Circula una pregunta en distintas mesas políticas y de consultores cuya respuesta varía según quien la responda. ¿Cuánto del caudal electoral de Sergio Massa lo sigue acompañando después de su incorporación al Frente de Todos? La respuesta es importante porque, ante la morfología de la coalición de gobierno, podría ser el factor decisivo para ganar o perder estas elecciones en la provincia de Buenos Aires. Y, sobre todo, para proyectar el futuro del oficialismo hacia el 2023. Caído (en las encuestas) Alberto Fernández, asoma Sergio Massa como la única opción para sostener al votante moderado que apostó en 2019 por esta opción politica. ¿Alcanzará?
Días atrás, una dirigente muy importante de la provincia de Buenos Aires que integra las listas lanzó una aseveración inquietante en un reunión privada. “Cristina (Kirchner) no está segura que Axel Kicillof pueda ser el sucesor del Alberto Fernández. Ella lo considera, pero cree que aún debe pulir sus relaciones políticas”. Si no fuera porque quién lo decía es alguien de comprobada relación con la vicepresidente, podría pasar como un comentario más. Y fue expresado semanas después del cierre de las listas. Al parecer, la ausencia de candidatos propios del gobernador en las listas seccionales no obedecería a un desprendimiento de Kicillof, sino a la decisión de Cristina Kirchner. Para no confrontar con los intendentes, a los que necesitan y mucho en los territorios. Recién ahora evalúan que la relación política entre La Plata y los territorios había comenzado a mejorar. “Axel aprendió”, lanza un intendente de los tantos que se enojaban por los comienzos del gobierno del ex ministro de economía. Las anécdotas de aquellos tiempos son múltiples. Para escribir un libro de cómo, un mandatario, llegó a insinuar que los alcaldes de su partido sólo se interesaban por rosca y puestos, es decir, caja.
Otro jefe comunal de la primera sección ante la consulta sobre si esta información era real, dijo desconocerlo aunque describió a Cristina como alguien que suele tener “enamoramientos temporales” con distintos dirigentes. Y no le extrañaría que Axel Kicillof pueda ser uno de ellos. Como lo fueron otros en distintos momentos. Suele ser una característica más común de lo que parece. Aquellos que conducen se obnubilan con alguien y le permiten todo. Hasta que se corta, barajan y dan de vuelta.
Sergio Massa ha solidificado su relación con Máximo Kirchner al punto de interpretar que sus intereses políticos estarán atados al menos hasta el 2023. En 2017, el líder del Frente Renovador, sello que nunca se dispuso a dejar en el archivo, obtuvo un millón de votos. Aquella fue su peor performance tras su rotundo éxito de 2013. La sola posibilidad de conservar ese electorado, podría ser vital para las chances del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires. Pero Massa aspira a más.
Su agenda está enfocada en la clase media y las Pymes. Los candidatos que van en la lista lo suelen explicar en sus intervenciones por estos tiempos. La agenda del “alivio fiscal” que tuvo sus primeras apariciones con la eliminación del impuesto a las ganancias y los cambios en el monotributo, irían ahora en el sentido de reformas fiscales para las pequeñas y medianas empresas. El plan para reconvertir los planes sociales en trabajo golpea en el corazón de la realidad política de este momento. Reducir la presión impositiva a quienes dan trabajo choca, por ahora, con la ampliación permanente del “Potenciar Trabajo” manejado por las organizaciones sociales ligadas al gobierno. La salida no es de corto plazo, pero requiere de un cambio de rumbo urgente. Sin generación de riqueza no habrá nuevas ofertas laborales. En esa agenda se ha anotado también el Movimiento Nacional Pyme que acaba de crear su propio estatuto y dar a luz a la comisión directiva con representación en todo el país. Por un lado nace la UTEP y del otro lado del mostrador MOPYME. Simbología de esta nueva Argentina.
El voto del conurbano no sólo se consolida por la situación económica, sino que hay otros factores que influyen. Un aspecto que no suele ponerse en la balanza es la situación del transporte público y, sobre todo, los ferrocarriles. En silencio - o no tanto- Massa suele ser el principal orador en cada uno de los actos donde se inauguran las estaciones remodeladas de los ramales urbanos o los puentes modulares que se instalan sobre la traza del Ferrocarril Sarmiento. A ello se le suma el regreso de los servicios en distintos puntos del interior. El área es manejada por Martín Marinucci, directamente vinculado al presidente de la Cámara de Diputados. Por lo bajo, hablan de la “revolución silenciosa de los ferrocarriles”.
Hasta en los pequeños detalles (no tan pequeños) se denota la relación armónica con Cristina Kirchner. El Ministerio de Transporte se encamina a definir la demorada licitación para la compra de 70 trenes eléctricos de trocha ancha, que serán destinados mayoritariamente a la línea San Martín una vez electrificada. Lo publicó el sitio especializado enelsubte.com. Y agrega: “Si bien la licitación aún no ha sido adjudicada se pudo saber que la empresa rusa TMH International es la única que continúa en carrera, luego de que fueran descalificadas las ofertas de dos competidoras en el proceso: Alstom Brasil y Vemerkiper”. Un caso más donde los intereses rusos se alinean a los Argentinos. Sobre todo en el conurbano bonaerense.
Es allí donde se define la elección de la provincia de Buenos Aires. El impacto de la foto de Olivos hizo mella. Lo palpan los dirigentes que recorren a diario los barrios más humildes. Y se encontraron con una situación repetida. La economía influye, pero crece la indignación. Lo más peligroso para Alberto Fernández es que lo responsabilizan de la muertes de familiares a quienes no pudieron despedir. Asocian el festejo de Fabiola Yañez con el fallecimiento de seres queridos. Es allí donde no alcanzan los planes, ni el Ahora 12 ni nada que se le parezca. La decantación de este momento se verá en poco más de dos semanas.
Mientras tanto, las especulaciones siguen a la orden del día. Trascienden números que encienden las luces de alerta en el gobierno, pero también en la oposición. Hasta el reciente simulacro del escrutinio no salió bien, si de agitar dudas se trata. El nivel de apatía es alto y no está claro quién se podría llevar ese voto. ¿Randazzo? ¿Manes? ¿Santilli? ¿Espert?. Por lo pronto, este último blindó un acuerdo con los jefes territoriales del peronismo para cuidar su boleta. Si algo faltaba para certificarlo, fue la caída de varias listas de Avanza Libertad en distritos donde quienes la encabezaban eran críticos. Casualmente, las que se mantienen en pie tiene como primeros candidatos a disidentes con vínculos aceitados con las administraciones locales. Lo adjudican a “errores” del apoderado. Bienvenidos a la nueva política.
*Por Sebastián Dumont
Periodista de Canal 26