El viaje relámpago a Rusia de Kim Jong-un encendió las alarmas en Occidente; se trata de dos Estados que cuestionan abiertamente el ordenamiento occidental.
Los medios occidentales fueron los primeros que comenzaron a especular sobre las razones del viaje a Rusia de Kim Jong-un, el actual líder norcoreano. La razón más citada fue una probable venta de armas del régimen norcoreano al Kremlin. Sin embargo, hasta ahora, parecen meras especulaciones occidentales. A priori, no se iba a conocer nada de lo que ambos líderes de Estado discutirían.
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Fue recién el domingo a última hora que se conoció que Kim Jong-un había salido en tren, desde Pyongyang hacia Vladivostok, la ciudad rusa más importante del lejano oriente. Esto pudo corroborarse por las propias imágenes que difundieron medios norcoreanos a la prensa rusa.
Al día siguiente (martes por la noche), Kim arribó a Vladivostok en un particular viaje en tren junto a la extensa delegación de diplomáticos y militares que lo acompañaba. Unas horas más tarde, ya dentro de una mañana soleada en Vladivostok, Kim se reunió con Putin personalmente.
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Pese a las especulaciones, lo cierto es que, en casi cualquier encuentro bilateral, el que viaja es el que tiene mayor interés en conseguir algo: algún acuerdo, algo tangible política o económicamente, etc. En este caso fue Kim quien viajó a Rusia, lo que, pese a las especulaciones occidentales, hizo pensar que existía un interés del gobierno norcoreano en algo que el Kremlin podía ofrecerle.
A raíz del viaje, pudo confirmarse que efectivamente el gobierno norcoreano está interesado en informaciones para avanzar un programa aeroespacial. Se desconoce si desde una perspectiva comercial o militar, aunque dados los tintes militaristas del gobierno de Kim Jong-un, y las frecuentes escaladas en la península coreana, quizá sea para continuar avanzando en el polo militar. De hecho, Kim visitó el cosmódromo de la ciudad, lo que ratifica ese interés norcoreano sobre dicho sector.
Por supuesto que, dado que el gobierno norcoreano no se caracteriza por ser un gran exportador al mundo - debido a los tintes autoaislacionistas que suele tener el propio gobierno -, todo hace pensar que una de las formas de acuerdo y/o pago podría ser mediante algo que a Rusia le vendría muy bien en su conflicto con Ucrania: nuevas y extensas rondas de municiones que el ejército norcoreano dispone en cantidades industriales y que son perfectamente compatibles con el estándar ruso, debido a la tradición de la época comunista que alguna vez compartieron.
En ese sentido (y en esa guerra que Rusia libra contra Ucrania desde hace más de un año y medio, que parece aún muy lejos de cualquier final), Moscú parece encontrar en el régimen norcoreano un país que comparte parte de su visión de lo que acontece y se disputa en el mundo actual, pero que también tiene interés en el desarrollo científico ruso, así como algo que podría aportarle a cambio para continuar con su proyección largoplacista en relación al conflicto en Ucrania.
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El viaje, lógicamente, incomoda al Occidente clásico por varias razones: dos países con capacidad nuclear que estrechan lazos, al tiempo que uno se encuentra actualmente en conflicto con otro Estado (Rusia), mientras el otro tiene una importante hipótesis de conflicto histórica con su vecino del sur (Corea del Norte). Tanto Ucrania como Corea del Sur, enemigos actuales de Rusia y Corea del Norte, son piezas claves para la estrategia de “contención global” de Estados Unidos.
De hecho, Kim respaldó la política de Rusia en relación a Ucrania por considerar que está dentro de los parámetros de reacción de un Estado que siente vulnerada su seguridad. En ese punto, el pacto entre Kim y Putin parece estar articulado desde la perspectiva de avanzar en nuevos entendimientos, al mismo tiempo que son plenamente conscientes de la enorme incomodidad que generan, sobre todo, en los despachos de la Casa Blanca.
La segunda razón a destacar es que todo el extremo oriente y el Pacifico comienzan a militarizarse a un ritmo vertiginoso. Claro que no es solo responsabilidad de Rusia y de Corea del Norte, puesto que Estados Unidos también alimentó una reciente alianza con el Reino Unido y Australia bajo el nombre de AUKUS, o realizó ejercicios navales conjuntos con Japón y Corea del Sur sobre aguas de la península coreana; todo eso sin mencionar la tensión siempre latente entre China y Taiwán. En cualquier caso, el extremo oriente y el Pacifico siguen escalando como escenario de pugna entre los distintos poderes regionales y globales enfrentados cada vez con mayor claridad.
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