Cuando estalló el conflicto Cao enseñaba en la Escuela N°32 de Laferrere, se encontraba próximo a ser padre, y con una conmovedora carta les explicó a sus alumnos por qué decidió ir a la guerra. Sus restos estuvieron enterrados por 36 años en una tumba sin nombre hasta que en 2018 pudieron ser identificados. Su historia.
Por Mauro Calvagna y Yasmin Ali
Viernes 1 de Abril de 2022 - 00:03
Cao tenía 21 años cuando decidió ir a luchar a Malvinas.
Visitando el museo que ex combatientes armaron dentro del Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas de La Matanza, ubicado en Bolívar 1645, una de las primeras cosas con las que te encontrás es con una carta y una placa de mármol con la leyenda "Soldado argentino solo conocido por Dios". Rápidamente nos explicaron que ese rincón está dedicado a Julio Rubén Cao cuya historia merece párrafo aparte.
"Es el documento más valioso que tiene este museo", nos explicó el ex combatiente Alejandro Martin para así comenzar a relatar la historia. Cao tenía 21 años en 1982 y le faltaba poco para ser padre, era maestro del 3°D en la Escuela N°32 que se encuentra en Laferrere, La Matanza. Había hecho el Servicio Militar como todo joven en aquella época, siendo incorporado en marzo del '81 en el Regimiento de Infantería N°3 de La Tablada y seis meses después dado de baja por haberse casado. Así entonces decidió volver a dar clases.
Cao con dos de sus alumnos.
Pero todo cambió el 2 de abril de 1982 con el desembarco de las Fuerzas Argentinas en las Islas, Cao sintió que debía responderle a la Patria y le comunicó a su familia la decisión de viajar a la guerra. A pesar de estar casado y a punto de ser papá, condiciones que lo eximían, reiteró su deseo de presentarse como voluntario en el Regimiento. "Como maestro y como ser humano con valores, no puedo dejar de ir. ¿Cómo me siento después detrás de un escritorio si ahora me escondo debajo de la cama?", le dijo a su madre Delmira.
Mural en su honor.
Partió el 12 de abril hacia Puerto Argentino junto al Regimiento de Infantería Mecanizado N° 3 del Ejército y combatió hasta el último día en una guerra cruel que no supo entender de sacrificios y dolor. Murió el último día -el 14 de junio- en lo que se conoce como Batalla por Puerto Argentino, el último ataque que desencadenó en la rendición de las tropas argentinas.
Sector del museo dedicado a su memoria, foto @lilian.aliph
Durante los 45 días que duró el conflicto armado, Cao le escribió una carta que se encuentra exhibida en el museo a sus alumnos:
"A mis queridos alumnos de 3ro D:
No hemos tenido tiempo para despedirnos y eso me ha tenido preocupado muchas noches aquí en Malvinas, donde me encuentro cumpliendo mi labor de soldado: Defender la Bandera.
Espero que ustedes no se preocupen mucho por mi porque muy pronto vamos a estar juntos nuevamente y vamos a cerrar los ojos y nos vamos a subir a nuestro inmenso Cóndor y le vamos a decir que nos lleve a todos al país de los cuentos que como ustedes saben queda muy cerca de las Malvinas.
Y ahora como el maestro conoce muy bien las islas no nos vamos a perder.
Chicos, quiero que sepan que a las noches cuando me acuesto cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando; cuando me duermo sueño que estoy con ustedes.
Quiero que se pongan muy contentos porque su maestro es un soldado que los quiere y los extraña. Ahora sólo le pido a Dios volver pronto con ustedes. Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes. Julio"
Carta original.
Su hija nació unos meses después, el 28 de agosto de 1982, y la bautizaron Julia María por él. Sus restos tardaron 36 años en ser identificados en el marco del Plan Humanitario que comenzó hace una década, hoy su tumba en el Cementerio de Darwin lleva su nombre y la escuela donde enseñaba fue bautizada en su honor porque los héroes son de carne y hueso.
Por Mauro Calvagna y Yasmin Ali
*Tw: @maurocalvagna y @Yas_Friends
Fotos Instagram: @lilian.aliph
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