Casenello ya le pidió a Bonadio acceder a declaraciones del empresario Carlos Wagner, cree que pueden ayudar a otras causas por las cuál está imputado.
Por Canal26
Domingo 23 de Septiembre de 2018 - 09:03
Carlos Wagner, titular de la constructora Esuco, fue el primer empresario arrepentido en la causa de los cuadernos que admitió el pago coimas para quedarse con los contratos de obra pública durante el kirchnerismo. Su declaración tuvo gran impacto en el expediente al dar por tierra con la estrategia defensiva inicial de los empresarios citados por Claudio Bonadio, de que los pagos eran aportes para la campaña.
Los arrepentimientos en cadena que siguieron los pasos de Wagner involucraron a los principales funcionarios vinculados a la obra pública vial y energética, el transporte y los negocios con Venezuela de los gobiernos del matrimonio Kirchner, y a sus secretarios de mayor confianza. Los ex presidentes quedaron señalados como los máximos responsables del sistema de recaudación ilegal implementado.
En el expediente de Aysa, donde Wagner ya está procesado como partícipe de la defraudación al Estado por el direccionamiento en la adjudicación para construir la planta de tratamiento de residuos de la empresa estatal en Berazategui. Casanello dio por probado que "hubo, a través de cartelización, un reparto irregular de la obra pública".
Wagner rechazó acusaciones. Como descargo presentó un escrito.
Casanello le pidió a Bonadio la declaración de Wagner como arrepentido en la causa de los cuadernos, su defensa advirtió que esa confesión solo puede ser usada en este expediente, en la que el lunes fue procesado por asociación ilícita y dádivas.
El escrito de Wagner hace referencia a la presentación hecha hace dos semanas por otro empresario: Aldo Benito Roggio quien se convirtió en arrepentido en la causa de los cuadernos y, a su vez fue procesado en mayo último por Casanello en la causa de la Aysa como partícipe de la defraudación al Estado. Su firma participó en la UTE que se adjudicó la planta potabilizadora de agua de Paraná de las Palmas, Tigre, junto con Odebrecht, Cartellone y Supercemento.
En la causa de Aysa, Roggio declaró el 6 de agosto por el presunto pago de sobornos, a días de que estallara el escándalo por las anotaciones de Centeno, pero antes de convertirse en arrepentido.
Roggio se despegó del presunto pagos de coimas y señaló a Odebrecht como encargada de tratar con los funcionarios argentinos. Sin embargo, los arrepentidos brasileños señalaron que el pago de las coimas se prorrateaba, de acuerdo al porcentaje de participación. Asimismo, de la documentación del proceso licitatorio, surge que uno de los requisitos era que fuera un socio argentino y ese rol lo habría desempeñado justamente Roggio.
Roggio hizo una presentación donde sostiene que no se pueden usar las declaraciones bajo régimen del arrepentido brindadas en una causa, en otro proceso judicial. El argumento utilizado fue que, al arrepentirse, el imputado cede el derecho de no autoincriminarse en una causa puntual, solo en relación a los hechos que se le imputan en ese expediente en esa causa.
La ley del arrepentido (27.304) no prohíbe expresamente el uso de sus dichos en otra causa. Y lo que suceda con las confesiones de Wagner y Roggio ante Stornelli y Bonadio en la investigación por los presuntos sobornos en las obras de las plantas de Aysa sentará un precedente.
Hasta ahora, Bonadio no le envió las declaraciones como arrepentidos de Wagner y Roggio a Casanello y puede no hacerlo.
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