Encontrada culpable de espionaje por un consejo de guerra en París en julio de 1917, esta mujer se transformó en un ícono que trascendería fronteras. Su trágica historia que terminó de la peor manera.
El nombre verdadero de Mata Hari era Margaretha Geertruida Zelle y había nacido en Holanda en 1876.
Margaretha Geertruida Zelle nació en Leeuwarden, Países Bajos, el 7 de agosto de 1876 y fue una famosa bailarina, cortesana y espía a favor de Alemania durante la Primera Guerra Mundial. El mundo la conocería como Mata Hari y su muerte por traición la haría trascender generaciones.
Vivió hasta los 18 en el seno de una familia acomodada, fue la mayor de 4 hermanos frutos de la unión entre Adam Zelle y Antje van der Meulen. Su idea era ser maestra, pero en 1895 se casó con un oficial del ejército de nombre Rudolf Campbell Mac Leod y lo acompañó cuando fue designado a trabajar en Java y Sumatra. Ese viaje le cambiaría la vida, allí aprendió las danzas exóticas balinesas que le darían fama en Europa.
Margaretha se mudó a la isla de Java, Indonesia, donde aprendió sus bailes exóticos.
Se estableció en París a su vuelta tras el divorcio, causado en parte por una tragedia familiar cuando uno de sus dos hijos murió envenenado por un sirviente en venganza de los maltratos que le ocasionaba Rudolf. En la capital francesa vio un nuevo comenzar al iniciar una etapa donde frecuentaba salones y casinos en plena Belle Époque, cautivaba los escenarios apareciendo semidesnuda y mostrando sus conocimientos de bailes malayos. Allí cambió su nombre por el de Mata Hari.
Con los años se convirtió en un mito sexual de los escenarios parisinos y de lujosos cabarets que le permitieron conocer a militares de renombre que frecuentaban dichos lugares en busca de su compañía. Entrado el año 1910 su fama hizo que aparecieran imitadoras, pero lo cierto es que el paso del tiempo comenzaba a hacerse notar en su cuerpo por lo que debió recurrir cada vez más a la prostitución y dejar de lado las danzas que tanto reconocimiento le dieron.
Margaretha se bautizó como Mata Hari, un nombre hindú que significa "Sol" u "Ojo de la Aurora".
La tragedia comenzaba a entrelazarse en su vida sin que aún se diera cuenta. En plena Primera Guerra Mundial contaba con la ventaja de, al ser de un país neutral, poder viajar libremente por el viejo continente pese al conflicto bélico. En 1916 conoce al capitán ruso de 21 de años, Vadim Maslov, quien resulta gravemente herido y es internado en Vittel que por entonces era territorio alemán. Desesperada por visitar a su amado, acepta espiar al Príncipe heredero alemán para brindarle información a los franceses.
Fue en el trayecto para encontrarse con su amado donde sella su destino. En una escala en Falmouth, el servicio de inteligencia británico la interroga ya que era considerada sospechosa y decide desistir de su viaje a Alemania para volver a Madrid. En la capital española seduce al agregado militar alemán, el mayor Arnold von Kalle, sin saber que los alemanes conocían la calidad de "espía francesa" y la "intoxican" con falsa información.
Mata al momento de ser detenida.
Lo que sucede después es que este oficial mencionado anteriormente, envía información en un cable a Berlín sobre submarinos rumbo a Marruecos y sobre planes británicos donde habla de una “agente H-21” que “se habría vuelto útil”. Los aliados interceptan estos mensajes y concluyen que H-21 era Mata Hari y que quizá fue una agente alemana desde el comienzo.
Volvió a París el 4 de enero de 1917, desconociendo totalmente que su destino estaba marcado. Fue arrestada en el hotel Elysée Palace, este momento significó el nacimiento de una leyenda que afirma que salió desnuda de la bañadera, ofreciéndoles a los policías chocolates dentro de un casco alemán.
Los alemanes conocían la calidad de espía francesa de Mata Hari, y la inundaban de falsa información.
Interrogada en la cárcel Saint-Lazare admitió recibir dinero de oficiales de alemanes, pero no por espionaje, sino por "otro tipo de servicios". Un poco más de 4 meses después se le realiza un polémico juicio, en donde no se le llegaron a presentar pruebas concluyentes, y posteriormente condenada a muerte.
El 15 de octubre de 1917 se le comunicó que sería fusilada ese mismo día, escribió dos cartas y se vistió con medias de seda negras, zapatos de taco con cordones, una larga capa negra de abrigo con capucha de piel en la cabeza y gran sombrero de fieltro negro con lazo. Fue llevada a las barracas del regimiento de Vincennes, en las afueras de París donde ya estaba formado el pelotón de fusilamiento, integrado por doce soldados a quienes les lanzó un beso final como solía hacer al terminar cada función.
Mata instantes luego de ser ejecutada.
El pelotón apuntó al pecho de la mujer para que cuatro balas dieran en el blanco. Un oficial se le acercó para darle el tiro de gracia a sus 41 años. El tiempo no la olvidó y fue convertida en un mito, sinónimo de mujer fatal rodeada de intrigas y de una historia de la que aún quedan dudas. Su cuerpo fue donado a la ciencia porque nadie lo reclamó, su cabeza fue embalsamada y exhibida en el museo de ciencias de París hasta 1958 cuando fue robada. El misterio y la traición la acompañaron hasta después de su muerte.
Por Yasmin Ali
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