En los vuelos largos, tu cuerpo se puede ver afectado. Te contamos cómo y por qué.
Por Canal26
Jueves 7 de Marzo de 2024 - 19:20
Muchos esperan que lleguen las vacaciones para conocer lugares lejanos. En ese sentido, lo ideal es viajar en avión para adentrarse en la aventura de visitar nuevos sitios, algo que significa un gran placer para muchos. Sin embargo, en algunas ocasiones puede tener un impacto negativo en nuestra salud.
Los expertos en salud investigaron cómo los vuelos prolongados pueden afectar diferentes aspectos de nuestro cuerpo, desde el funcionamiento del corazón y el cerebro hasta la salud de nuestra piel y cabello. ¿Qué fue lo que descubrieron?
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Cuando se toma la decisión de hacer un viaje en avión que involucra varias horas de vuelo, quizás no consideremos los impactos que esta experiencia puede tener en nuestro organismo.
Ahora, un estudio reciente realizado por instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) de Argentina revelaron que hay múltiples factores que influyen en la salud durante y después de un vuelo prolongado.
El cambio de zonas horarias, un aspecto común en los viajes de larga distancia en avión, puede desregular el ritmo circadiano del cuerpo. Esta alteración en los patrones de sueño no solo puede afectar la cantidad y calidad del descanso, sino que también influye en las funciones cognitivas y el estado de ánimo.
A su vez, la baja humedad y la menor oxigenación en la cabina del avión son factores adicionales que pueden desencadenar dolores de cabeza y mareos durante el vuelo.
Ahora bien, el ambiente presurizado dentro de los aviones, diseñado para simular una altitud de entre 6.000 y 8.000 pies, puede tener un impacto significativo en la oxigenación del cuerpo. Esta disminución en los niveles de oxígeno puede resultar en dificultades respiratorias, especialmente para personas con precondiciones médicas.
Aquellos con enfermedades cardiovasculares previas corren un riesgo particular, ya que la menor disponibilidad de oxígeno puede agravar sus problemas cardíacos durante el vuelo. Además, la deshidratación, un problema común debido a la baja humedad en la cabina, y el estrés asociado con el viaje también pueden contribuir al problema.
La falta de humedad en el aire puede provocar sequedad en la piel, lo que a su vez puede llevar a la descamación e incluso empeorar condiciones preexistentes como el eczema o la psoriasis.
Además, la exposición a los rayos ultravioleta (UV) a altitudes elevadas, a pesar de la filtración de las ventanas, aumenta el riesgo de daño cutáneo a largo plazo, que puede deshidratar aún más la piel.
Para evitar estos efectos, es fundamental mantener una hidratación adecuada durante el vuelo y evitar el consumo excesivo de alcohol, que puede deshidratar aún más la piel. También, realizar estiramientos y dar pequeños paseos por el pasillo del avión puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea y reducir la rigidez muscular.
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