A través de masivas inversiones en tecnologías limpias, China no solo está ayudando a África a reducir su déficit energético, sino también a consolidar su influencia global en la carrera por la sostenibilidad.
Por Canal26
Domingo 15 de Septiembre de 2024 - 13:51
Alfredo Atanasof brindó su opinión en Perspectiva Internacional sobre La Expansión de China en la Transición Energética de África.
En esta nota, reproducimos lo escrito en dicho artículo:
La Expansión de China en la Transición Energética de África: Inversiones Verdes y Alianzas Estratégicas está redefiniendo el futuro energético del continente africano. A través de masivas inversiones en tecnologías limpias, China no solo está ayudando a África a reducir su déficit energético, sino también a consolidar su influencia global en la carrera por la sostenibilidad.
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La relación entre China y África ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, y la transición energética es uno de los principales focos de esta cooperación. África, un continente con enormes recursos naturales, enfrenta el desafío de suministrar energía a su creciente población, mientras busca reducir su dependencia de los combustibles fósiles y adoptar soluciones más sostenibles.
China ha emergido como un actor clave en este proceso, posicionándose como el mayor inversionista en infraestructura energética en África. Con su experiencia en la construcción de proyectos de energías limpias, ha encontrado en el continente africano un socio estratégico para expandir su influencia global y exportar sus tecnologías. Se estima que China ha invertido más de 23 mil millones de dólares en infraestructura energética en África entre 2020 y 2023, siendo la energía solar y eólica sus principales áreas de interés (Global Voices).
Esta alianza no solo beneficia a China, que busca nuevos mercados para sus tecnologías renovables, sino que también representa una oportunidad crucial para África. Con solo el 44% de su población con acceso a la electricidad, el continente tiene una gran necesidad de inversiones en infraestructuras energéticas. Las soluciones chinas, como los proyectos “pequeños pero hermosos”, permiten una expansión modular de la capacidad energética, adecuada para las diversas realidades económicas y geográficas africanas.
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Las inversiones chinas en África se centran principalmente en la expansión de tecnologías limpias, como la energía solar, eólica y la hidráulica. Estos proyectos son esenciales para abordar la crisis energética africana, donde millones de personas aún dependen de combustibles fósiles altamente contaminantes para sus necesidades diarias.
China ha encontrado en África un destino estratégico para sus inversiones debido a las crecientes restricciones impuestas por Europa y Estados Unidos a sus productos, especialmente en sectores como los vehículos eléctricos y las tecnologías fotovoltaicas. De hecho, las exportaciones chinas de lo que denomina el “nuevo trío” (vehículos eléctricos, baterías de litio y productos fotovoltaicos) crecieron un 30% en 2023. Actualmente, China controla el 70% de la capacidad mundial de producción de paneles solares y exporta más del 80% de las células fotovoltaicas utilizadas a nivel mundial, lo que le da una posición dominante en el sector de energías limpias (El País).
Además, estas inversiones permiten a China fortalecer su posición como socio clave de África, lo que podría tener importantes implicaciones geopolíticas, especialmente en un contexto donde las potencias occidentales están replegándose. Un ejemplo claro es la relación entre China y Gabón, donde el país asiático ha incrementado su compra de petróleo y minerales, mientras que Gabón se beneficia de proyectos de energía limpia financiados por China.
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Uno de los aspectos más destacados de la colaboración entre China y África es la implementación de proyectos de energías renovables. Estos incluyen plantas solares, parques eólicos y proyectos hidroeléctricos en varios países africanos, donde la capacidad instalada de energía renovable está creciendo rápidamente gracias a la financiación china.
Por ejemplo, en países como Etiopía y Kenia, las inversiones chinas han sido decisivas para el desarrollo de grandes proyectos hidroeléctricos que no solo suministran electricidad a las poblaciones locales, sino que también permiten exportar energía a países vecinos. El parque solar Benban en Egipto, financiado en parte por China, es el más grande del mundo, con una capacidad instalada de 1,8 gigavatios, capaz de abastecer a más de un millón de hogares (Argentina Eólica).
Estos proyectos no solo satisfacen la demanda energética inmediata, sino que también están ayudando a industrializar áreas rurales que tradicionalmente carecían de acceso a la electricidad. Así, la alianza energética entre China y África está sentando las bases para un futuro más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles.
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La creciente presencia de China en África a través de inversiones en la transición energética tiene importantes implicaciones geopolíticas. África, con vastos recursos sin explotar, se ha convertido en un campo de batalla silencioso entre las grandes potencias. Mientras que Europa y Estados Unidos han impuesto barreras comerciales a China, el gigante asiático ha encontrado en África un refugio para expandir su influencia y colocar sus tecnologías.
Desde una perspectiva argentina, la consolidación de este eje China-África plantea varios puntos de interés. Primero, África, con una población joven y un vasto potencial económico, podría emerger como un socio estratégico no solo para China, sino también para otros actores globales interesados en promover un desarrollo sostenible. Segundo, Argentina, que enfrenta sus propios desafíos energéticos, podría observar de cerca cómo este modelo chino de transferencia tecnológica y desarrollo verde se adapta al contexto africano, buscando replicar iniciativas similares en su territorio. Con el nuevo gobierno de Argentina han surgido algunos inconvenientes que provocaron una notable caída de las ventas al país asiático, seria deseable que se encause la relación, postergando ideologismos, que ya en el mundo global no tienen cabida. Sobre todo teniendo en cuenta que China es uno de los principales socios comerciales de América Latina, las relaciones comerciales entre ese país y América Latina son estratégicas, América Latina posee grandes recursos naturales esenciales para las industrias Chinas, como cereales, minerales y petróleo, las empresas chinas pueden aportar desarrollos tecnológicos necesarios para incorporar mayor valor agregado a la producción
Actualmente, China es el mayor socio comercial de África, con un comercio bilateral que alcanzó los 254 mil millones de dólares en 2023, superando a Estados Unidos y la Unión Europea como principales socios comerciales del continente (Global Voices). Sin embargo, esta creciente dependencia también plantea riesgos para África, ya que algunos analistas temen que el desequilibrio en la balanza comercial pueda agravar los problemas económicos del continente.
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La transición energética en África, impulsada por las inversiones chinas, está transformando el panorama energético del continente, con proyectos que no solo satisfacen las necesidades energéticas actuales, sino que también promueven la industrialización y el desarrollo sostenible. Mientras tanto, China continúa expandiendo su influencia global a través de la exportación de sus tecnologías limpias, utilizando a África como un laboratorio para sus innovaciones. Esta alianza estratégica tiene importantes implicaciones geopolíticas y ofrece valiosas lecciones para otras regiones, como América Latina, que buscan integrarse en la economía verde global.
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