Se trata de Cristian Castrichini, un alto oficial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Cumplía servicio en el aeropuerto de Ezeiza para contener la propagación del virus cuando dio positivo.
Por Canal26
Lunes 8 de Junio de 2020 - 13:31
Cristian Castrichini. Donación de plasma.
Su vocación de servicio pudo más que cualquier otra cosa y quedó expuesta en dos oportunidades durante esta pandemia. En un momento sanitario que será histórico, el Comisionado Mayor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Cristian Castrichini, se ocupó de garantizar la seguridad en los aeropuertos cuando llegaban al país los vuelos de repatriación autorizados por el Gobierno.
En cierto momento de esos operativos llevados adelante, y a pesar de haber respetado todas las medidas de prevención, contrajo el virus del COVID‑19.
Castrichini reside en Córdoba con su familia. Estuvo allí, en su casa, hasta que, en febrero, lo designaron como subjefe en la Unidad Regional I de la PSA, que comprende la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. Vino entonces a trabajar en Ezeiza y estuvo en la primera línea de la acción mientras llegaban los repatriados, provenientes de países muy afectados por el virus. El oficial participó intensamente de los operativos de recepción hasta fines de marzo. Luego le dieron una licencia y se volvió a Córdoba, con su familia, unos 10 días, sin saber que estaba contagiado.
Concretó el viaje hasta su casa cordobesa con otros dos compañeros. "Tenía cierta incomodidad para respirar, en un comienzo creí que era por el cambio de clima. Pensé que se debía a la humedad de Buenos Aires que estaba dejando atrás", se confundió.
Disfrutó de ese descanso con su familia y, antes de regresar a Buenos Aires para retomar sus funciones, le hicieron un chequeo en el que le detectaron bronquitis. Castrichini cumplió con el tratamiento y antes de salir de Córdoba otra vez, se sometió a un último control.
El momento de recibir el diagnóstico:
Jamás tuvo fiebre, ni tos. "En los días previos, yo había perdido el olfato. Mi señora me había hecho oler un perfume nuevo de los chicos y me di cuenta de que no sentía nada", señala el oficial. Ese detalle que comentó en la consulta médica que hizo en Córdoba, llevó a la realización de un Test COVID-19.
Cuando se enteró del positivo, se puso mal. "La preocupación más grande fue lo familiar. ¡Había estado unos 10 días en casa con mi familia!", remarca. Por suerte su esposa y sus tres hijos dieron negativo. Los compañeros de viaje, también.
Encerrado en su casa:
El aislamiento fue domiciliario. Se mudó a la habitación de uno de los hijos y un baño quedó destinado para él. "Estaba todo el día adentro de la habitación. Comía aparte, tenía mis propios cubiertos. El impacto fue terrible para los chicos, no terminaban de entender", cuenta. "Fue duro escucharlos dentro de la casa y no interactuar con ellos. Estuve 18 días así", suma el relato.
Lo peor era la incertidumbre a la que se enfrentaba. Se comunicaba permanentemente con el Ministerio de Salud y su médico personal. "¿Me voy a complicar? ¿Me va a faltar el aire? ¿Me van a internar? y nadie sabía decirme nada con exactitud", relata Castrichini.
Su esposa, sus compañeros y sus jefes lo tranquilizaban y lo acompañaban del modo que fuera. Pero los vecinos fueron otro tema. Varios se solidarizaron, pero otros le hicieron pasar situaciones incómodas. Incluso la familia pasó el aislamiento con un policía en la puerta.
Después de todo lo sucedido, se curó. "Hace dos semanas que ya estoy trabajando normalmente en Buenos Aires. Otra vez distanciado de mi familia. Nunca tuve la intención de haber contagiado a nadie. Por suerte no pasó", afirma Castrichini que mantiene todos los cuidados porque tampoco descarta las posibilidades de recontagio.
La donación de plasma:
Es una práctica consiste en extraer plasma de la sangre de una persona que tuvo coronavirus y se recuperó con el objetivo de tomar los anticuerpos que su sistema inmunológico creó para neutralizar la enfermedad y luego transferirlos en dosis a pacientes que cursen la enfermedad.
El método se aplica en la provincia de Buenos Aires desde hace tres semanas con “muy buenos resultados”, según confirmó Nora Etcheni que, directora provincial del Instituto de Hemoterapia bonaerense. El procedimiento se aplica en pacientes leves como en aquellos que se encuentren en estado crítico.
"Yo lo tenía pensado desde el primer momento. Somos pocos los que nos recuperamos y tenemos los anticuerpos en el plasma. Pienso que debería ser obligatorio. Si bien hay un compromiso institucional de incorporarnos a este proyecto nacional, también propuse que todos los oficiales de la PSA nos ofreciéramos voluntariamente", describe.
La donación se concretó en el Hospital El Cruce, de Florencio Varela. "No es invasivo, no se siente absolutamente nada", destaca el oficial.
Con él, ya son seis oficiales de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que donaron su plasma. Esta semana, espera sumar otros seis voluntarios.
Desde esta semana, llegarán a Ezeiza otros 13 vuelos de repatriación con argentinos que quedaron varados por la pandemia y el cierre de fronteras desde distintas partes del mundo. Y ahí estarán los que trabajan en Ezeiza para organizar la llegada, en un frente de riesgo, pero dispuestos a ayudar.
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