El doctor radicado en Francia, reflexionó acerca de la pandemia, la forma de terminar con el confinamiento, el impacto oculto del aislamiento, la aparición de “profetas” ante el temor a la enfermedad y la muerte.
Por Canal26
Lunes 18 de Mayo de 2020 - 12:54
Pablo Goldschmidt.
El doctor Pablo Goldschmidt habló sobre su visión sobre la propagación de la pandemia de coronavirus. Y reiteró que “al día de la fecha” no se sabe cómo se generó.
Desde años ya se había claramente comunicado que la neumonía disparada por los virus respiratorios afectaba de forma severa a personas con enfermedades cardíacas o pulmonares. En diálogo con Infobae, el especialista dejó una serie de reflexiones.
“El tratamiento científico y mediático de la infección por Covid 19 provocó una neta contracción de la democracia y un aumento cualitativo del autoritarismo, sobre todo en los estados que aprovecharon para poner en práctica leyes liberticidas”, comentó en su artículo.
Sobre la información difundida, explicó: “La idea que las citocinas estaban implicadas en las complicaciones pulmonares de las infecciones por virus respiratorios, o que el sistema de proteínas del Complemento fabricadas en el hígado intervenían en la agravación de ciertas personas gravemente afectadas, fue emergiendo. De este modo, el saber biológico, que había sido dejado de lado durante años, maravillaba a los colegas entrenados para repetir que la clínica era soberana. Así, la implicación de los fenómenos de microcoagulacion por factores intrínsecos y el uso de antimediadores biológicos de la inflamación llegó a ser una temática aceptada y practicada en los contextos extra-mesada de los laboratorios.”
En lo que respecta al grado de transmisión del virus, comentó: “La infección por el Covid 19 puso de manifiesto la dinámica sorprendente del rol que jugaron los eventos de superdifusión, o sea la supercontaminación de la población y la transmisión nosocomial a los trabajadores de la salud que no disponían de barreras de protección contra los virus respiratorios. En ese orden de cosas, al analizar unos 7,324 casos fuera del foco inicial de la provincia de Hubei, se pudo determinar que la contaminación se produjo en interiores, principalmente en apartamentos, con lo que el confinamiento de personas hacinadas en espacios reducidos generaría un efecto perverso. En Nueva York se señaló que el espacio confinado del subterráneo fue probablemente uno de los mayores elementos que participaron en la difusión del virus respiratorio Covid 19. Sin embargo, siguiendo recomendaciones de expertos en cálculos y previsiones epidemiológicas, más de 3.000 millones de seres humanos fueron obligados a quedar encerrados en lo que se denominó confinamiento, y por razones que iban más allá de la virulencia propia del agente infeccioso. El confinamiento no fue decidido por las características propias al agente patógeno aislado en China, sino que se impuso por los riesgos de saturación de los servicios hospitalarios y por la falta de máscaras de protección del personal y de la población expuesta a virus respiratorios. Así, de un día para el otro, salir del domicilio se transformó en un delito, que en algunos países se sancionó con multas y en otros hasta con la prisión.”
La situación de los geriátricos en España alertó al resto del mundo y dijo: “Pocos días después de que comenzara el encierro impuesto a toda la población, los miembros de las fuerzas armadas de España fueron llamados como refuerzo para desinfectar varios centros geriátricos. Según las estadísticas, más del 70% de los aproximadamente 373,000 lugares disponibles en los hogares para personas mayores pertenecen a grupos privados de inversores europeos, y frente a esta situación inaceptable, la región de Madrid tuvo que tomar el control de 13 de estas empresas en situación crítica. Considerando lo antedicho, el rol directo de la infección por Covid-19 en los índices de mortalidad (aumento del 40% comparando periodos de años anteriores) requiere ser aclarado, sabiendo que un número importante de residentes de esas instituciones no estaban medicados de forma apropiada, y/o faltaba personal y equipos de protección. Por otra parte, persiste la duda sobre la exactitud de las causas de deceso en las personas en las que no ha habido pruebas biológicas o radiológicas que confirmen la presencia del Covid-19.”
Respecto a los test y su utilidad, comentó: “A la fecha, los tests que se utilizan detectan en un número importante de personas la presencia de inmunoglobulinas circulantes anti Covid 19. Sin embargo, debe señalarse que existen limitaciones de estos dispositivos y persiste la duda si este tipo de útil será la piedra angular en la que se apoyaran las futuras decisiones políticas. Entre los puntos críticos de los tests inmunológicos disponibles al dia de la fecha, las performances no se han evaluado masivamente en la población general versus la población con infección documentada. Ahora, suponiendo que la sensibilidad de los tests disponibles supere el 98% y que se conozca el límite de detección de anticuerpos, deben conocerse los riesgos de reacciones cruzadas con otros coronavirus. Además, como para cualquier otro marcador inmunológico, es necesaria la validación de los tests con muestras de personas con enfermedades autoinmunes, con muestras en las que se detecten factores reumatoides circulantes, así también como en las personas que produzcan crioglobulinas, infectadas o no con el virus de la Hepatitis C. En muchos casos, estas muestras alteran la interpretación de todos los tests serológicos, por lo que requieren pre tratamientos específicos por parte de profesionales entrenados. Además, no habiéndose establecido claramente el periodo ventana entre la infección y la síntesis de anticuerpos detectables, en el estado actual de los conocimientos, la toma de decisiones con estos tests podrá requerir determinaciones repetidas hasta que se conozca la cinética de producción de anticuerpos.”
Sobre su opinión sobre las máscaras y elementos de protección, comentó: “Frente a cualquier virus o bacteria patógena a tropismo respiratorio, proporcionar máscaras a la población sana al comienzo de un brote (con prioridad indiscutible para los ancianos y para el personal en contacto con personas a riesgo de complicaciones) es la mejor recomendación para reducir el número de casos severos y de muertes. Los países que no pusieron mascaras a disposición de la población ni del personal expuesto, el numero fue superior (Francia: 1152; España 2983 e Italia: 2251). Aunque este análisis haya sido retrospectivo, es decir con un nivel de evidencia bajo, el interés de oponer barreras mecánicas de calidad certificada a la entrada de agentes infecciosos al árbol respiratorio queda puesto de manifiesto).”
El lo que respecta la salida de la cuarentena, comentó: “Conceptualmente, la filosofía del desconfinamiento se basó en torno a los gobernadores y los intendentes, como entes que decidirán si desconfinan o no y cuando. Ahora, el trasfondo de este proceso inquietó en sobremanera a las autoridades locales y regionales, ya que frente a los ciudadanos, y frente a cualquier juez, la responsabilidad civil y penal de los representantes locales estaría comprometida por poner en peligro la vida de otros. De ahí que la difusión de los procedimientos de desconfinamiento haya sido sujeta a innombrables críticas, y se espera que quede claro que el estado es soberano y que no dejará en manos de los representantes locales las consecuencias que se presentaren frente a los tribunales en caso que sean juzgados a posteriori, juzgados no por lo que hicieron sino por lo que deberían o no deberían haber hecho. Frente a esta situación, pareciera que decidir desconfinar o decidir mantener el confinamiento sean las dos decisiones incorrectas, y muchos pensadores han considerado que el enfoque del desconfinamiento puede llevar a transformar al estado de derecho en una dictadura judicial, donde se acuse, se juzgue y se condene por un saber incompleto que en el momento de la toma de decisiones estaba en gestación. Aquí, parece retomar vigor el discurso en Harvard de 1978, en el que Solzhenitsin expresó que “la vida imbuida de relaciones legales creará una atmósfera de mediocridad moral que sofocara lo mejor de la humanidad”.
El impacto de la cuarentena: “Tanto en los países confinados como en los no confinados, numerosas discusiones siguen abiertas para conocer el real impacto del encierro obligatorio o cuarentena, como única respuesta a la improvisación de las administraciones sanitarias (falta de máscaras y camas en los servicios de terapia intensiva), sobre todo por las consecuencias en la clase trabajadora. De ahí que el interés del confinamiento como defensa contra la infección por un virus respiratorio fue contrastado con los riesgos de desempleo masivo, el aumento de la violencia doméstica, el desencadenamiento o la agravación de trastornos mentales, el abuso infantil, y el empeoramiento y las muertes que puede haber provocado el retraso en el diagnóstico y el tratamiento de numerosas patologías. Desde ya que nadie ha negado la necesidad de proteger a la ciudadanía contra los riesgos de las infecciones respiratorias, sobre todo con elementos de probada eficacia, pero en la vorágine del pánico, no hubo espacio para delimitar el riesgo a la enfermedad, frente a la duda de cuántos cánceres y cuantas patologías sensibles a tratamientos no pudieron ser detectadas ni tratadas oportunamente durante el período en que todos los recursos de salud se concentraron en esperar la llegada de personas infectadas por el Covid 19. De todas maneras, la confrontación de datos entre territorios confinados y no confinados no ha permitido a la fecha establecer claramente la validez de una u otra actitud.”
Al finalizar concluyó sobre el miedo generalizado que despertó esta pandemia: “En los últimos 3 meses, los televisores y las radios do inundaron día y noche las almas de la población mundial, anunciando recuentos de muertes provocadas o imputadas a veces sin pruebas de la implicación directa del Covid-19. Todo sucedió como si los medios descubrieran y recordaran durante las 24 horas del día, que los seres humanos somos mortales. Poco a poco, el monopolio sanitarista llegó al clímax de la información en continuo durante varias semanas, haciéndonos entrar en una era de salud responsable, era geológica en la que el supremo y único valor es la fantasía de la eternidad vital. En este 2020, la humanidad fue llevada a aceptar que lo único necesario, vital e importante es asegurarse del acceso a buenos centros de salud con buenos profesionales y bien equipados, con buenos sistemas de protección social, pero con la ilusión oculta que sin un pensamiento crítico se puede hasta esconder el miedo a la muerte.”
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