Mientras la Junta tomaba el poder, los representantes diplomáticos estadounidenses informaban a Washington del estado de situación y recomendaban complicidad.
La embajada de EE.UU. y el golpe militar. Fotos: AGN/Canal26.
El 29 de Marzo de 1976, apenas cinco días después de producirse en Argentina el sangriento golpe cívico/militar que catapultó a la Junta Militar como mano ejecutora del tristemente célebre "Proceso de Reorganización Nacional", la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires emitía un extenso telegrama previamente aprobado por Robert C. Hill, quien por aquel entonces era representante diplomático del gobierno norteamericano (cuyo presidente era Gerald Ford).
La nota iba dirigida, con carácter de "Prioridad" directamente al Departamento de Estado de los Estados Unidos, y a lo largo de sus páginas dejaba en claro a Henry Kissinger (Secretario de Estado norteamericano) la postura del embajador estadounidense sobre los hechos sangrientos que se estaban desarrollando en la Argentina desde el fatídico 24 de Marzo de 1976. Y claro que el diplomático... daba sus recomendaciones para plegarse a los usurpadores del poder.
La Administración Ford estaba debidamente al tanto de los movimientos sediciosos planeados por una cúpula militar que -para ese momento- era una auténtica olla a presión y que se sentía con las manos libres y luz verde tras el decreto que la derrocada presidenta María Estela Martínez de Perón había firmado poco tiempo antes con el objetivo de organizar las Fuerzas Armadas y de Seguridad en su lucha contra las organizaciones guerrilleras que tenían en jaque al país. Solo dos de ellos, el primero limitado a la provincia de Tucumán, y el último a nivel nacional, establecían de manera clara y directa la orden de "aniquilar el accionar de los elementos subversivos". (1)
Henry Kissinger, Jorge Rafael Videla y Raúl Castro, embajador de la dictadura en Estados Unidos. Foto: AGN.
El primero de esos decretos (Nº261/75) tenía estampada la firma de la presidenta y sus ministros, y fue dictado el 5 de febrero de 1975 activando el "Operativo Independencia", para combatir el foco insurreccional de la norteña Provincia de Tucumán. Los otros tres decretos (Nº 2770/75, el 2771/75 y 2772/75) fueron del 6 de octubre de 1975 y firmados por el presidente provisional del Senado -en ejercicio de la presidencia por licencia de la presidenta María Estela Martínez de Perón- Ítalo Luder y los ministros, y se pensó para establecer los caminos institucionales para conducir la "lucha contra la subversión", a través de la formación del Consejo de Seguridad Interna, por el Presidente de la Nación.
Las Fuerzas Armadas y los grupos policiales y parapoliciales sintieron que tenían el camino definitivamente allanado y con esos decretos militarizaron todo el país. Fue esa la llave de la que se valieron para -a su antojo- abrir las puertas del infierno y el horror activando un proceso que fue la máxima expresión del terrorismo de Estado contra organizaciones subversivas y contra activistas políticos, sindicales, religiosos, comunitarios y de defensa de los derechos humanos. Han sido muchos los militares -luego condenados por delitos de lesa humanidad- los que invocaron arbitrariamente esos decretos de aniquilamiento como una orden del Poder Ejecutivo constitucional, para proceder a la tortura, secuestro y ejecución sin juicio de miles de personas.
Personas detenidas en las calles por la dictadura. Foto: AGN.
Con este marco, y en pleno auge del denominado "Plan Cóndor" con el que desde los Estdos Unidos se fogoneó el ascenso al poder de militares y dictaduras de derecha en toda América Latina, el Gobierno norteamericano fue clave para alentar a los sediciosos argentinos en su escalada violenta contra -entre otras cosas- el marxismo. Robert Hill era desde 1974 el embajador estadounidense en Buenos Aires, y ha sido una pieza clave en el entramado de sociedades ocultas que avalaron el accionar de los militares que terminaron copando el poder de facto en la Argentina aquel fatídico 24 de marzo de 1976.
Hill (y toda la plana mayor de la política norteamericana del presidente Ford para abajo) no se ponía colorado a la hora de hablar maravillas de Jorge Rafael Videla, presidente golpista designado por la Junta. Tampoco faltaron las loas al equipo económico encabezado por José Alfredo Martínez de Hoz y las "tranquilizadoras" referencias sobre las promesas de cuidado tratamiento de las inversiones norteamericanas en Argentina. Los estadounidenses había generado un dossier que hasta entonces tenía 44 páginas, con todo el detalle de la transcripción de los encuentros y las conversaciones previas al golpe de Estado en Argentina, con ayuda -no tan- encubierta de los Estados Unidos. Sin embargo, aún había más hilo en el deshilachado carretel, y desde la embajada norteamericana en la Capital argentina se redactó un nuevo paper de 7 carillas, con un ajustado resumen de los hechos y las "recomendaciones" de Hill a Washington para unirse con reparos al bando sedicioso. (2)
Robert Hill, embajador de EE.UU.: en su despacho y en el momento de su jura en 1974. Foto: AGN.
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1. Resúmen. "Es demasiado pronto para hacer predicciones firmes sobre el éxito final del experimento de gobierno emprendido por las Fuerzas Armadas el 24 de marzo. Aun así, con Videla ahora nombrado presidente y su nuevo gabinete ahora nombrado, tal vez sea un momento conveniente para informar varias conclusiones a corto plazo: a) Videla está, al menos por el momento, en una posición lo suficientemente fuerte como para mantener a raya a los intransigentes e imponer un enfoque moderado; b) Es probable que los terroristas mantengan un perfil relativamente bajo durante las próximas semanas, especialmente en vista del hecho de que las fuerzas armadas han lanzado una campaña masiva contra ellos; c) El nuevo gobierno aún no ha presentado su programa económico completo, pero la evidencia del enfoque hasta el momento es alentadoramente pragmática y deliberada, y d) una vez que el gobierno comience a imponer un programa de austeridad, la reacción laboral puede endurecerse, pero hasta ahora ha sido casi inexistente; de hecho, el ausentismo dejó de ser un problema casi al día siguiente del golpe. El gobierno de los Estados Unidos, por supuesto, no debe identificarse demasiado con la Junta, pero mientras el nuevo gobierno pueda adoptar una línea moderada, el gobierno de los Estados Unidos debe alentarlo examinando con simpatía cualquier solicitud de ayuda".
2. Resumen final. El golpe de Estado que culminó en la madrugada del 24 de marzo ya puede juzgarse definitivamente de carácter moderado. En sus primeras declaraciones los tres miembros de la Junta indicaron que habían tomado el poder sólo para salvar al país y que su toma no estaba dirigida a ningún grupo o sector. No atacaron la memoria del general Perón, ni dijeron nada despectivo del peronismo ni de ningún otro partido. Han detenido a algunos altos funcionarios como Raúl Lastiri, Julio González y el gobernador Carlos Menem, a quienes se cree culpables de prevaricación o abuso de poder y han acorralado a un buen número de presuntos terroristas. Pero ahora está claro que no ha habido arrestos masivos. Nadie ha sido puesto contra la pared y nadie ha sido jalado simplemente porque era peronista o porque sirvió en el último gobierno. A la mayoría de los congresistas, gobernadores y otros funcionarios depuestos simplemente se les ha dicho que se vayan a casa.
La propia señora Perón está bajo custodia, pero claramente la Junta no tiene la intención de hacer de ella una mártir. Si hay una investigación de sus actividades cuestionables, probablemente será justa, y si es declarada culpable, es probable que su sentencia no sea más que el exilio. De hecho, a muchos en el ejército les gustaría ponerla en un avión a Madrid incluso sin una investigación".
3. Varios partidos de extrema izquierda, en su mayoría de orientación trotskista y maoísta, han sido prohibidos, pero los estatutos de otros partidos, incluido el Partido Comunista ortodoxo, siguen vigentes. La actividad política se suspende temporalmente y los distintos partidos han tenido que retirar carteles y consignas de sus sedes. Sin embargo, sus organizaciones están intactas y varias de las fuentes de la Embajada dentro de los partidos han expresado la esperanza de que la actividad política limitada pueda reanudarse dentro de seis meses más o menos.
4. Antes del golpe, había temores de que los comandantes de línea dura en el campo pudieran exceder sus órdenes y disparar o arrestar arbitrariamente a cualquier dirigente obrero, peronista o de izquierda que no les gustara. Como se indicó anteriormente, sin embargo, esto no sucedió. Videla y sus colegas moderados mantuvieron a raya a los halcones. Además, la suavidad con que se llevó a cabo el golpe y la forma en que fue aceptado por el pueblo contribuyeron mucho a realzar la imagen de Videla. Probablemente, al menos durante los próximos meses, por lo tanto, su posición en relación con la de los intransigentes será abrumadora. Es muy poco probable que alguno de ellos intente moverse en su contra. Si lo hicieran, perderían. Así, por ahora, las políticas moderadas de Videla parecen seguras.
5. Si defenderse de los halcones era la primera preocupación de Videla, enfrentarse a los terroristas era la segunda. De hecho, en orden de importancia, el segundo supera al primero, pero el nuevo gobierno necesitaba una base política firme para enfrentar efectivamente a los terroristas y, por lo tanto, su primer pensamiento tenía que ser la unidad institucional. Con eso ahora asegurado, al menos por el momento, las fuerzas armadas han lanzado un esfuerzo nacional contra los terroristas. Muchos presuntos terroristas han sido detenidos. Se están realizando búsquedas generalizadas y los bloqueos de carreteras cambiantes han resultado en la captura de varios guerrilleros en Córdoba y en otros lugares.
6. Por su parte, es probable que los guerrilleros continúen con algunas operaciones de golpe y fuga, como el asesinato de un comisario de policía hoy, pero probablemente mantendrán un perfil bastante bajo durante las próximas semanas. Tácticamente, es probable que deseen controlar el terreno y esperar a que los militares bajen la guardia. Estratégicamente, probablemente esperan que la opinión popular comience a moverse en contra del gobierno militar dentro de unas pocas semanas. Sin embargo, es posible que tengan que volver a calcular, ya que hasta ahora los militares no se han comportado de la manera represiva que los terroristas parecen haber esperado. Si Videla puede mantener su curso moderado, los guerrilleros pueden sorprenderse al descubrir dentro de varias semanas que el gobierno continúa disfrutando del apoyo popular.
7. Tan acuciante como el problema del terrorismo es el de la economía. El gobierno aún no ha tenido la oportunidad de presentar su plan, pero el equipo económico ahora está en su lugar y se ve impresionante. Los contactos que la Embajada ha tenido hasta el momento con el Ministro de Economía Martínez de Hoz y algunos de sus asistentes indican que tienen una comprensión firme de los problemas y se espera que tengan un enfoque práctico para su solución. El análisis detallado del programa económico seguirá tan pronto como sea posible.
8. Tan alentadora como la actuación del nuevo gobierno hasta ahora ha sido la reacción de la gente. La mayoría de los argentinos se alegraron de haberse librado del gobierno patéticamente incompetente de la señora Perón. Pero no se lanzaron a las calles a vitorear a las fuerzas armadas ni a mofarse de los peronsitas. Aprueban lo que han hecho las fuerzas armadas, pero tienen algunas sanas reservas. Han visto a gobiernos militares comenzar mucho antes, solo para fracasar más adelante. esperan que este sea diferente y en este punto están dispuestos a dar su apoyo. Pero nadie parece esperar milagros, y ese es uno de los fenómenos más maduros de este golpe.
9. Incluso el trabajo hasta ahora está inactivo. El ausentismo, por ejemplo, desapareció como problema principal el 25 de marzo. Muchos líderes sindicales han hecho las paces con los militares y están dispuestos a cooperar. Por su parte, la Junta ha manejado con inteligencia Laboral y con prudencia. Algunos de los líderes sindicales más corruptos han sido arrestados, pero la mayoría de los líderes se han quedado solos. La CGT está intervenida pero la mayoría de los sindicatos dentro de ella funcionan más o menos normalmente. Sin embargo, la crisis aún no ha llegado y no llegará hasta que el gobierno presente su programa económico y comience a imponer medidas de austeridad.
10. Posición de Estados Unidos.
Este fue probablemente el golpe mejor ejecutado y más civilizado de la historia argentina. También fue único en otros aspectos. Los Estados Unidos no han sido acusados de estar detrás de esto, excepto por "Nuestra Palabra", el órgano de la Partido Comunista Argentino. La embajada espera que siga así. Claramente, no debemos identificarnos demasiado con la Junta. Eso no sería bueno ni para ellos ni para nosotros. Sin embargo, los mejores intereses de Argentina, y los nuestros, están en el éxito del gobierno moderado que ahora dirige el general Videla. Tiene la oportunidad de unir nuevamente a Argentina, detener el terrorismo y poner en marcha la economía. Su gobierno, además, se ha comprometido a resolver rápidamente nuestros diversos problemas de inversión (Exxon, Chase Manhattan, Standard Electric, etc.) y propiciar un mejor clima en general para la inversión extranjera. De fracasar el gobierno de Videla, eso podría por un lado abrir la puerta a los intransigentes, que devolverían a la Argentina a la polarización del pasado que, siendo más nacionalistas que los moderados, no tomarían una actitud tan favorable hacia Estados Unidos y Estados Unidos. inversiones de los estados. Por otro lado, el fracaso de Videla también podría traer condiciones para que la extrema izquierda tenga la oportunidad de hacer una apuesta por el poder, lo que claramente iría en contra de todos nuestros intereses.
Así, mientras debemos movernos discretamente y mantener nuestra distancia, también debemos, mientras el gobierno de Videla mantenga un rumbo moderado, mirar con simpatía cualquier solicitud de ayuda que nos pueda dirigir". (3)
Firmado: Hill
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Lo expresado en este documento es sin lugar a dudas una inocultable declaración de principios de parte del Gobierno norteamericano, y una muy particular manera de defender las democracias, el estado de derecho y las libertades individuales en el marco de sus políticas de relaciones exteriores.
Los militares golpistas argentinos no podrían haber logrado sus oscuros objetivos por sí solos. Queda demostrado.
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Twitter: @mdGarciaOficial
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