El gigante asiático tiene trabajo en aguas extranjeras incluyendo mares cercanos a las Islas Malvinas. Los beneficios y contradicciones de un gran negocio.
Por Canal26
Martes 17 de Octubre de 2023 - 10:04
La pesca de mariscos es una de las puntas de lanza que permitió que hoy China se haya convertido en una superpotencia mundial. Esta rama productiva permite generar empleos y ganancias además de forjar nuevas rutas comerciales. De esta manera, el gigante asiático pudo expandir su influencia.
“Si bien muchos países implementan prácticas de pesca destructivas, el caso de China es especial, debido al tamaño de su flota y al uso que le da para sus ambiciones geopolíticas”, comentó Ian Ralby, CEO de I.R. Consilium, una consultora global que se especializa en la seguridad marítima. “Ningún otro país tiene el mismo nivel de participación estatal en la industria, ningún otro país tiene una ley que obligue a sus pesqueros a recabar y entregar información al gobierno y ningún otro país invade activamente las aguas territoriales de los demás”.
En 1985, la Corporación Nacional de Pesca de China (CNFC), que hoy es la pesquera estatal más importante del mundo, mandó a 13 barcos de arrastre con 223 tripulantes a las costas de Guinea-Bissau, ubicadas en África Occidental. Al llegar, se hizo una ceremonia militar en el puerto de Mawei, Fuzhou, donde participaron miles de personas, inclusive alguna de ellas eran parte del politburó del Partido. Uno de los ejecutivos pesqueros expresó en ese acto que no se trataba solamente de una relación comercial, sino que la actual superpotencia buscaba mostrar su voluntad en el extranjero.
“Si bien muchos países implementan prácticas de pesca destructivas, el caso de China es especial, debido al tamaño de su flota y al uso que le da para sus ambiciones geopolíticas”
Hoy en día, la CNFC tiene 250 barcos pesqueros y buques de repostaje, 6 plantas de procesamiento de mariscos y 15 buques frigoríficos. En 2020, el país pescaba más de 2.200 millones de kilos de marisco al año, la mayoría calamares, según estiman varias fuentes. Estas cifras están lejos de la producción de cualquier nación que al lado de estos valores parecen de una producción mínima.
Ralby afirmó que el gigante asiático trabaja en mares distantes para poder llevar adelante su poder en aguas extranjeras, apoyándose en el concepto legal de "posesión adversa" que da derechos de propiedad a quien controle un área por determinada cantidad de tiempo. “China probablemente cree que, con el tiempo, la presencia de su flota pesquera en alta mar terminará ejerciendo cierto grado de control soberano sobre esas aguas y sus recursos”, destacó. “Con el 70 por ciento de la tierra cubierta de agua, el esfuerzo de cualquier estado por establecer derechos e intereses sobre los bienes comunes mundiales debería ser una preocupación”, añadió.
“China probablemente cree que, con el tiempo, la presencia de su flota pesquera en alta mar terminará ejerciendo cierto grado de control soberano sobre esas aguas y sus recursos”
Además, estos barcos pesqueros muchas veces no tienen el fin de pescar sino de ejercer control militar sobre zonas petroleras y gasíferas, según Greg Poling, miembro senior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. En este sentido, el país asiático insiste por el poder en el área del mar de China Meridional exigiendo el control de Hong Kong y Taiwán.
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En los últimos 50 años el consumo de mariscos en el planeta se quintuplicó y la industria adoptó nuevas medidas tecnológicas para aumentar su capacidad comercial. Por ejemplo, los avances permitieron tener mejores maneras de refrigeración y navegación para que los buques puedan permanecer más tiempo en el mar. En el año 2001, con dinero del Estado, las empresas lograron expandir su presencia en otros países tras la política del gobierno chino de "salir al mundo".
En el año 2001, con dinero del Estado, las empresas lograron expandir su presencia en otros países tras la política del gobierno chino de "salir al mundo".
El rol del Estado chino es fundamental para comprender el crecimiento comercial de la industria pesquera en este país. Los subsidios estatales, que en 2018 llegaron a los 7 mil millones de dólares, se usaron para gastos de combustible y compra de barcos nuevos. Enric Sala, director del proyecto Pristine Seas de National Geographic, explicó que estas subvenciones son las que hacen rentables a la industria de la pesca de calamares y mariscos. Además, los buques trabajan con la inteligencia china que les provee información acerca de dónde están la mayor cantidad de nidos y cuevas de calamares para pescar en esos sectores puntuales.
Aunque esta actividad denota un gran potencial comercial que China supo aprovechar, también es necesario remarcar que es conseguido a costa de una importante explotación laboral tanto abajo como arriba de los barcos. Muchos de los trabajadores son chinos pero también extranjeros que sufren la violencia a bordo por parte de sus superiores. Además, estos barcos están muy cuestionados por la trata de personas y el tráfico ilegal. Por otra parte, algunos oceanógrafos cuestionan la estrategia pesquera del gigante asiático ya que puede dañar el ecosistema marítimo.
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