Los motores de la mayoría de las relaciones son responsabilidad, confianza y deseo, pero ¿qué pasa cuando todo esto es traicionado? Enterate qué hay en la mente de los infieles y cómo ese comportamiento puede afectar psicológicamente a una persona.
Aunque la sociedad evolucione y los vínculos amorosos se transformen, pareciera que hay un patrón de comportamiento que no se puede dejar atrás: la infidelidad. Es decir, el quiebre de un compromiso de exclusividad entre parejas que en la actualidad está muy normalizado, pero que tiene un gran impacto psicológico en los implicados.
Ser infiel a una pareja puede empezar con una pequeña mentira que va en ascenso y termina por destruir la confianza de la relación. Pero, si una persona ya no quiere mantener un vínculo con otra, ¿por qué elige el engaño, en vez de separarse y vivir en libertad?
El comportamiento de los infieles tiene “una explicación psicológica”, ya que existen ciertos perfiles de comportamiento que son muy comunes entre estas personas, advirtió a Canal 26 la licenciada en psicología y especialista en vínculos, Sol Buscio (MN 71.160). La profesional señala que la infidelidad es una causa típica de las rupturas de pareja.
La psicología del infiel
Si bien la experta afirma que estos comportamientos no son universales, lo que sí podemos encontrar son ciertas características básicas que se repiten en los perfiles de quienes engañan a sus parejas.
Las personas infieles se caracterizan por “la búsqueda de sensaciones”, es decir, “la necesidad de experimentar emociones intensas en determinados momentos” y tener revitalizantes subidones de adrenalina.
"Es fundamental tener en cuenta los modelos familiares", afirma la licenciada en psicología y especialista en vínculos, Sol Buscio (MN 71.160).
Buscio sostiene que al momento de vincularse emocionalmente con alguien, es fundamental tener en cuenta sus modelos familiares, ya que desde casa aprendemos a relacionarnos y a tratar a los demás. “Dentro de estas conductas también está la infidelidad”, señala.
La licenciada en psicología explica que “la manera en que construimos nuestro apego es clave” y que, generalmente, se encuentra tendencia a la infidelidad en aquellas personas que tienen un apego inseguro, porque “no tuvieron una base segura con sus cuidadores nucleares”, es decir, su padre y madre.
Otra característica de los infieles que destaca Buscio es que estas personas “tienen la necesidad extrema de reafirmarse a través del otro” y “necesitan sentirse extremadamente deseados”.
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Aunque cultural y socialmente la monogamia sea la norma, las personas crean sus propios contratos sexoafectivos y se lanzan al juego de la seducción entregando sentimientos, tiempo, confianza y autoestima a un otro que tal vez no está tan seguro y carece de responsabilidad afectiva.
“El infiel, es infiel porque así quiere serlo”, asegura Buscio. Según explica, algo que nos diferencia de los animales es que tenemos la capacidad para razonar y tomar decisiones, y no hacernos responsables de nuestros propios actos es una decisión: no hay lugar para las excusas.
Asimismo, remarca que las personas infieles carecen de responsabilidad afectiva y son gobernados por la cobardía y el miedo a tomar decisiones o resolver sus conflictos internos, por lo que, al no enfrentarse a estos sentimientos, terminan engañando a sus parejas.
En este sentido, Buscio advierte que a veces “el amor y el deseo no van de la mano”, pero que en otras ocasiones podemos amar mucho a una persona y desear a otra. Lo importante en estas situaciones -señala- es lo que decidamos hacer con ello y si preferimos ser sinceros o lastimar al otro.
Frente a estos difíciles y dolorosos momentos, la licenciada en psicología destaca la importancia de escucharse a sí mismo y analizar el panorama con cuidado, teniendo en cuenta que “cada decisión que tomamos implica una pérdida y una ganancia” y que se debe elegir lo que sea más importante para cada uno.
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Probablemente, cuando pensamos en la infidelidad, lo primero que se nos viene a la cabeza en la traición física, es decir, nuestra pareja compartiendo tiempo o teniendo relaciones sexuales con alguien más. Sin embargo, lo que pasa detrás de estas dramáticas escenas mentales, es un profundo dolor emocional por la traición de la confianza.
¿Cómo volver a confiar, si quien decía querernos rompió nuestro acuerdo y nos lastimó? Tras ser víctimas de una infidelidad, algunas personas logran sanar y salir adelante, pero otras viven el duelo con mucho desgarro y hasta pueden llegar a sufrir trauma, explica Buscio.
Si bien el impacto psicológico de la infidelidad dependerá del estado de cada persona, la traición de una pareja puede afectar la autoestima, la manera en la que se percibe la vida, las relaciones y los celos, destaca la especialista en vínculos.
Superar esta situación tan dolorosa puede volverse un desafío para algunos, ya que el camino a la sanación no es lineal. Pasado un cierto periodo de tiempo, los engañados pueden sentirse en la obligación de dejar atrás el pasado, pero continúan cargando con el enojo, la angustia, el rencor y otras emociones negativas que están ligadas al momento de la traición.
Estas emociones intensas y agobiantes son una clara señal de que el engañado “debe seguir sanando” y trabajar las bases de su autoestima para salir adelante, señala la licenciada en psicología.
Según Buscio, el “altísimo” peso que tiene la infidelidad en la sociedad, los mandatos, la carga familiar y el estado anímico de las personas engañadas, juegan un rol fundamental en el proceso de duelo y pueden potenciarla para sanar o retrasar dicho desarrollo. Todo dependerá de los recursos que cada uno tenga para afrontar la situación.
Tras vivir una infidelidad, la especialista en vínculos aconseja a los engañados profundizar en las ganancias y pérdidas que les dejó la traición, transformando las creencias sobre las relaciones, el cariño y el afecto de un modo funcional para sus vidas.
El fin de un amor no es el fin de la vida. Si bien estas situaciones son desgarradoras emocional y psicológicamente, también son el primer paso para la transformación y el fortalecimiento interno, para conocer nuestros deseos, reconocer nuestro valor y atraer a quienes están dispuestos a querer con responsabilidad y amor.
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