“Basta de tonterías. Retomemos el camino del peronismo, a ver si viene algún criollo a gobernarnos”, dijo Juan De Stéfano, gran referente peronista durante una extensa entrevista.
Por Canal26
Domingo 31 de Octubre de 2021 - 18:31
Juan De Stéfano.
Juan De Stéfano es un gran referente del peronismo y una palabra autorizada en el espacio político creado por el General Juan Domingo Perón. Con la autoridad que le da su trayectoria, habló en una extensa entrevista exclusiva para Infobae con los periodistas Claudia Peiró y Facundo Giampaolo, que con su gentileza, aquí reproducimos en su totalidad.
Muestra con orgullo su carnet de afiliado a la Unión Obrera Metalúrgica en 1958 firmado por Augusto Timoteo Vandor, de quien fue discípulo y amigo. También lo fue de José Ignacio Rucci, que en parte gracias a su intervención llegó a la seccional San Nicolás donde empezó su ascenso. Las generaciones actuales conocen más a Juan De Stéfano por su trayectoria como dirigente futbolístico, en Racing. Pero antes de eso tuvo una larga militancia en el sindicalismo y en la Resistencia peronista. Fue secretario general de la Gobernación de Buenos Aires durante la gestión de Victorio Calabró.
Se emociona al recordar a Perón, “el hombre más importante que dio la política argentina, incomparable, irrepetible”. Por eso se alegró al escuchar la reciente profesión de fe ortodoxa de Cristina Kirchner y de Alberto Fernández -”por fin, por fin”-, y espera que esa reafirmación peronista se traduzca en un redireccionamiento de la gestión que apunte a resolver la crisis social, para que no vuelva “lo peor”, el liberalismo, Macri... De Stéfano no reniega de sus orígenes ni de sus amigos de aquellos tiempos. Reivindica a Herminio Iglesias y a otros como él, que actuaron en tiempos en que para estar en política había que tener mucho coraje. Y desmiente categóricamente la versión de Rodolfo Walsh sobre la muerte, en 1966, de Rosendo García, dirigente de la UOM.
En esta charla con Infobae, también lamenta que los dirigentes se hayan alejado de la gente y asegura que “el país de Perón y Balbín no era corrupto”. “El país se volvió corrupto en los últimos 30 años”, afirma.
— ¿Cuándo empezó usted a militar en el sindicalismo?
— Miren, en el 55 vino el golpe de la Fusiladora, bombardeo de Plaza de Mayo, fusilamientos, y todos los sindicatos fueron intervenidos. En el 57 se empezó a normalizar el país y también los sindicatos, y ahí apareció (Augusto Timoteo) Vandor, también Rosendo García, (José Ignacio) Rucci, (Paulino) Niembro. Toda una camada de dirigentes de la Unión Obrera Metalúrgica que era el gremio más importante. Yo nací en Avellaneda con Rosendo García y otro dirigente llamado Álvarez. Rosendo y Álvarez eran de SIAM y yo era de SIAT, una fábrica de caños, que era también de SIAM. Ahí empieza la carrera sindical de Vandor, de Rosendo y mía que duró muchos años.
— Todos de la UOM
— Sí. La Unión Obrera Metalúrgica fue lo que es Camioneros hoy. Éramos 300, 400.000 afiliados en todo el país. Y Vandor tomó una dimensión muy pero muy importante. Yo digo que fue en aquella época el dirigente más influyente del movimiento obrero. El más importante de aquel momento. Y eso que en Textil estaba (Andrés) Framini, que fue también muy importante. En Capital, había un dirigente municipal destacado, (Francisco) Pérez Leirós, socialista. Amado Olmos en Sanidad. El movimiento obrero de aquel momento era muy pero muy, muy importante. Íntegramente peronista. En esos años todos los dirigentes viajábamos a España con un solo objetivo: traer a Perón a la patria y encontrar el cadáver de Evita. Los dos ideales que movieron al movimiento obrero del 57 en adelante. Con idas y venidas, con traiciones, sin traiciones, con la resistencia; como ocurre en todo movimiento tan multitudinario. En ese movimiento obrero, Vandor fue una pieza fundamental. Conjuntamente con Rucci. Cuando Rucci se pelea con Vandor, Herminio Iglesias, que también era un dirigente muy importante de Avellaneda, y quien les habla, fuimos a ver a Vandor porque éramos muy amigos de Rucci. Rucci era un dirigente excepcional. Y logramos que lo mandaran de interventor a la Unión Obrera Metalúrgica de San Nicolás.
— Una seccional muy importante.
— Sí, y de ahí se hizo secretario general de San Nicolás y con el transcurrir de los años Lorenzo Miguel lo nombró secretario general de la CGT. A través de Herminio y de quien les habla, logramos que Rucci viajara a España. Fue el dirigente más leal a Perón y cuando Montoneros lo mató, no mataron a Rucci, mataron a Perón. Esa era la intencionalidad. Porque Perón vino a la Argentina exclusivamente por la decisión política gremial de Rucci. No tengan la menor duda.
— ¿Cuándo conoció usted a Perón?
— Lo conocí en el 73 en España. En la película La República perdida aparezco al lado de Perón, lo tengo acá en el móvil [muestra la foto]. Es una visita que le hicimos a Perón con un gran jugador de fútbol, Enrique Omar Sivorí, que era técnico de la Selección argentina. Jugaban Argentina y España, terminó el partido y los jugadores querían ir a visitar a Perón. Nos comunicamos con la AFA y hubo una orden terminante de [el presidente de facto, general Alejandro Agustín] Lanusse de que el plantel no podía ir a ver a Perón. Entonces fuimos Sivorí, un dirigente de Chacarita, Zuccotti, un periodista de Canal 7, y alguna persona más. Y lo fuimos a visitar a Perón a darle explicaciones, a decirle “mire General, Lanusse le prohibió al plantel venir a visitarlo. Perón nos dijo “me parece bárbaro, no hay que pisarle la cola al diablo si no hay necesidad, déjelo a Lanusse con sus problemas y déle un abrazo a los muchachos”. Y nos quedamos en Puerta de Hierro todo el día, y ese periodista de Canal 7, un socialista, le dijo “mire General, yo no soy peronista”. Y Perón le dijo “jódase”.
— ¿Fue la primera vez que vio a Perón?
— Sí. Después, como secretario general de la gobernación de Buenos Aires, me tocó conocerlo más profundamente. Recuerdo especialmente el 12 de junio cuando Perón se despide con la Plaza llena. ¿Y por qué pudo hacerlo? Perón había echado a los Montoneros de Plaza de Mayo y junto con (Victorio) Calabró, que era gobernador y un dirigente de Metalúrgicos que colaboraba con nosotros que se llamaba (Alberto) Bujía, que después fue figura importante con Duhalde, decidimos hacer un acto porque, pensábamos, a ver si le pasa algo al General, no podemos permitir que se vaya de la vida con esta pelea con estos imbéciles que querían discutirle el liderazgo. Y movilizamos toda la provincia de Buenos Aires y llenamos la plaza. Perón en el discurso agradece a la provincia de Buenos Aires y nos invita después a cenar a Olivos. Así que tuve la suerte y la dicha de charlar con Perón días antes de su partida. El hombre más importante que dio la política argentina. Era un humanista maravilloso, un gran tipo, despreciaba la plata, le interesaba la grandeza de la patria, el bienestar del pueblo, como decía. Perón fue incomparable y será irrepetible. Y los problemas que tenemos es porque nos apartamos de Perón.
— De su doctrina, de sus ideas.
— De su doctrina, de sus ideales.
— De su forma de hacer política también.
— Ahora, cuando veo a Cristina y a Alberto decir fuimos, somos y seremos peronistas, es como una caricia en el corazón, digo ¡por fin! ¡Por fin! Por fin dejamos de querer suplantar al peronismo. Que exista el kirchnerismo, que exista el cristinismo, pero el peronismo es superador. El peronismo a la larga es el movimiento que se va a imponer. Porque está en el corazón del pueblo. Cuando Cristina dijo “fui, soy y seré peronista”, yo sinceramente le creo. A otros dirigentes no tanto. Digo por fin, pero por fin. Para ganarle a este liberalismo terrible, para ganarle a los Espert y a los traidores como Pichetto. Para ganarles a estos tipos hace falta peronismo. No hay otro camino.
— Muchas veces los dirigentes del justicialismo cuando están en problemas se acuerdan de Perón. Vuelven a las fuentes. ¿Qué debería hacer Cristina, este gobierno, para que usted crea realmente que vuelven al peronismo?
— Lo primero que haría es cambiarle el nombre a La Cámpora. ¿Qué es La Cámpora? Yo lo conocí a Cámpora. ¿Era fiel? Sí. Pero el mayor disgusto a Perón se lo dio Cámpora cuando abrió las cárceles y salieron todos, los montos, los erpianos, los ladrones, todos. Perón tuvo un gran enojo con Cámpora. Hay una anécdota: Cámpora le dice “mire mi General, si me equivoqué acá tiene el bastón de mando”, y Perón le dijo: “¿Usted cree que para mandar yo necesito el bastón?”. Y a Cristina, que es una gran dirigente, le diría que se dé un baño de peronismo total, ella y todos. Que abracen la doctrina de Perón, que abracen a Perón. Es el único camino que tienen. Que no discutan al peronismo con La Cámpora. No lo pueden suplantar. Está visto que no lo pueden suplantar. Porque el peronismo está en el corazón del pueblo. Querer con La Cámpora suplantarlo es un gravísimo error.
— ¿A Alberto Fernández le cree?
— Yo tengo guardado un diario Perfil donde Alberto descreía de las 20 verdades del peronismo. Está bien, lo perdonamos, es el presidente de la República, es el presidente del partido. Bueno, date un baño de peronismo. Basta de tonterías y a gobernar y a trabajar y a no permitir por Dios nunca más hombres como Macri y los que lo acompañan en el poder. Han endeudado al país por 100 años. Han destruido la industria. Han empobrecido a la gente. Además hay una cosa que no entiendo, todavía Alberto y Cristina no han podido sacar un juez. No han podido modificar la Corte Suprema. Comodoro Py y toda esta Justicia apañada cubre permanentemente a Macri. Toda esta descomposición argentina la tiene que arreglar este gobierno porque si no va a volver el liberalismo y entonces sí que vamos a terminar muy mal. El país no va a soportar cuatro años más de Macri. Entonces hay que hacerle un pedido a Cristina y a Alberto y a todo el arco político que gobierna, por favor estos dos años gobernar de la mejor manera.
— ¿Qué opina del equipo que tienen?
— Yo tengo algunas reuniones políticas, voy a cenas, voy a comidas, tengo amigos. Amigos del presidente inclusive. Les digo “che, díganle a (Santiago) Cafiero que lleva un nombre ilustre del peronismo, por favor, más garra”. En el gobierno hace falta más garra, más decisión. Hay que gobernar con fuerza porque enfrente tenemos lo peor. Hay que prepararse, luchar, pelear, no doblegarse y posibilitar que el próximo presidente sea peronista.
— Los que están hoy a cargo del gobierno, los que tienen poder de decisión y protagonismo, ¿hablan con los dirigentes de antes, con gente como usted, por ejemplo, que tiene experiencia de otro peronismo, que conoció a Perón? Los jóvenes de La Cámpora, los funcionarios ¿buscan consejos, experiencia?
— Yo soy nacido y criado en Avellaneda, en la misma casa. Y no tengo pocos años, tengo nada más y nada menos que 86. Estuve en algunos actos del intendente de Avellaneda, inclusive en algún acto me tocó hablar. Es el mejor intendente de la historia Avellaneda, brillante, el ingeniero (Jorge) Ferraresi. Bueno, fui a la Municipalidad hace poco por un tema, no me atendieron. No te atienden. Llamás por teléfono y no te atienden. Uno de los problemas graves del cordón de la provincia, que es la base de sustentación del peronismo, es que los dirigentes están alejados de la gente. Y hace 20, 30 años, que están en el poder. Todos sabemos cómo viven. Todos sabemos sus conductas. No vayas a pedir nada porque no te atienden ni te escuchan. No te hablo de cargos, yo no quiero nada. Pero a veces algún vecino precisa algo. Yo voy a seguir apoyando a este gobierno porque enfrente está Macri. Y hay que perdonar todo y hay que tratar de que se corrijan los errores.
— ¿Y la gente común?
— Se enoja. La gente se enoja. No contás para nada. Esa es la falla de peronismo. Porque el peronismo es solidaridad. El peronismo es estar al lado del más débil. Es embarrarse los zapatos. Es meterse en los lugares más pobres para dar una mano. Eso es el peronismo. El peronismo nació en las cocinas de las casas de los obreros de Siam, de todas las grandes fábricas, de los frigoríficos. Nació en Berisso, nació en Avellaneda, nació en La Matanza. Esa esencia no se puede perder.
— ¿Por qué cree que se frustró tan rápidamente, de una forma tan cruel, la experiencia democrática después del retorno de Perón?
— El país tuvo un hecho maravilloso que fue el encuentro de Perón y Balbín. Ese acuerdo Perón-Balbín era la salida pacificadora del país. Intereses mezquinos, dirigentes mediocres, sepultaron ese acuerdo. Más adelante hubo otros acuerdos, como el de Alfonsín-Duhalde. Yo no voy a juzgar ahora la conducta de Alfonsín, que evidentemente ha sido un demócrata importante; no fue el padre de la democracia, fue un demócrata más. Porque los verdaderos demócratas que hicieron que los militares se fueran están en Malvinas muertos. Ese fracaso militar posibilitó en gran medida la salida de los militares. Tengo un profundo respeto por el demócrata que fue Alfonsín. Pero ese proyecto Alfonsín-Duhalde, el derrocamiento de (Fernando) De la Rúa, también fracasó. Y así andamos a los tumbos hasta llegar a esto: un país con el 50% de los pobres, desocupación, endeudados, porque además posibilitamos que gobernara el hombre más mentiroso, más cínico, que es Macri. Posibilitamos que nos gobernara este hombre. Perón decía me cortó las manos antes de pedir plata, antes de endeudarnos. El crédito pedido por Rivadavia Argentina tardó 100 años en pagarlo. Y ahora estamos endeudados en 100 años de nuevo. No aprendimos nada.
— Juan, volviendo a su relación con Vandor y su asesinato. ¿Qué sabe sobre eso?
— Es muy difícil este tema para mí porque yo fui un poco el nene mimado de la UOM de Vandor. Me cuesta muchísimo hablar de Vandor. Creo que él cometió un error que posiblemente le costó la vida que es en algún momento haber dicho que para salvar a Perón había que estar en contra de Perón. Creo que pretendió hacer un peronismo sin Perón. Hay algunos hechos... Por ejemplo, cuando asume (el general Juan Carlos) Onganía está en el acto Vandor, de saco y corbata. Jamás en la vida Vandor usó corbata. En la calle Rioja Vandor, tenía una custodia que manejaba un peronista maravilloso, un luchador único, que se llamaba Armando Cabo, padre del Cabo que aterrizó el avión en Malvinas. Un dirigente maravilloso. A mí me tocó reorganizar la Juventud Peronista en todo el país con (Envar) El Kadri, ¿a ustedes les suena El Kadri?
— Sí, sí.
— Bueno, nosotros con El Kadri y Herminio reorganizamos la Juventud en todo el país. Financió todo Vandor. Cuando terminamos la gira, Vandor mandó a El Kadri a España a informar a Perón y creo que El Kadri le dijo a Perón que uno de los problemas era Vandor. Después Cabo viajó a España y cuando vino se peleó con Vandor. Todo esto viene a consecuencia de la pretensión de Vandor de hacer un peronismo sin Perón. Todo eso creo que provocó la muerte de Vandor que evidentemente, no tengo ninguna duda, el asesinato lo hizo la guerrilla...
— ¿Y lo de Rosendo García cómo fue?
— Cuando asesinaron a Rosendo García, yo era concejal de Avellaneda nombrado por Augusto Vandor en elecciones en tiempos de Arturo Illia. Yo estaba en una comida en Villa Corina, con Herminio. Vinieron rápido a avisarnos “mataron a Rosendo, mataron a Rosendo”. En la pizzería La Real estaban (Gerónimo) Izeta, (Norberto, Beto) Imbelloni, Armando Cabo, Rosendo García y Vandor. Y en una mesa estaban los hermanos Villaflor, un boxeador, Salazar, y un trosko, Bielawski. Se empezaron a insultar de la mesa de Bielawski con Beto Imbellone. Y Rosendo se levantó para pelearse, porque era muy peleador, y de la mesa de Vandor salió un tiro que le perforó la aorta y lo mató. Bueno, se pueden imaginar que le iban a achacar la muerte de Rosendo a Vandor, cosa que es totalmente falsa. Hay un libro de (Rodolfo) Walsh que dice que Vandor asesinó a Rosendo. Mentira. La unidad de Vandor con Rosendo era total. Lo viví, estuve. Cuando me casé, en Avellaneda, al casamiento vinieron Vandor con su mujer y Rosendo García.
— Si Vandor hubiera querido dañar a Rosendo García no lo iba a hacer en pleno centro de Avellaneda.
— No, no, es mentira. Es mentira. No fue Vandor el causante de la muerte. ¿Saben quién era el jefe de policía de esa época en la provincia de Buenos Aires? El padre de López Murphy. Los radicales acostumbraban mucho a poner a un civil como jefe de policía. Y se hizo la investigación, todo. Vandor no tuvo nada que ver.
— ¿Fue una muerte accidental?
— Fue un accidente. Fue un accidente.
— En una época que era común que los políticos, los sindicalistas...
— Andábamos todos armados. Y... era un momento muy difícil. No era fácil.
— ¿Armando Cabo le había sacado la custodia a Vandor?
— Sí. Se pelearon. Y Herminio le dijo a Vandor “mirá, esta pelea con Armando, vos sabés que Armando es un tipo muy querido…” También le dijo “¿por qué no pones una custodia policial?’’. Y Vandor le dijo: “Herminio, nadie muere en la víspera”.
— Muchos dirigentes como usted y otros que no pertenecían a la Tendencia ni a Montoneros ni a la izquierda fueron sin embargo víctimas de la dictadura, que los encarceló, los desapareció, los torturó. Pero hay un relato que ubica a las víctimas únicamente a la izquierda o en las organizaciones armadas.
— Eso es totalmente falso. Ustedes están hablando con alguien que fue secuestrado, torturado. A mí y a muchos compañeros nos torturaron hasta el cansancio en el COTI (Centro de Operaciones Tácticas) de Martínez, en Libertador al 14.000. Nos torturaron hasta el cansancio en Puesto Vasco. Ahí estaba (Jacobo) Timerman. Hablé mucho con él en Puesto Vasco. A nosotros también nos torturaron en Pozo de Arana. Luego estuvimos presos en la Unidad 9 de La Plata. En épocas en que en junio te tiraban un jabón Federal, te ponían bajo una ducha y te decían “cuando lo gastes llámame”. Aparte, la máquina.
— La picana.
— La picana. Yo tuve la suerte de sobrevivir y declarar en los juicios y gracias a veinte o veinticinco amigos y quien les habla, con un juez que tiene lo que hay que tener, (Carlos) Rozanski, pudimos condenar a toda la patota de Camps a perpetua. Fueron años terribles. Nosotros lo podemos contar.
— ¿Cuánto tiempo estuvo preso?
— Dos años. Me sacaban de la Unidad 9 los lunes, me llevaban a Puesto Vasco, a COT I Martínez. Te torturaban y te devolvían a la cárcel el viernes para que tu familia te pudiera ver los sábados. A veces sentado en una silla todo vendado porque la tortura te lastima.
— ¿Querían saber algo en concreto o era simplemente castigo?
— El problema era el peronismo. Ser peronista.
— ¿Pero le preguntaban cosas?
— A mí me interrogó el padre Von Wernich, el cura, y me decía “si no hablas te van a seguir torturando”. Vivimos una locura. Es lo peor que le pasó al país. Es terrible. Y el peronismo ahí puso todo, eh. Esto de que la izquierda... Miren, yo he visto de la Unidad 9 salir mucha gente de izquierda pedida por el Vaticano, pedida por la Embajada de Estados Unidos, pedida por la Embajada de Italia, peronistas vi pocos salir con salvoconducto para Europa. Nosotros nos quedamos en el país y peleamos en el país. Habíamos hecho la resistencia en el país. Trajimos a Perón y encontramos a Evita. Y esas dos personas maravillosas que cambiaron el curso de la historia argentina descansan en la tierra en la que tienen que descansar, en su tierra, en la Argentina.
— Hay tantos mitos en nuestra historia reciente, sobre Rucci, Vandor, su modo de vida. Pero Vandor por ejemplo vivía en un tres ambientes en Parque Chacabuco. Usted que los conoció, ¿qué nos puede contar sobre eso?
— Vandor, Rucci, Izeta y todos, (Juan) Rachini, todos los dirigentes peronistas de esa época murieron pobres. No les interesaba la plata. El país se hizo corrupto hace poco. El país no era corrupto, Perón no era corrupto. Balbín, al cual conocí y fui amigo, no era corrupto. Siempre lo recuerdo con mucho cariño. El país no era corrupto. Ni el peronismo, ni los radicales, no eran corruptos. No se robaba. Como en el fútbol, no era un fútbol corrupto. La corrupción en el país nació, no sé, hace 30 años, no mucho más. Era un país maravilloso el de Perón, el de Balbín, el de los radicales, el de los socialistas. De la clase dirigente. Nadie robaba a nadie, se gobernaba. Y se hacía lo mejor posible. Y se tenía un profundo respeto por la gente. El país se hizo corrupto después. Eso te lo firmo. La mujer de Vandor, la viuda, trabajó toda su vida en el sanatorio de la UOM en la calle Hipólito Yrigoyen porque no tenía riquezas. No había dirigentes gremiales ricos. Izeta vivía en una casa en Wilde. Donaires murió hace dos o tres años en su chalecito. Yo vivo en la misma casa de siempre. La gente pasa a veces, me ve en televisión, en radio, me dice “Juan ¿vos vivís acá?” “Sí”. Pero la gente cree que vivo en Puerto Madero. No robábamos. Le teníamos asco a eso. Porque teníamos un líder que nos guiaba que era Perón. Cuando nosotros nos hicimos cargo de la provincia de Buenos Aires, cuando Perón echa a Bidegain...
— Lo echó.
— Lo echó por televisión. Perón nos dijo: “Es la primera vez que el movimiento obrero va a gobernar la provincia de Buenos Aires, no me haga quedar mal”. Y cuando Perón nos hablaba, nos hablaba nuestro padre. Perdón que me emociono por ahí hablando de Perón...
— ¿Qué siente cuando ve que todos culpan a Herminio Iglesias por la derrota electoral de octubre del 83, por la famosa quema del cajón con la bandera de la UCR?
— Yo nací a la política con Herminio. Voy a contar algo que nadie sabe. Herminio era soldador en Siam y yo el ayudante. Era un luchador incomparable. Maravilloso. Cometió el error del cajón inducido por Beto (Imbelloni), que era un lindo loco. Pero la elección ya se había perdido. Nadie quita el error, pero la elección ya se había perdido. Herminio fue un luchador maravilloso, ahí está la mujer, vive todavía en Castellinos. Cuando dije que en la cocina de los obreros peronistas nació el peronismo, una de esas cocinas fue la de Herminio ahí en Castellinos.
— Herminio también fue el que cuando vino la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en plena dictadura firmó con Deolindo Bittel el documento denunciando lo que estaba pasado.
— Firmó el documento, y dijo “cagones, firmen”. Era guapo. Veo pocos hombres actualmente de esa guapeza. Bueno, en aquella época si no te la bancabas...
— Hoy es más fácil hacer política; no hay mucho riesgo. Sólo privilegios.
— Se van a la casa todos tranquilos, cobran 150, 180.000 pesos por mes de jubilados los diputados, los senadores. La jubilación mínima en este país es de 25.000 pesos….. Estamos todos de la cabeza. Estamos de la cabeza. Acá hay miles y miles de políticos jubilados, ministros. No hablemos de la Justicia. Los jueces parecen dioses, son intocables para toda la vida. Estamos mal. Estamos mal y sería bueno que retomemos el camino del peronismo. Y a ver si viene algún criollo a gobernarnos y a hacer lo que hay que hacer para que todas estas injusticias se solucionen, porque es penoso ver que un jubilado gane 25.000 pesos. Y es penoso ver 50 por ciento de pobres. Y es penoso ver en esta Capital, la más rica del país, tanta gente durmiendo en la calle. Y tanta, tanta miseria. Y no hablemos del cordón de Buenos Aires.
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