Papa Francisco. Foto: Reuters.
*Por Ezequiel Kesel.
El Papa argentino no es ajeno a las estructuras del dinero. Su relación más que cordial con entidades como el FMI y el Banco Mundial son bien conocidas. La crisis del Coronavirus lo ha puesto en un papel de dirigente de la “nueva normalidad” del planeta, pero como todo líder, no está solo.
Francisco se ha reunido con distintos representantes de las compañías más influyentes del mundo como Rothschild, MasterCard, Salesforce, Dupont, Lauder, Visa, Ford y la Fundación Rockefeller para que juntos puedan promocionar su idea de “capitalismo inclusivo”.
Esta juntada de amigos deriva en la creación del Consejo para el Capitalismo Inclusivo con el Vaticano. Según su página oficial, su meta es reiniciar el capitalismo para que sea más amigable para el medio ambiente, limpieza del aire, agua y cambio climático. Pero por supuesto, estas mega compañías serían las encargadas de velar por su protección.
Cada organización miembro juró realizar cambios en su modelo de negocios que será auditado anualmente por el mismo consejo.
Por ejemplo, MasterCard se compromete a trabajar internacionalmente con los afroamericanos. Planea invertir $ 500 millones en comunidades negras y aumentará el gasto anual con proveedores negros en un 70% durante cinco años. La empresa química Dupont hará de la sostenibilidad un precepto fundamental en toda su cadena de producción desde ahora hasta 2030.
No se necesita ser un ingeniero en cohetes para darse cuenta que sus propuestas nada tienen que ver con salvar al medio ambiente. Especialmente viniendo de empresas que tienen un crudo historial de contaminación ambiental, además de abrir fábricas en China y la India, los cuales encabezan el ranking de países que más contaminan.
Lynn Forester de Rothschild, la fundadora de la coalición, dice que la alianza no es otro grupo exclusivo de las grandes corporaciones, sino que cualquier empresa que crea en la necesidad de reformar la agenda capitalista puede inscribirse para formar parte del movimiento.
Lady Rothschild menciona en un tono de vendedor ambulante: "Está disponible para la farmacia de la esquina que quiera comprometerse a contratar a una persona de color o ser neutral en carbono". “No tienen que hacer lo que hacen Johnson & Johnson o Merck. Harán lo que les resulte cómodo".
El problema de todo esto radica en el futuro de las pequeñas y medianas empresas. Una mega corporación transnacional no tiene problema en gastar miles de millones en renovar toda su forma de trabajo o de pagar nuevos impuestos climáticos. ¿Pero qué le espera al pequeño emprendedor que apenas puede luchar contra los tributos excesivos que suelen imponer los gobiernos? Posiblemente esta lucha contra el cambio climático resulte en que no puedan surgir nuevas empresas ya que se le sumarían los impuestos que la ONU, en cooperación con las multinacionales, obligarían a los países a aplicar. Entonces Don Carlos no podría mantener su casa de empanadas abierta al tener que pagar, además de los impuestos ya existentes, un impuesto de CO2, otro impuesto por consumo alto de agua, y otro por no tener empleados suficientemente diversos.
La verdad de todo esto es que los grandes capitalistas vieron que la mejor forma de seguir adelante con sus negocios es adornarlos con una bandera de arcoíris y palabras cordiales que suenen parecido al de un predicador o líder de movimientos. Sus videos de presentación con música inspiradora, imágenes de gente sonriendo, paisajes soleados y un narrador con voz gentil están hechos para despertar un gesto de solidaridad en los incautos.
Las grandes corporaciones se ocultan bajo el manto del progresismo, la religión y la solidaridad para que la gente, sin darse cuenta, acepte que estos se conviertan en los “guardianes” de los recursos naturales, una forma renovada de lo que antes llamábamos “monopolio”.
Y como estas empresas no cambiaran realmente su estilo de negocio, te intentan convencer que vos reduzcas voluntariamente tu calidad de vida para luchar contra el cambio climático.
Porque esta es la verdad, cuando los más ricos consiguieron todo el dinero del mundo, solo les quedó empezar a comerciar con la libertad y el bienestar de la gente, el que posea la mayor cantidad de control sobre las libertades y recursos de las personas, será el más rico del mundo.
*Ezequiel Kesel.
Investigador, analista internacional. Conductor del programa “Amos del Mundo” en la plataforma Youtube. Para más de mis informes puede visitar mi portal oficial: youtube.com/c/amosdelmundo.
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