Con récord de permisos dados por Nepal, muchos afirman que el negocio con expediciones turísticas para quienes pueden pagar un ascenso sin ser alpinistas, pone en riesgo la vida de quienes se aventuran a hacerlo.
Por Canal26
Domingo 26 de Mayo de 2019 - 15:40
El martes pasado, el sherpa Kami Rita amplió su récord de ascensos al Everest a 24 con su segunda llegada al pico más alto del mundo en menos de una semana. Con 49 años, hizo cumbre por primera vez el 15 de mayo pero regresó al campo base y volvió a subir a lo más alto de los 8.850 metros con otros escaladores.
Pero sin embargo, esta marca, tiene su lado oscuro y preocupante. Hubo muertos en el ascenso y todo se debe al exagerado permiso de Nepal para que turistas y aventureros accedan a la cumbre.
Muchos de ellos lo hacen sin la más mínima preparación y sólo porque cuentan con el dinero para pagarlo.
Nepal concedió 381 permisos de ascensos al monte más alto del mundo para la temporada de primavera, por 11.000 dólares cada uno. Es un récord histórico desde la primera ascensión exitosa al Everest en 1953.
Con este marco, un alpinista británico y otro irlandés murieron en el Everest, lo que eleva a 10 las víctimas mortales esta temporada de gran atasco en el llamado techo del mundo, informaron este sábado los organizadores de la expedición y autoridades locales.
"Un montañero británico llegó a la cima esta mañana pero se desmayó y murió solo 150 metros más abajo", afirmó Murari Sharma de la Expedición Everest Parivar. Se trata de Robin Fisher, de 44años.
"Nuestros guías intentaron ayudarle pero murió poco después", declaró a la AFP Murari Sharma.
El embotellamiento de gente, como el que se ha producido, en la "zona de la muerte", arriba de los 8000 metros, es especialmente mortal: los niveles de oxígeno y presión atmosférica pueden causar de manera directa la pérdida de algunas funciones vitales o, indirectamente, accidentes por el estrés y el desgaste físico.
A esa altura, el cuerpo humano consume oxígeno más rápido del que se repone y, al extenderse la permanencia en esas condiciones, puede generar el deterioro de las funciones corporales, la pérdida de la conciencia y la muerte. El abarrotamiento en los ochomiles supone un gran peligro para los alpinistas y sus sherpas, ya que cada minuto es importante cuando uno depende de un tubo de oxígeno para sobrevivir y les puede alcanzar la noche.
Otro organizador de escaladas confirmó en su página de Facebook la muerte de un irlandés de 56 años el viernes en el flanco tibetano de la montaña.
Decidió regresar sin haber alcanzado la cumbre pero murió en la tienda de campaña en el collado Norte, un paso de montaña a 7.000 metros de altura.
Esta semana han muerto también un alpinista estadounidense, un austríaco, un nepalés y cuatro indios. Un irlandés está desaparecido y dado por muerto tras caer cuando se encontraba
cerca de la cima.
Al menos cuatro de los decesos se atribuyen al embotellamiento existente en la llamada "zona de la muerte". La afluencia es tal que se teme que la concesión de permisos se haya hecho en
detrimento de la seguridad.
Este año Nepal concedió para la temporada de primavera un récord de 381 permisos, al precio de 11.000 dólares cada uno.
Cada titular de un permiso va acompañado por al menos un guía, lo que explica los atascos.
Como a finales de mayo termina la llamada ventana de oportunidad, es decir las pocas semanas con condiciones menos extremas, el número de personas que coinciden en la misma ruta para intentar llegar a la cima de la montaña aumenta a diario.
(Ricardo Birn, alpinista argentina en hospital de Katmandú)
El cordobés Ricardo Birn, también intentó escalar el Everest y sufrió un edema pulmonar y tuvo que ser rescatado en helicóptero.
"Creí que me moría", afirmó en un video que compartió en Facebook. Le faltaban poco más de 500 metros para llegar a la cumbre, en su segundo intento por tocar la cima.
Se estima que el viernes unas 600 ya habían alcanzado la cima por el flanco nepalés, afirmó una fuente gubernamental basándose en la información proporcionada por las empresas organizadoras de las expediciones.
Al menos otras 140 recibieron permisos para escalar el Everest desde el flanco norte, en el Tíbet. Otros ocho montañeros murieron esta temporada en otros picos del Himalaya de más de 8.000 metros de altura y dos más fueron dados por desaparecidos.
El miércoles, más de 200 alpinistas hicieron cima, rompiendo el récord de ascensos en una misma jornada. Ese día, el alpinista alemán David Göttler, uno de los más respetados escaladores del Himalaya, intentó hacer cima en el Everest sin llevar oxígeno, pero la multitud se lo impidió. Frustrado, subió un posteo a sus redes sociales en el que lamentaba que "las multitudes han sido un problema en la mayoría de los pocos días de cumbre de esta temporada".
La pregunta, sin embargo, cae de maduro: ¿Cómo es posible que a cambio de millones de dólares recaudados, el gobierno napalés mire hacia otro lado y no ponga atención en las tragedias que se vienen repitiendo?
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