POR MANUEL CASTRO
La humanidad se ha desplazado por el planeta desde los comienzos de la historia asentándose en lugares diferentes a los de su origen buscando mejor caza o hábitats. Era natural. Según se cree, los humanos eran pocos y la geografía amplia. No debió haber roces con otras comunidades, salvo que entraran en sus territorios.
Pero -haré un resumen histórico- el mundo tiene fronteras, tiene estados nacionales con sus costumbres y leyes. Muchos de ellos son muy viejos y orgullosos de sus tradiciones y de todo lo que han heredado y lo quieren conservar. Y tienen derecho. Es su país, es su tierra.
Desde las épocas de los grandes descubrimientos, de las gloriosas conquistas, de los grandes imperios; hayan sido estos europeos o precolombinos, a partir del siglo 20 hasta la actualidad las cosas no son las mismas. Hay leyes e…intereses. En realidad siempre ha sido así. Pero se supone que los pueblos están un poco más despiertos. Se supone.
Cabe preguntarse si lo que está sucediendo, guerras y necesidad económica o tal vez sea una estrategia dentro de la geopolítica del momento; otros hablan de una especie de invasión, de una lenta conquista del Viejo Continente.
Es un grave problema que ha traído tensiones sociales porque los recién llegados no se integraron, se formaron guetos donde no entra ni la policía (tal vez ni se atreven ni les interesa al igual que a la casta política) y el choque de culturas es evidente. Algo se ha hecho mal. Quiero pensar que fue por inoperancia. Aunque en política nada ocurre por casualidad.
Otra vez el escenario es Francia.
El lugar, la Plaza de la República, la policía francesa se vio obligada a actuar de manera dura ante unos trescientos inmigrantes ilegales que acamparon en ese lugar emblemático.
Tiempo atrás, en Saint Denis, también hubo un hecho similar. Unos 2.500 inmigrantes, aunque fueron reinstalados en lugares a cargo del Estado, es decir que lo pagan los ciudadanos con sus impuestos.
El hecho concreto es que en la Plaza de la República acamparon unos 300 inmigrantes ilegales en unas hermosas y nuevas carpas provistas por punteros que se autodefinen como “humanitarios” y grupos izquierdistas (caracterizados por su gran capacidad para crear problemas donde no los hay). La policía les pidió que se fueran por las buenas. Propuesta que fue respondida por los izquierdistas con insultos a la autoridad, a sabiendas que no podían estar en el lugar que estaban pisando.
Las provocaciones injustificadas ocasionaron la lógica intervención policial. La orden fue dada por el Prefecto de París. Fue una verdadera batalla. Algo que tanto les gusta a los activistas.
Hubo un comunicado oficial: “No es aceptable que ciertas organizaciones monten ese tipo de campamento”.
Al final, todos fuera.
Macron sabe que tiene un grave problema no solo con la inmigración ilegal (de la que se salvó el Reino Unido al salirse de la Unión Europea) sino también con el terrorismo.
El tema no queda ahí.
En los últimos tiempos las Islas Canarias (al igual que los territorios españoles de Ceuta y Melilla) se han visto asaltadas por una cantidad creciente de pateras que llegan a sus costas sin que las autoridades hagan lo que tienen que hacer. Y las poblaciones están desesperadas ante tanta falta de actuación gubernamental.
En las instalaciones del muelle de Arguineguín, en Gran Canaria, está todo saturado. No paran de llegar pateras. Y según se informa vienen bien vestidos y con celulares de última generación. Parece que muy pobres no son.
También han llegado cayucos a Mallorca, Formentera y Cabrera.
Se los estará enviando Marruecos por el reverdecimiento del problema con el Frente Polisario en el viejo Sáhara Español. Un problema que Rabat no ha podido solucionar. Cosa que es buena para España. Mientras Marruecos esté ocupado en un territorio que tanto anheló dejará de molestar.
Mauritania (país que también quiso quedarse con una parte del Sáhara Español pero no lo pudo aguantar y por eso se lo tragó Marruecos) por otra parte, señaló que no será el lugar para la inmigración ilegal. Las autoridades mauritanas señalaron que los deportarán a sus países.
La saturación en Canarias producto de la inoperancia de un gobierno inoperante como el de Pedro Sánchez (el más antiespañol hasta el momento en la historia del Reino. Personalmente creo que en traición le ganó a Judas Iscariote) ha llevado a que los ciudadanos de las islas pongan el grito en el cielo (tal vez el único lugar donde los escuchen). Pero esto también ocurre en territorios italianos.
En Sicilia el presidente regional no hace mucho dijo que la isla no podía seguir soportando esta invasión de inmigrantes mientras el resto de Europa miraba para otro lado y que los expulsaría. De la isla italiana de Lampedusa, ni hablar. Todo saturado. Y también en Grecia.
Por otro lado es bueno señalar como se conducen algunos medios de comunicación internacionales, diarios y noticiarios, los que desde hace tiempo han hecho uso de una actitud y vocabulario “buenista” y en vez de utilizar la expresión correcta de “inmigrante” o “inmigrante ilegal” lo cambiaron por “migrante”.
Vamos a ver que nos dice el Diccionario de la Real Academia.
Migrar: trasladarse desde el lugar en que habita a otro diferente.
Inmigrante: el que llega a un país extranjero para radicarse en él.
¿Se nota la diferencia?
La inmigración es una política de estado. No solo la decisión del que decide dejar su país.
Habría que investigar a muchas ONGs que rescatan a inmigrantes y no en medio del mar (que es correcto según la ley del mar) sino que los van a buscar, según señalan muchas denuncias a las costas magrebíes haciéndoles el caldo gordo a las mafias que trafican con personas.
El mundo está conformado por países que tienen sus fronteras. Sé bien que están pululando teorías que quieren destruir a los estados nacionales. Habrá que ver si lo logran.
Pero mientras eso no ocurra, existen países, con sus fronteras y con sus leyes y cuando se quiera entrar en uno de ellos se lo debe hacer respetando las regulaciones de ese territorio. Y esto lo digo desde Argentina país en el que todos descendemos de los barcos. Y esto lo grito con un orgullo que no me cabe en el pecho.