Primeras señales de la nueva era Trump: "guiños" a los BRICS e incertidumbre en la Unión Europea

El triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos abrió un escenario de incógnita para algunos actores, así como una luz de esperanza para otros. El análisis en detalle.

Por Kevin Bryan

Viernes 8 de Noviembre de 2024 - 07:00

Donald Trump. Foto Reuters. Donald Trump. Foto Reuters.

Las elecciones de Estados Unidos siempre dejan mucho que analizar pero, en este caso, han generado altas expectativas en diversos actores del sistema internacional por lo complejo e incierto del escenario actual. 

El auge de los “Estados”, traducido en un ascenso de los nacionalismos, ha derivado en un espiral de felicitaciones a Trump por todo el mundo con líderes tan diversos, a veces opuestos y enfrentados, cómo Vladimir Putin (Rusia), Viktor Orban (Hungría / UE), Narendra Modi (India), Benjamín Netanyahu (Israel), Recep Erdogan (Turquía), Giorgia Meloni (Italia), entre otros.

Cumbre BRICS. Foto: EFE Cumbre BRICS. Foto: EFE

Más allá de la dicotomía que proponen algunos analistas entre “globalistas” y “nacionalistas” se esconde un enfoque pragmático que, distintos jefes de Estado, esperan de Trump, y que genera expectativas en los mandatarios de ciertos países.

Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos. Foto: Reuters.

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¿Donald Trump y los BRICS?

Resultó curioso que, en las primeras horas tras su victoria, dos mandatarios de los BRICS, el bloque antagónico al G7 occidental, se comunicaran con el recientemente electo presidente de los Estados Unidos. Nos referimos tanto a Narendra Modi (Primer Ministro de India) como a Xi Jinping (Presidente de China). El primero es -casi- un amigo personal de Trump, el segundo es -casi- con seguridad, el principal adversario geopolítico de Trump.

A los llamados de ambos líderes debemos sumar también las felicitaciones que envió Vladimir Putin a Trump, en el foro de Valdai. En Moscú tienen altas expectativas de poder retomar una conversación “saludable” sobre la guerra en Ucrania y entienden que nadie presenta una mejor predisposición para dialogar con Rusia que el propio Trump.

Donald Trump y Vladimir Putin. Foto: EFE. Donald Trump y Vladimir Putin. Foto: EFE.

Las felicitaciones de estos mandatarios, bien recibidas por Trump, manifiestan un “reconocimiento mutuo” de potencias que se posicionan en el tablero internacional. A diferencia de su predecesor, Joe Biden, Trump parece pensar en un escenario donde distintas potencias coexisten y compiten.

En ese escenario de coexistencia, Trump piensa su política proteccionista. Cuanto menos dependa Estados Unidos de otros países, más tendrá para poder encarar este complejo y convulsionado panorama actual. Sin siquiera decirlo, Trump -y sus asesores- parecen ver un mundo que tiene rasgos de multipolaridad y la estrategia es “reconocer” a esos actores, buscando obtener los mayores beneficios posibles (en clave nacional).

Es precisamente en esa línea que Trump recibe con brazos abiertos las felicitaciones de distintos líderes de países emergentes que se presentan como un “péndulo” entre Beijing y Washington, salvaguardando sus intereses nacionales. En ese listado se encuentran países como Turquía, India, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Sudáfrica, Egipto e Indonesia.

Todos esos países forman parte, o desean formar parte, de los BRICS, el principal bloque emergente de la actualidad. Trump reconoce, implícitamente, la importancia de este bloque y su posición cada vez más gravitante en el sistema económico internacional. Es por eso que dio prioridad a los llamados de los líderes de ese bloque emergente, antes que a los saludos de líderes de bloques ya consolidados bajo la influencia de Washington, tales como la UE o el G7.

Migrantes que buscan asentarse en Estados Unidos. Foto: Reuters.

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¿Problemas para Europa?

La victoria de Trump fue un sacudón en Bruselas. Desde hace meses se preparaba el escenario de un posible retorno de Trump al poder, pero ninguna planificación pudo compensar el golpe de realidad final. Ante este escenario, la Unión Europea celebró, el día jueves, una cumbre en Budapest.

Macron y Trump Macron y Trump

En dicha reunión se vislumbraron dos líneas muy claras. La primera, presentada por el presidente francés Emmanuel Macron, quien fue muy crítico con las decisiones europeas de los últimos años y cuestionó la dependencia que se construyó en torno a Washington y su agenda. Macron se dio el lujo de hablar hasta de un “atlantismo ingenuo”, en tono autocrítico, que condujo a la actual dependencia económica, energética y militar de la Unión Europea.

En otra línea, Ursula von der Leyen, presidenta de la Unión Europea, intentó bajar el tono de Macron y explicó que la alianza entre Bruselas y Washington es muy sólida, y que ni el presidente entrante podrá cambiar eso. Para Von der Leyen, Ucrania sigue siendo un pilar que articula ambas agendas (Washington y Bruselas), pese a que Trump ya manifestó que buscará poner fin a la guerra y alcanzar un acuerdo con Putin.

La diferencia de enfoque entre Von der Leyen y Macron habla de una Unión Europea que se muestra cada vez más dividida sobre su futuro. Para cerrar, tras sus declaraciones, Macron estuvo dialogando con Viktor Orban, quien propone que la UE se aleje del atlantismo y que sea un bloque “pendular” entre Rusia y Estados Unidos.

Joe Biden y Donald Trump. Foto: Reuters.

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¿Y Sudamérica?

En América Latina el escenario es más incierto. El gobierno brasilero, encabezado por Lula da Silva, felicitó a Trump pero mantiene ciertos recelos sobre el mismo por los apoyos que, en el pasado, dio el mandatario electo al ex presidente brasilero, Jair Bolsonaro.

Bolsonaro y Trump en EE.UU., REUTERS Bolsonaro y Trump en EE.UU., REUTERS

Brasilia apostó, este año, por un acercamiento cauto hacia Occidente, demostrado en la presencia de Lula en el G7 y su faltazo en la cumbre de los BRICS. Probablemente, tras el triunfo de Trump, Brasil vuelva a “pendular”, experimentando algunos acercamientos más estratégicos con China y el bloque de los BRICS del cual forma parte. Además, los potenciales vínculos del gobierno argentino de Javier Milei con Trump y Estados Unidos, fuerzan a Brasil a hacer valer su posición de hegemón regional, siendo la carta de la “pendulación” con China, la más valiosa de la cual dispone Brasilia en estos momentos.

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