La Casa Blanca, en Washington. Foto: Reuters.
Estados Unidos, un largo y sinuoso camino hacia la Casa Blanca. Los culpables del fraude irán a la cárcel.
El próximo 6 de diciembre habrá elecciones parlamentarias en Venezuela en medio de la apatía de la ciudadanía. Tanto que algún conspicuo dirigente chavista llegó a amenazar diciendo: “el que no vota no come”. Sería algo parecido a decir: “usted es libre, es una orden”. En Venezuela el voto es un derecho y no una obligación. De todas formas da igual.
La Unión Europea y la Organización de Estados Americanos ven con mucha desconfianza estas elecciones y no las avalan. Salvo el impresentable de Rodríguez Zapatero y otros de calaña similar.
La desconfianza de los ciudadanos, más del 60%, no da su apoyo a esta elección. En realidad el problema es con los políticos tanto con Maduro como con Guaidó.
Algo similar está pasando en los Estados Unidos. Según algunas encuestas, si es que podemos creerles, en este caso la hizo Rasmussen (tal vez la más seria de todas); en ella señala que la confianza del ciudadano en el sistema electoral ha caído de manera notoria desde las elecciones del 3 de noviembre.
Es más la sospecha de fraude es sostenida por el 47% que considera muy probable que los demócratas llegaran a robar o destruir votos de Trump en muchos estados. Un 50% no se mostró partidario de esto, pero que un 47% lo considere veraz, es muy preocupante. Las sospechas son más fuertes entre los republicanos y menos entre los demócratas aunque entre los independientes casi un 30% considera que hubo irregularidades.
Dominion, la empresa que realizó el recuento de los votos en 28 estados, acusada de llevar a cabo el fraude, parece ser que recibió 400 millones de dólares de un banco chino, el UBS Securities que tiene su sede en Pekín, un mes antes de las elecciones. El 75% del capital del banco pertenece a cuatro grupos empresariales que son del gobierno chino. Para ser más específico, el Partido Comunista Chino.
Otro dato, Dominion pertenece a la empresa Staple Street Capital de Nueva York. También las sospechas recaen en la empresa española Scytl con base en Barcelona.
Que el sistema por el cual la ciudadanía elige a los que supuestamente la representa, no goce de su confianza no es algo exclusivo de los Estados Unidos. Pero si la cosa no mejora es una bomba de tiempo en cualquier sociedad de cualquier país. Aunque, es verdad, hay pueblos más valientes que otros.
Mientras tanto Joe Biden, el presidente aún no electo salvo por los medios de comunicación, va preparando su futuro gobierno, habló de la necesidad del uso de mascarillas por cien días; con el presidente Rohani de Irán expresó su deseo de rescatar el pacto nuclear. También está decidido a no retirar soldados de Alemania. Y la señora Harris ya conformó su equipo de trabajo para los próximos cuatro años.
Biden sigue adelante y no le ha dado importancia a la posibilidad de que Trump no esté presente en su jura ante el Capitolio. Parece ser que existe el rumor que ese mismo día, Donald lanzará su candidatura a las elecciones de 2024.
Y si Biden sigue adelante, Trump también y las investigaciones también.
Que nadie se crea que Trump es un tonto o que hace lo que hace porque le agarró una rabieta. Si no hubiera algo Rudolph Giuliani ¿arriesgaría su prestigio? ¿lo haría la abogada y ex fiscal federal Sidney Powell o Lin Wood?
Lo que se me escapa es el hecho que haya decidido patear el avispero con la decisión de destruirlo. A sabiendas de las represalias que el estado profundo tomaría contra él. Y que a pesar de todo siga esta guerra, porque es una guerra. Le sería más fácil irse a su casa, que el pueblo se arregle solo y el establishment ni lo molestaría. Pero no, sigue. Hay algo, tiene que haber algo más. Lo dijo muy claro ante las Naciones Unidas: “o se es un globalista o se es un patriota”.
Los madrugó en 2016, no lo iban a dejar seguir cuatro años más.
“Trump sabía lo que iba a pasar y tenía un plan”. Esto lo señaló el Teniente General (R) Thomas McInerney que explicó que conocen todo lo relacionado a la metodología del fraude.
Algo que hace tiempo llamó la atención fue cuando la abogada Sidney Powell dijo en conferencia: “vamos a liberar al kraken”.
Claro, todos se preguntaron en ese momento ¿qué diablos era el kraken o que quería decir la señora Powell con esa expresión?
Lo explicó McInerney, y no está referido a la criatura fantástica de la mitología escandinava.
“El kraken es el Batallón de Inteligencia Militar 305. Trabaja con Trump, Powell y el resto de los abogados. Desde hace tiempo están analizando las pruebas sobre el fraude electoral. El 305 es la fuente de información y no es el único que tiene la orden de desenmascarar el fraude. Hay otras unidades que están trabajando. El 305 ha identificado a China, Irán y Rusia como los países involucrados en la manipulación del voto. Se está investigando a funcionarios del más alto nivel político. Si han cometido delito, que es igual al de traición, irán a la cárcel. El enemigo está dentro sabemos y tenemos pruebas de que China, Rusia, Irán, Venezuela y los demócratas están detrás de todo. También Obama, los Clinton, Nancy Pelosi y Joe Biden. Todas las pruebas serán dadas a la Corte Suprema”.
Esto lo dijo el Teniente General Thomas McInerney en el programa radial World View Weekend.
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