El histórico Juicio a las Juntas: así fue el origen de la película Argentina 1985

Proceso del Juicio a las Juntas en 1985. Foto: Telam/Wikimedia Commons.

La Justicia argentina protagonizó uno de los capítulos más difíciles de la historia nacional a fines de 1985 con el Juicio a las Juntas. El proceso judicial tuvo la tarea de ordenar las responsabilidades de las fuerzas armadas por la dictadura militar de 1976, catalogada como la más sangrienta de todas.

La causa fue llevada por el fiscal Julio César Strassera y su adjunto, Luis Moreno Ocampo. Durante el período de investigación, fueron víctimas de la profunda presión que aún ejercían los generales de alto rango en una democracia que apenas se había establecido y se intentaba defender de la amenaza militar.

El proceso de juzgamiento a los militares que ordenaron cometer crímenes de lesa humanidad comenzó oficialmente el 15 de diciembre de 1983, cuando el presidente Raúl Alfonsín publicó el decreto 158/83, cuyo primer artículo establecía un juicio sumario al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas integrantes de las juntas militares.

“Ese enjuiciamiento se referirá a los delitos de homicidio, privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos a los detenidos, sin perjuicio de los demás de que resulten autores inmediatos o mediatos, instigadores o cómplices los oficiales superiores mencionados en el art. 1.”, indicaba.

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El método de la Fiscalía

Strassera y Moreno Ocampo comenzaron a recopilar todas las pruebas posibles que se generaron durante el proceso militar y se apoyaron con el informe de la CONADEP “Nunca Más”, que se encargó de organizar todas las pruebas que el Estado debería someter a juicio.

El proceso judicial comenzó el 22 de abril de 1985 y se acusó a nueve integrantes de las juntas por poner en marcha un plan sistemático de exterminio y persecución durante la dictadura cívico-militar que inició el 24 de marzo de 1976.

Los fiscales procedieron a utilizar el método con el que se procedió a los casos contra los oficiales nazis de la Segunda Guerra Mundial, donde se estableció que quienes dieron las órdenes de cometer delitos tienen la misma responsabilidad que quienes lo llevaron a cabo.

El juicio se extendió por 17 largas semanas, en las que se oyeron 530 horas de declaraciones con el testimonio de 839 testigos. Todos estos testimonios no fueron televisados debido a las fuertes presiones de las fuerzas a los medios de comunicación.

La sentencia se leyó el 9 de diciembre de 1985 y la Justicia logró condenar así al terrorismo de Estado. De los nueve condenados, solo cinco recibieron una pena por sus crímenes: Jorge Rafael Videla y Emilio Massera fueron sentenciados a prisión perpetua, Roberto Eduardo Viola recibió 17 años de prisión, Armando Lambuschini fue condenado a una pena de ocho años y Orlando Ramón Agosti a cuatro años y seis meses.