La política como arte de lo posible en pos de los intereses de nuestra nación debe llamarse a la reflexión.
Congreso de la Nación. Foto: Archivo.
Por Antonio ARCURI
"La grieta en Argentina es la expresión que define la división binaria y maniquea de la sociedad entre militantes del frente oficialista y militantes de otros partidos políticos. Surgida en la primera década del siglo XXI ha sido causa de un enfrentamiento político y cultural generalizado, caracterizado por una alta dosis de irracionalidad, odio, prejuicio, intolerancia y fanatismo.
Para quienes se comportan validando "la grieta", el bando propio es el único que tiene legitimidad, mientras que el bando adversario o enemigo debe ser descalificado de manera absoluta. Entre los estereotipos personales peyorativos de "la grieta", han sido creadas las figuras del "negro choriplanero", para aludir a los adherentes al sector gobernante, y el conocido "troll macrista", para aludir a los que forman la facción opositora.
Los expresidentes de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, son señalados como los máximos referentes de ambos bandos. “La grieta" argentina ha sido relacionada e incluso incluida como parte de la tradicional división de la población argentina en los llamados peronistas y sus opositores. Incluso hay quienes creen que esta división fue una de las causas de los golpes de Estado de la segunda mitad del siglo XX.
Si bien esta concepción de la política ya ha permeado la sociedad argentina casi por completo, su difusión se explica en gran parte por la difusión que se le dio en los medios masivos de comunicación y, básicamente, por su amplificación en las redes sociales “.
“La grieta” es hoy uno de los principales escollos que enfrenta el país, superior incluso a las dificultades económicas, dado que su origen es político. Para que la Argentina encuentre el camino definitivo que la lleve a un horizonte de desarrollo y progreso necesita de acuerdos mínimos y básicos que deben surgir de la política, entendida como el mecanismo para exponer diferencias y hallar puntos en común".
Este pensamiento de la grieta deambula por nuestra comunidad y no podemos hacer la vista gorda. La política como arte de lo posible en pos de los intereses de nuestra nación debe llamarse a la reflexión.
Si no damos un giro y la política sigue intoxicada por “la grieta”, si a cada acción de una parte viene la reacción de la otra, si quienes están al frente de las principales fuerzas políticas no hacen autocrítica, si siguen viendo enemigos en lugar de adversarios, si continúan priorizando intereses personales por sobre el conjunto, la grita seguirá tan ancha y profunda como hasta ahora y será el ancla que nos detenga en el pasado mientras la gran mayoría de los argentinos siguen esperando respuestas y soluciones.