La situación económica derivada de las políticas del Gobierno, forzaron al presidente a adoptar medidas para tratar de revertir su mala imagen y su posible derrota electoral en octubre.
Por Canal26
Domingo 14 de Abril de 2019 - 19:17
El clima político de la Argentina está caldeado en la antesala de las elecciones 2019 y cada protagonista va moviendo sus fichas. Con este marco, el presidente Mauricio Macri advirtió que para derrotar a Cristina Kirchner hace falta mucho más que un paquete de causad en Comodoro Py. El Gobierno Nacional debe ajustar muchos temas, principalmente el de la crisis económica.
En este juego de fuerzas, la conclusión a la que se ha llegado es simple y sencilla: sin un programa de emergencia para minimizar el impacto del plan de ajuste, la ex presidenta podía derrotar a Macri y volver a la Casa Rosada.
El lado más pragmático de Cambiemos –gobernadores radicales, Rogelio Frigerio y Elisa Carrió— saben perfectamente de qué manera reacciona la sociedad argentina frente a la crisis económica.
Desde la oposición, Cristina Kirchner usa una estrategia electoral con la que relativiza sus procesamientos penales –también el supuesto encubrimiento de los terroristas de la AMIA—y machaca con sus medios periodísticos y sus operadores sobre un panorama económico que exhibe desempleo, alta inflación, pobreza y ausencia de inversiones.
Así, los gobernadores Gerardo Morales (Jujuy), Alfredo Cornejo (Mendoza), el ministro Frigerio y la diputada Carrió remarcan desde hace rato que la fórmula del Fondo Monetario Internacional (FMI) no alcanza para imponerse en la reelección presidencial. Este bloque político chocaba con la bajada de línea de Jaime Durán Barba, el gurú de Macri y Marcos Peña.
Cuando la caída de la imagen presidencial barrió por completo con la intención de votos de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, se inició una pelea en silencio y en las sombras en la casa de Gobierno. La gobernadora y el jefe de Gobierno propusieron una batería de medidas económicas que permitiera atenuar el plan de ajuste y recuperar la confianza social perdida.
Peña, Durán Barba y Nicolás Dujovne dijeron que no, que estaba todo bien, que el programa de déficit cero estaba bien planteado y que el presidente lograría la reelección en primera vuelta. Los números de la inflación de enero y febrero, los sondeos de Durán Barba y su equipo de expertos, confirmaron que con un ajuste económico no se ganan elecciones presidenciales.
Macri sabe que su imagen positiva cae sin atenuantes con la suba del dólar, el aumento de la inflación y el mayor costo de los servicios públicos mediante el tarifazo. Y esta ola de hechos macroeconómicos, que causaron la estampida de un alto porcentaje de su voto de clase media, es consecuencia directa de los acuerdos que su administración firmó con el directorio del FMI.
Macri oyó los planteos de los gobernadores Cornejo y Morales, de los diputados Emilio Monzó y Carrió, de sus amigos personales Vidal y Rodríguez Larreta y de sus ministros Frigerio y Dante Sica, pero sólo escuchó al gurú ecuatoriano cuando le este dijo que la economía complicaba sus sus chances de ser reelecto. Así el presidente perdió seis meses: mucho tiempo frente a una inflación que no cede (se espera 4 por ciento en marzo) y al crecimiento por goteo de la imagen electoral de Cristina Kirchner.
Más allá de las medidas específicas que Macri va a anunciar los próximos días, da la sensación de que lo más importante que sucedió en Gobierno es que el Presidente ahora aceptó escuchar a sus aliados en Cambiemos. Auqnue haya sido forzado por las circunstancias.
Entonces, la estrategia de campaña ya no será mostrar únicamente la situación procesal de Cristina, o exhibir las obras que se ejecutaron cuando el FMI no fijaba la política económica del ministro Dujovne.
La estrategia electoral además será una decisión política que compartirán todos los socios principales de Cambiemos, no sólo aquellos que trabajan en el primer piso de la Casa Rosada o ingresan sin cita previa a la quinta de Olivos.
Se puede suponer –ahora- que Macri tendrá más recursos políticos para recuperar lo que perdió en los últimos tiempos: una porción importantísima de la clase media que dejó de creer en su promesas y empezó a considerar a CFK cómo la solución a todos los males del país. Con toda el ala política comprometida en la toma de decisiones, incorporada a la mesa chica que administra el presidente y el jefe de Gabinete, la campaña electoral ya se ha transformado en una batalla política a muerte que dejará a un solo triunfador.
Por ahora, no hay mucha otra opción que Macri o Cristina.
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