El reciente viaje de la primera ministra italiana Giorgia Meloni a Washington parece anunciar que la Nueva Ruta de la Seda tendrá que cambiar de rumbo.
Por Mauro Labombarda y Matías Tullio
Jueves 10 de Agosto de 2023 - 17:28
El pasado jueves 27 de julio el presidente de los EEUU Joe Biden recibió en la Casa Blanca a la primera ministra italiana Giorgia Meloni. A pesar de las expectativas que generó el encuentro sobre el futuro de la participación de Italia en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) o Nueva Ruta de la Seda, no hubo declaraciones al respecto.
Sin embargo, varios gestos de la mandataria italiana y de sus ministros revelan la intención de Roma de abandonar el megaproyecto chino de infraestructura y comercio.
Entrevista a Meloni en Fox News. Reuters.
Muy lejano en el tiempo quedó el mes de marzo de 2019, cuando el entonces primer ministro italiano Giuseppe Conte sorprendió a sus socios europeos anunciando, sin consultarlos, la incorporación de Italia al BRI. En el marco de la visita a Italia del presidente chino Xi Jinping, se firmó un memorando de entendimiento por el plazo de cinco años, renovable automáticamente, que define los contornos de la participación italiana en el proyecto.
La decisión despertó críticas y desconfianza en los EEUU y en algunos de los integrantes de la UE, pero tuvo en su momento un especial significado para China: no sólo porque lograba reconstruir los dos extremos de la originaria Ruta de la Seda de los tiempos de Marco Polo, sino porque la incorporación de Italia significaba que un país del G7 se sumaba al proyecto chino.
En diciembre de este año 2023 vence el plazo de Italia para decidir su situación.
Las demás potencias europeas tenían también importantes acuerdos comerciales con China, pero ninguna había decidido implicarse con un gesto geopolítico tan importante. Sin embargo, parece que las cosas no salieron como esperaban los italianos.
Si bien China realizó importantes inversiones en infraestructura portuaria, fue también la única beneficiaria del aumento del intercambio comercial, agrandando significativamente el déficit de Italia en el plano bilateral.
Al mismo tiempo, los italianos advertían con notable frustración que tanto Francia como Alemania obtenían mayores ganancias a partir de inversiones chinas y del aumento de exportaciones al país oriental, aun sin haberse sumado al proyecto emblemático de Xi.
Franceses y alemanes, a pesar de mantener un discurso relativamente crítico contra China, sea por su política más asertiva hacia sus vecinos o por el apoyo que brinda a Moscú, incrementaron su comercio y recibieron mayor inversión de Pekin. Fue entonces, con el nuevo gobierno de Meloni, que empezó a aludirse al “grave error” y a la decisión “improvisada y atroz” que significó la adhesión al BRI.Encontrá más vídeos
Comprendieron los italianos que ellos estaban pagando el costo de incorporarse a la estrategia china sin obtener ninguna ventaja a cambio.Hoy se da por hecho que Italia abandonará el proyecto, al no renovar el acuerdo cuando expire en marzo de 2024. El memorando prevé la renovación automática a menos que una de las dos partes manifieste su deseo de retirarse con tres meses de antelación. Es decir, en diciembre de este año 2023 vence el plazo de Italia para decidir su situación.
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El enrarecimiento del clima entre China e Italia quedó al descubierto cuando antes del viaje a los EEUU, Meloni decidió aclarar que «La decisión italiana sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta debe tomarse sin influencia estadounidense”. China contestó con ironía expresando que las palabras de la líder italiana son como un cartel colocado sobre un tesoro enterrado diciendo “Aquí no hay monedas de plata escondidas”. Solo revela que algo ha sido encubierto.
La intención de Italia no pareciera apuntar a dejar de comerciar con China. Más bien es simbólica y pretende mantener un equilibrio: conservar una buena relación, comerciar, pero retirarse del BRI.
Es que esta megaproyecto de desarrollo logístico e infraestructura es un camino hacia la integración sino-europea, que va en contra de los intereses geopolíticos de los Estados Unidos. Un bloque formado por ellos, y su potencial económico, militar, diplomático y cultural, sería una verdadera amenaza a la primacía estadounidense.
La salida de Italia entonces supondría un retroceso importante en un proyecto ya de por sí golpeado por la pandemia y la guerra. A partir de esto, ¿cuál será la reacción de China?
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