Fue encontrado sin vida en una cárcel de Colorado. Uno de los más audaces agentes secretos, sus servicios eran por peligrosa y letal partida "doble".
El relato parece salido de una película policial, del viejo y clásico cine negro. Pero es real, demasiado real. Recientemente, dentro de una celda de la cárcel federal "Supermax" en la localidad de Florence, en Colorado, Estados Unidos; se produjo el macabro hallazgo de un hombre muerto.
El fallecido no era uno más, sino Robert Hanssen, un agente del Federal Bureau of Investigation, el todo poderoso organismo estatal norteamericano más conocido como el FBI.
La muerte de Hanssen es un misterio que, dado el peso de su pasado y seguramente la influencia de quienes integraron su entorno más cercano; quedará para siempre flotando en la nebulosa.
Hanssen cumplía una larga serie de -nada menos que- quince condenas perpetuas seguidas, todo por haber traicionado a los Estados Unidos.
Nacido en la ciudad de Chicago, estado de Ilinois, el 18 de abril de 1944, este hombre que al momento de ser encontrado inerte y sin vida en la prisión tenía 79 años de edad; no era un "cualquiera" en el mundo de las intrigas y el espionaje. Trabajó desde las sombras por más de 20 años espiando a la ya extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y luego hizo lo propio contra la Rusia actual.
Sus movimientos siempre fueron precisos y certeros, aunque algo hizo que no pudiera evitar el momento de su muerte. Poco y nada se explicó sobre el "inesperado" decesos entre rejas. Tan solo se dijo desde el lugar de detención que no hubo otros presos involucrados, tampoco guardiacárceles y que nadie resultó herido. Lo curiosos es que tampoco aportaron más detalles que puedan eplicar lo que sucedió.
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El agente Robert Hanssen cayó en desgracia cuando se cortó un eslabón de la oscura "cadena de favores" que aparentemente lo protegieron durante tanto tiempo. Fue detenido en 2001 y finalmente se declaró culpable de quince cargos de espionaje, todo como directa consecuencia de vender material altamente clasificado a los soviéticos y posteriormente a Rusia en la etapa final de la Guerra Fría. Así las cosas, Hanssen terminaría recluído en la ultra segura prisión de Colorado a partir del año 2002.
No es poco lo que se dice de él en su sitio oficial el FBI. Sin vueltas, ni pelos en la lengua, simplemente se lo tilda como "el espía más dañino" de su historia. Las acusaciones y motivos para que eso sea así, sobran; al menos para las altas esferas del poder de los norteamericanos: entregó en bandeja a los rusos información de seguridad nacional "a cambio de 1,4 millones de dólares en efectivo, fondos bancarios y diamantes". Las peligrosas actividades de espionaje de Hanssen venían de larga data, comenzando en 1985, nueve años después de que se uniera al FBI.
Hanssen, como es lógico en estos casos en los que la vida misma se pone en juega a cada instente, no iba por el mundo con su verdadero nombre: operaba bajo el alias de "Ramón García" con los rusos y aportó desde un principio información delicada y clasificada. Su accionar comprometió a "numerosas fuentes humanas, técnicas de contrainteligencia, investigaciones y decenas de documentos gubernamentales clasificados", entre otros, al KGB y a la agencia que le sucedió, el SVR, ha manifestado formalmente el FBI.
Dicho de otro modo: el agente Hanssen se metió en un mundo de auténticos "peso pesado". Debido a su experiencia y alto nivel de entrenamiento, supo pasar desapercibido por años, pese a que de todos modos, sus actividades levantaron no pocas sospechas durante el tiempo que colaboró con Moscú.
En la década de los años '90, luego del arresto de agente de la CIA Aldrich Ames acusado de colaboracionista con los rusos, la agencia junto al FBI advirtieron algo que encendió todas las alarmas: debía haber otro espía de Rusia en sus filas, que estaba compartiendo información clasificada. De ese modo llegaron hasta Hanssen.
Cayó arrestado luego de ser capturado mientras se encontraba en un parque del estado de Virginia, donde intentaba ponerse en contacto con otro espía de Rusia.
Meses más tarde, se declaraba culpable de vender miles de documentos clasificados a Moscú con datos sobre la estrategia de EE.UU. frente a una guerra nuclear y con información de contrainteligencia, entre otros.
Hanssen también alertó a los rusos de la existencia de un túnel secreto construido por el FBI bajo la Embajada de Rusia en Washington para llevar a cabo escuchas y fue acusado de comprometer a decenas de rusos que habían colaborado con EE.UU., de los que algunos fueron ejecutados.
En su momento, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos describió esta situación como "posiblemente el peor desastre de Inteligencia en la historia de EE.UU.". El agente Robert Hanssen fue el responsable, tal vez por eso mismo se llevó el secreto de su extraña muerte a la tumba.