El ejemplar fue hallado en la provincia ecuatoriana de Santo Domingo de los Tsáchilas, luego de ser rescatado en una carretera.
Por Canal26
Viernes 13 de Septiembre de 2024 - 18:19
El Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) de Ecuador anunció un significativo descubrimiento: el primer caso documentado de albinismo en un puercoespín quichua andino.
El ejemplar fue hallado en la provincia tropical de Santo Domingo de los Tsáchilas, luego de ser rescatado en una carretera. Lamentablemente falleció a causa de sus heridas. "El animal se mantuvo en cautiverio en un centro de rescate, pero murió mientras recibía atención veterinaria", explicaron.
Los investigadores conservan la piel, el cráneo y el esqueleto del puercoespín albino, los cuales ahora forman parte de una colección de mamíferos en el Instituto.
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El erizo andino, cuyo nombre científico es "Coendou quichua", es una especie endémica del neotrópico americano que se distribuye desde Panamá hasta el oeste de Ecuador, a través de la región andina de Colombia.
Los investigadores realizaron la extracción del ADN del ejemplar para confirmar su identificación. "Se trata de una hembra vieja que exhibe púas amarillentas en el dorso y púas blancas en el vientre. Los ojos son rojos, mientras que el hocico, las orejas, las manos y los pies son rosados", señalaron.
Según explica el informe realizado por el Inabio, el albinismo es unas afecciones teratológicas que se documentó en vertebrados como peces, reptiles, anfibios, aves y varios grupos de mamíferos, incluidos roedores.
"El puercoespín quichua es una de las 16 especies que componen el género Coendou y se caracteriza por un pelaje dorsal completamente espinoso, con púas defensivas bicolores y tricolores, y nunca se han reportado anomalías de coloración para esta especie", remarcó el Instituto.
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Las dos nuevas especies, denominadas Hylomys vorax y H. macarong, fueron identificadas a raíz del análisis de animales guardados en el museo Smithsonian, en Washington, hace 84 años y en la Academia de Ciencias Naturales de la Universidad de Drexel, en Filadelfia, hace 62 años.
"Pudimos identificar a estos nuevos erizos gracias al personal del museo que guardó estos especímenes a lo largo de incontables décadas y a sus coleccionistas de campo originales", aseguró Arlo Hinckley, autor principal del estudio y becario postdoctoral en la Universidad de Sevilla.
Para descubrir estas dos nuevas especies el equipo utilizó análisis ADN. "Al aplicar técnicas modernas como hicimos muchos años después de que estos erizos fueran por primera vez recogidos, la próxima generación (de investigadores) podrá identificar incluso más especies", remarcó Hinckley.
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