Los veranos cada vez más largos impiden a esta especie de animales acercarse a los lugares adecuados a cazar a sus presas.
Por Canal26
Martes 13 de Febrero de 2024 - 14:00
Los osos polares sufren el peligro de extinción en carne propia producto del calentamiento global. Este animal vive nadando en aguas heladas donde busca su comida, pero los veranos en el ártico son cada vez más largos, por lo que se ven obligados a permanecer por más tiempo en tierra firme. En este marco, los científicos advierten que es posible que este mamífero no logre adaptarse a vivir por una gran cantidad de tiempo afuera del agua, por lo que existe el riesgo de que muera de inanición.
Este análisis está detallado en una publicación hecha por Nature Communications, revista que siguió a 20 ejemplares, con collares con cámaras y GPS, durante tres semanas en tierra, en la región occidental de la bahía de Hudson (Canadá), donde el clima está cada vez más acalorado, afectando posiblemente a los osos a un ritmo más rápido que en otras zonas árticas.
Durante el periodo en tierra, cuando no observan hielo marino, las focas polares, de las que consiguen la mayor parte de su energía, están fuera de su alcance. En este sentido, el estudio sugiere que “los osos no tienen estrategias de comportamiento y energéticas que puedan utilizar para evitar la pérdida de peso durante el verano en tierra, y esta será mayor cuando pasen períodos más largos en ella”, comentó a la agencia de noticias EFE el autor principal de la investigación, Anthony Pagano del Centro de Ciencias de Alaska del Instituto Geológico de Estados Unidos.
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Aunque los osos árticos “muestran una notable plasticidad en su comportamiento, siguen corriendo el riesgo de morir“ de hambre por la reducción prevista del hielo marino de la zona, pues el estudio sugiere que el alimento que consiguen en tierra no les da bastante energía como para resistir más tiempo antes de llegar a un estado de inanición, subrayó.
Investigaciones previas demostraron que el periodo sin hielo en el oeste de la bahía de Hudson se incrementó en tres semanas entre 1979 y 2015. Los osos -describió Pagano- se encuentran ahora en tierra una media de 130 días frente a los 100 o 110 de antes. En este sentido, y en función de las diversas situaciones de emisiones de gases de efecto invernadero, “es probable” que la permanencia fuera de mar crezca entre cinco y diez días por década.
Como los osos polares se ven obligados a pisar tierra antes de que termine el invierno, se disminuye el periodo en el que normalmente recolectan la mayor parte de la energía que necesitan para sobrevivir y la perspectiva es que posiblemente se vean "aumentos en la inanición, en particular entre los adolescentes y las hembras con cachorros".
Además, los expertos pesaron a los osos antes y después del periodo de observación, durante tres semanas entre agosto y septiembre, y midieron su gasto energético.
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Los animales mostraron varias estrategias para contener las reservas de energía, que fueron independientes de la edad, el sexo, la etapa reproductiva (se incluyeron hembras embarazadas) o los niveles iniciales de grasa. A pesar de los distintos comportamientos, 19 de los 20 animales perdieron “cantidades similares de masa corporal”, aproximadamente un kilogramo al día.
Muchos machos adultos sencillamente se recostaron para conservar energía, quemando calorías a un ritmo parecido al de la hibernación, pero el 70% estuvo activo buscando alimentos terrestres, como bayas, hierbas y cadáveres de aves y renos.
Por otra parte, algunas hembras adultas dedicaron hasta el 40% del tiempo a buscar comida y aunque los alimentos les dieron algún beneficio energético, tuvieron que generar más energía para llegar a ellos.
Tres de ellas nadaron largas distancias, hasta 175 kilómetros en aguas abiertas, donde dos hallaron cadáveres de mamíferos marinos de los que no pudieron alimentarse mientras nadaban ni llevarlos a tierra. Solo uno engordó después de tropezar con un mamífero marino muerto en tierra.
Pagano señaló que es difícil establecer el tiempo en que podrían tardar en morir de hambre, porque depende del tamaño y la condición corporal, aunque estudios anteriores estimaron que los machos adultos “morirían de inanición si el ayuno estival aumentara a 180 días”.
En este sentido, otro de los autores de la investigación, Charles Robbins de la Universidad Estatal de Washington, remarcó que los osos polares son “muy, muy diferentes de los pardos”. Pueden alcanzar los tres metros y superar los 1.500 kilos de peso, frente a los dos metros y 800 kilos de sus parientes terrestres.
Para mantener una gran masa corporal, los osos polares, que “no son osos pardos con abrigo blanco” -añadió Robbins-, dependen de la grasa rica en energía de las focas, que cazan mejor en el hielo. El próximo objetivo es emplear esta información para predecir las consecuencias de la pérdida prevista de hielo marino en la reproducción y supervivencia de poblaciones específicas de osos polares en distintas partes de su área de distribución.
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