndor, que fue una serie de operaciones clandestinas de coordinación represiva entre los países latinoamericanos bajo la mirada de los Estados Unidos con el fin de mantener el control sobre esos países durante la Guerra Fría, y con el principal objetivo de frenar el avance del Comunismo en la región.
Fue el sexto y último golpe de Estado perpetrado en la Argentina, el último eslabón de una cadena comenzada el 6 de junio de 1930 con el asalto al poder de parte del general José Félix Uriburu. Los líderes del golpe militar del 24 de marzo de 1976 fueron el general Jorge Rafael Videla (Ejército), el almirante Emilio Eduardo Massera (Marina) y el brigadier Orlando Ramón Agosti (Fuerza Aérea)
Todos fueron juzgados y condenados luego de la recuperación de la democracia en diciembre de 1983, por cometer una interminable lista de crímenes de lesa humanidad.
El apoyo del Gobierno de los Estados Unidos a los golpistas argentinos, lejos de ser una leyenda, es una verdad a todas luces. Y esto puede ser demostrado en la serie de documentos de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) recientemente desclasificados, a los que tiene acceso DIARIO 26.
Se trata de cuatro grupos de reveladores papers confidenciales que sacan a la luz el armado desde las sombras del golpe, y la complicidad encubierta de la Administración estadounidense a cargo del presidente Gerald Ford y su cuerpo diplomático en la Argentina, en la antesala de la toma del poder.
En el primero de esos documentos, dos dos páginas, los golpistas comienzan a hablar de los problemas que les van a acarrear las cuestiones referidas a los "derechos humanos", evitando caer en los mismos procedimentos utilizados (a la vista de todos) por el general Augusto Pinochet tras concretar el golpe militar en Chile en 1973. La cuestión pasaba por evitar sanciones y críticas internacionales. Luego, surge otro documento en el que se revela una conversación entre el embajador estadounidense Robert Hill y el almirante Emilio Eduardo Massera, jefe de la Armada golpista, en el que se habla sobre el mejor modo de mostrar a la Argentina con buena imagen ante el resto del mundo, incluso mediante la contratación de una agencia de marketing para llevar el caso.
También, revelamos otro paper en el que Henry Kissinger, Secretario de Estado norteamericano, plantea la necesidad de no tomar medidas contra el gobierno golpista, pensando sobre todo en los beneficios financieros y económicos que la llegada de los militares plantea para los Estados Unidos. Y finalmente, sale a la luz un informe en el que se pone sobre la mesa la supuesta división existente en el seno mismo del gabinete de la dictadura, con una puja entre "Halcones" (del ala dura y más represiva) y "Palomas" (más "moderados, si cabe el término), al cual presuntamente encabezaba el mismísimo general Jorge Rafael Videla.
Canal 26 presenta EN EXCLUSIVA la sorprendente documentación desclasificada, que revela la trama oculta del acuerdo previo entre la Administración gubernamental estadounidense y los sediciosos locales.
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Más de dos meses antes del golpe, las agencias de inteligencia estadounidenses y el Departamento de Estado se enteran de que el ejército argentino planea tomar el poder. En este cable secreto, el embajador de Estados Unidos en Argentina, Robert Hill, informa directamente al secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, y a su subsecretario para América Latina, William Rogers, que funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores y periodistas en contacto con el Jefe de Estado Mayor del Ejército Argentino, Roberto Eduardo Viola , les ha dicho que los militares argentinos están redactando un plan de relaciones públicas para acompañar el próximo golpe de Estado. El plan de relaciones públicas tiene la intención de proyectar al nuevo gobierno militar en una luz positiva, a fin de evitar sanciones de derechos humanos por parte del Congreso de los Estados Unidos. Pero el ejército argentino comunica a la embajada de Estados Unidos que "algunas ejecuciones serían... probablemente necesarias" y "desean minimizar cualquier problema resultante con Estados Unidos".
En su conclusión, el embajador Robert Hill observa: "Es alentador observar que los militares argentinos están conscientes del problema y ya se están enfocando en formas de evitar que los problemas de derechos humanos se conviertan en un irritante en las relaciones entre Estados Unidos y Argentina".
Paper del 16 de febrero de 1976, sobre el "cuidado" de la cuestión de los Derechos Humanos. Documento en archivo personal de Marcelo García.
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Ocho días antes del golpe militar en Argentina, el embajador estadounidense Robert Hill informa al subsecretario de Estado William Rogers sobre una conversación sobre el golpe pendiente con el jefe de la Armada Argentina, Emilio Eduardo Massera. Massera tranquiliza al embajador afirmando que los militares operarán de la manera más "democrática y moderada posible". Según Massera, el gobierno militar "no seguirá las líneas de la toma de poder de Pinochet en Chile... tratará de proceder dentro de la ley y con pleno respeto a los derechos humanos... no tenía intención de recurrir a actividades de tipo justiciero, tomar represalias extralegales o emprender acciones contra los civiles". Una visión muy "particular" de ver la realidad, por cierto.
Massera pregunta si el embajador puede recomendar una empresa de relaciones públicas para gestionar la imagen pública del gobierno militar. Hill respondió: "Hice hincapié en que el gobierno de Estados Unidos no podía involucrarse de ninguna manera en los asuntos internos argentinos". Luego, Hill le ofrece al almirante Massera una lista de firmas de relaciones públicas de renombre que mantiene la Embajada.
Nota del 16 de marzo de 1976. Detalles de las conversaciones del embajador de Estados Unidos con Massera. Documento en archivo personal de Marcelo García.
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Dos días después del golpe militar, el secretario de Estado Kissinger convocó su reunión semanal de personal. En esta transcripción secreta desclasificada de la primera conversación sobre Argentina, el subsecretario para América Latina, William Rogers informa a Kissinger que para que el gobierno de los generales argentinos tenga éxito, harán "un esfuerzo considerable para involucrar a Estados Unidos, particularmente en el campo financiero". Kissinger responde "Sí, pero eso es de nuestro interés".
Rogers advierte que "en este momento no debemos apresurarnos y abrazar este nuevo régimen" porque espera que se produzca una represión significativa tras el golpe.
"Creo que también tenemos que esperar una buena cantidad de represión, probablemente mucha sangre, en Argentina dentro de poco. Creo que van a tener que ser muy duros no solo con los terroristas sino con el disidentes de los sindicatos y sus partidos ". Pero Kissinger deja claras sus preferencias: "Cualquiera que sea la oportunidad que tengan, necesitarán un poco de aliento ... porque quiero animarlos. No quiero dar la sensación de que están acosados por Estados Unidos".
El 27 de marzo de 1976, el FMI liberó un crédito de 127 millones de dólares para la Junta Militar golpsita de Argentina. La ayuda... había llegado.
Nota del 26 de marzo de 1976. Henry Kissinger recomienda no hacer un "boicot" a la dictadura anteponiendo beneficios económicos. Documento en archivo personal de Marcelo García.
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Una semana después del golpe militar, el embajador Hill -extremadamente optimista- envía una evaluación de siete páginas sobre la nueva Junta militar. Informa que el jefe de la Junta, el general Jorge Videla, "está al menos por el momento en una posición lo suficientemente fuerte como para mantener a raya a los intransigentes e imponer un enfoque moderado".
Hill concluye: "Este fue probablemente el golpe mejor ejecutado y más civilizado de la historia argentina. También fue único en otros aspectos. Estados Unidos no ha sido acusado de estar detrás de él, excepto por Nuestra Palabra, el órgano del PCA. La Embajada espera mantenerse de esa manera".
"El gobierno de Estados Unidos, por supuesto, no debería identificarse demasiado con la Junta, pero mientras el nuevo gobierno pueda adoptar una línea moderada, el gobierno de Estados Unidos debería alentarlo examinando con simpatía cualquier solicitud de asistencia", se lee en la nota.
También decía Hill que “lo alentador (para los Estados Unidos) además de la conducta del gobierno en sí mismo, ha sido la reacción popular. La mayoría de los argentinos se han alegrado de liberarse del patéticamente incompetente gobierno de la señora de Perón, pero no han salido a las calles ni a aplaudir a los militares ni a abuchear a los Peronistas. Ellos aprueban lo hecho por las Fuerzas Armadas pero, sin embargo, mantienen sus saludables reservas del caso. Se han visto muchos otros gobiernos militares que han comenzado auspiciosamente y luego se han quedado en el camino. Los argentinos esperan que las cosas sean distintas esta vez y dan su apoyo. Pero nadie espera milagros y este es uno de los más maduros fenómenos que genera este gobierno” .
A principios de abril de 1976, el Congreso de los Estados Unidos aprobó una solicitud de la Administración Ford, escrita y apoyada por el Secretario de Estado Henry Kissinger, para otorgar 50 millones de dólares en asistencia militar al nuevo régimen militar argentino.
Reporte completo del embajador estadounidense Robert Hill, sobre "Halcones" y "Palomas" de la dictadura. 24 de marzo de 1976. Documento en archivo personal de Marcelo García.
La larga serie de documentos desclasificados, presentados EN EXCLUSIVA por DIARIO 26, demuestran que los golpistas de la Junta Militar que copó el poder el 24 de marzo de 1976, habían logrado plegar a su bando al mismísimo Gobierno de los Estados Unidos encabezado por el presidente Gerald Ford. La Administración norteamericana, alentaba fuertemente la lucha contra la izquierda en Occidente y, con ese marco, la dictadura fue un gran paredón de contención en favor de sus propios intereses.
La libertad y la democracia quedaban -según las conveniencias de unos y otros- momentáneamente de lado.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
Twitter: @mdGarciaOficial
Nota: El artículo no expresa ideología política. Solo investigación histórica.
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