Los inventos argentinos que se usan en todo el mundo: el último no lo vas a poder creer

Inventos argentinos

¿Qué pasaría si te digo que la gran mayoría de objetos o medios de transporte que usás día a día, son argentinos? Aplaudidos a nivel mundial por su practicidad o su ingenio, lo cierto es que el país no se destaca solamente por el fútbol y la música.

Un repaso de algunos de los conocidos por el mundo y no, el mate, el dulce de leche y el asado no están en la lista.

Inventos argentinos. Video: TikTok @todosenhistoria

Te puede interesar:

Brasil, otra vez opción para vacacionar: ante la calma cambiaria, cada vez más argentinos viajan a las playas del país vecino

Inventos 100% argentinos

La salsa golf

Inventada por el químico y Premio Nobel de química, Luis Federico Leloir, en 1920. La historia oficial es que se reunía con sus amigos a comer camarones y mariscos en el Golf Club de Mar del Plata y un día, aburrido de acompañar las comidas siempre con las mismas salsas, le pidió a un mozo diversos ingredientes para probar con mezclas de vinagre.

Salsa golf, una invención marplatense

Fue así como tomó limón, mayonesa, ketchup y algunas especias hasta lograr lo que hoy conocemos como salsa golf. La misma divide opiniones, pero podemos decir que tiene acento bien argentino.

Transfusión sanguínea

El 9 de noviembre de 1914, el médico argentino Luis Agote cambió la historia de la medicina.

En el aula del Instituto modelo de Clínica Médica se realizó una transfusión y posteriormente se desarrolló el método para conservar la sangre sin que se coagulara el citrato de sodio. Fue un invento fundamental para poder realizar el mismo procedimiento durante la Primera Guerra Mundial.

El colectivo

Medio de transporte público elegido por muchos, fue inventado por un argentino en 1928 en la Ciudad de Buenos Aires.

Colectivos, otro invento nacional

Un grupo de taxistas comenzó a realizar recorridos fijos, anunciándolo mediante un cartel que permitía subir a más de un pasajero. El valor era 5 veces más barato que un taxi.

Bastón para ciegos

En 1931 José Mario Fallótico, un político de Santa Fe, ayudó a una persona no vidente a cruzar la calle e inmediatamente se quedó pensando en cómo reconocer a una persona con esa discapacidad.

Bastón para ciegos

Fue entonces que tuvo la idea de crear un bastón de color blanco y ofrecerlo a la biblioteca argentina para las personas no videntes. Rápidamente fue adoptada y el bastón se convirtió en un símbolo universal.

Semáforo para personas no videntes

Inventado por Mario Dávila en 1989. Consiste en un dispositivo con pantalla en braille que permite a la persona que no puede ver reconocer la calle en la que está, numeración y hacia dónde debe cruzar.

El artefacto emite una señal sonora entrecortada cuando no se debe cruzar y el sonido se acelera aumentando cuando el cruce está permitido. El primero fue instalado en la esquina de Medrano y Díaz Vélez, cerca de la biblioteca argentina para no videntes.

Stent vascular expandible

Concebido y desarrollado por el médico platense, Julio Palmaz, en los años 80. Usado en principio en un stent aórtico y en fístula portosistémica transyugulares.

Sin embargo, su éxito fue tal en todo el mundo que este dispositivo también se utilizó en venas, conducto biliares y en el árbol traqueo bronquial.

Birome

Su inventor fue Ladislao Biro, un húngaro nacionalizado argentino, quien la patentó en Buenos Aires en 1943.

Birome, usada en todo el mundo, nació en Argentina

Biro encontró la solución al ver jugar a unas personas a las bolitas. Cuando se mojaban, las bolitas dejaban al correr una estela de líquido. Y esa fue la clave del éxito de la birome: una bolita colocada entre el contenido y el aplicador.

La birome como objeto alcanzó tanta fama que hasta forma parte hoy en día de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (Estados Unidos).

Tapa rosca degollable

Jorge Weber en 1968 inventó la tapa que sirve para cerrar botellas herméticamente y así poderlas abrir nuevamente sin ningún tipo de dispositivo, solo haciéndola girar con las manos.

Tapa a rosca degollable

Weber patentó la idea en 1968, luego de un dibujo minucioso y unas cuantas pruebas que corroboraban su utilidad.