Alberto Fernández y Cristina Kirchner, NA.
Nestor Kirchner solía repetir una frase: “vean lo que hacemos, no lo que decimos”. La leyenda cuenta que incluso eso mismo le habría dicho al ex presidente de los Estados Unidos George Bush cuando le puso su mano en la rodilla al visitarlo en la Casa Blanca. En aquel entonces, su jefe de gabinete era Alberto Fernández, a quien hoy es difícil de interpretar en lo términos de aquel pronunciamiento del fallecido presidente. El actual Jefe de Estado es claro que no puede ser interpretado por lo que dice. Y en cuanto a lo que hace, el debe es mayor que el haber. Al menos, por ahora. El problema radica que si no puede ser mirado por ninguna de las dos cosas, la situación es grave. Cobra poca relevancia hoy preguntarse ¿Cuál es el verdadero Alberto Fernández?. El escudo de Cristina Kirchner para victimizarse.
El martes juraron dos nuevos ministros en el gabinete nacional. Ambos bonaerenses. En el caso de Jorge Taiana, quien asumió como Ministro de Defensa era hasta ahora senador por la provincia de Buenos Aires, cuando reemplazó a Cristina Kirchner en 2019. Por su parte, Juan Zabaleta, se hizo cargo del Ministerio de Desarrollo Social en un momento de alta tensión. Viene de gobernar Hurlingham desde el 2015 y ser considerado uno de los intendentes “albertistas”. Al igual que Gabriel Katopodis, actual titular de la cartera de Obras Públicas, el caballito de batalla de la campaña del oficialismo para dejar atrás la pandemia.
Lo que puede ser interpretado como un recambio fifty-fifty entre Cristina y Alberto, quizá no tenga tanto asidero. Cierto es que Jorge Taiana, de pasado montonero y en el Movimiento Evita, organización donde formó parte de la mesa de conducción hasta el 2017 cuando rompió para acompañar a Cristina Kirchner. Mientras que Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro apoyaron a Florencio Randazzo. Allí estaban Alberto Fernández y Juan Zabaleta. Hoy la política vuelve a unirlos. En el mismo día. Pero con tensiones diferentes.
La presencia de Juan Grabois en la asunción de “Juanchi” junto con la de los intendentes del conurbano, a los cuales el flamante ministro invitó uno por uno, no calma una situación que lo recibió con los cortes cotidianos y las protestas frente a la puerta del Ministerio. Le aducen a Zabaleta poseer una muñeca politica distinta a la de Daniel Arroyo para estas lides. Y ya se venía rodeando de funcionarios políticos con experiencia en el territorio como el Secretario de Asistencia Crítica Gustavo Aguilera. Fue su primer pie antes de llegar al cargo.
Ahora deberá lidiar con las organizaciones sociales que crecen como “hongos” ante la idea de peticionar asistencia del Estado ante la coyuntura que lo justifica. Como se adelantó en este medio, habrá un replanteo de los planes sociales esbozado por Andrés Larroque y posible motivo de los extraños episodios violentos en la puerta de la municipalidad de Lomas de Zamora. ¿Mensaje a Máximo Kirchner por interpósita persona? Habladurías. Aunque el presidente del Bloque de Diputados estuvo siempre al tanto del posible desembarco de Juan Zabaleta en el ministerio. Al igual que Sergio Massa. Con ambos, se sentó para conversar sobre el destino de Hurlingham que ahora quedará en manos de La Cámpora. Algo que le costó, en primer termino, ceder a Juanchi. Y se barajaron alternativas. Alguien preguntó: ¿Qué intendentes tienen alguna experiencia en el área? Surgieron dos nombres: Mariano Cascallares y Leonardo Nardini. De allí que ambos fueran mencionados para desembarcar en la lista de diputados nacionales. Nunca esa posibilidad fue cierta. Atribuyen las versiones a la Casa Rosada para correrlos de un futuro destino ministerial que ambos no buscaban. Y allanarle la llegada al ahora nuevo ministro.
Habrá que reconocerle a “Juanchi” que cuenta con vasta experiencia en la política territorial. No sólo por su llegada a la intendencia de Hurlingham. Sus primeros pasos fueron en el distrito de Morón cuando gobernaba Juan Carlos Rousellot. Allí, de la mano del senador Horacio Román, llegó a la presidencia del Concejo Deliberante. Se codeó con dirigentes de aquel gobierno que supieron capear la década del 70 lejos de la entonces tendencia revolucionaria cuyo recuerdo y admiración anida en gran parte del actual oficialismo. Eran otros tiempos. La campañas tenían otros condimentos. Ni mejores ni peores. Distintas.
Mientras hoy las operaciones sucias pasan por las redes sociales, antes se dirimían en las calles y con otras metodologías. De esta generación gobernante pueden dar fe varios de los actúales actores. Tan sólo en la primera sección electoral varios fueron víctimas de ellas. El propio Zabaleta lo fue. Le pasó también al actual senador provincial Luis Vivona cuando en 2007 fue candidato a intendente de Malvinas Argentinas y se buscó perjudicarlo con una maniobra contra su propio hijo al que vincularon injustamente con acciones ilegales. Lo vivió Gustavo Menéndez en Merlo haciendo campaña con un chaleco antibalas debajo de sus camisas. En esos tiempos se formó el actual ministro de Desarrollo Social. Ente esas experiencias parece difícil pensar que puedan condicionarlo Juan Grabois, el Movimiento Teresa Rodriguez y todos los nuevos sellos que aparecen ante las genuinas necesidades de una economía que no muestra horizonte. Se verá.
Alberto Fernández utiliza el paraguas de Cristina Kirchner para decir y hacer. En la designación de Taiana hay algo de eso. De alguna manera, en su forma de ser lleva consigo la “fe del converso”. Ello es demostrar siempre algo más de lo que le piden. Así designa y saca funcionarios. Y con esa misma lógica se embandera en temas de nulo rédito político. La ultima fue el nuevo ataque a las empresas de telecomunicaciones. Justo en medio de una campaña. Insólito pensar que lo mismo alienta Cristina Kirchner. La vicepresidente ha demostrado ser muy pragmática a la hora de cerrar los acuerdos que le convienen en términos políticos.
Horacio Rodriguez Larreta en el Conurbano
Con Mauricio Macri otra vez en la Argentina, comienza el problema del “jarrón chino”. ¿Dónde ponerlo al ex presidente en la campaña?. Por lo pronto, no será en el conurbano. Ese territorio, que aspira a ganar Diego Santilli en la interna de Juntos, se lo reserva Horacio Rodriguez Larreta quien realiza bajadas a distritos gobernados por el peronismo. Lo entusiasma poder proyectar su buena imagen en sus candidatos. Doble lectura. Hay quienes sostienen que lo hace porque los números lo favorecen y busca capitalizarlo. Otros creen lo contrario, es decir que aún no tiene segura la victoria de Santilli y necesita apuntalarlo. Una reciente encuesta interna habla de números mucho más parejos con Manes. No es lo que presumen que pasará los intendentes peronistas, siempre más cerca de Santilli. Por razones de procedencia. Parte de la discusión actual y la que viene la está dando la “generación Palito Ortega”. Larreta, Santilli y Massa.
*Por Sebastián Dumont
Periodista de Canal 26