La complicidad entre la Escherichia coli y las arterias obstruidas fue descubierta por científicos italianos. Qué es, cómo se contagia y las recomendaciones para el consumo de carne.
Por Canal26
Lunes 13 de Enero de 2020 - 17:07
Infarto (Imagen ilustrativa)
Científicos italianos descubrieron la complicidad de una bacteria del intestino, la Escherichia coli, en el infarto. La misma se encuentra en la sangre de los pacientes y también está en la arteria obstruida que causa la necrosis isquémica.
El hallazgo fue informado en el European Heart Journal y es fruto de una investigación sobre 150 personas encabezada por Francesco Violi, director de la Clínica Médica del Policlínico Umberto I. Este descubrimiento podría sentar las bases para una vacuna preventiva antiinfarto o para terapias selectivas destinadas a aplicarse en fase aguda.
Es una bacteria que forma parte del tracto gastrointestinal del ser humano. Junto con otros microorganismos, es esencial para el funcionamiento correcto del proceso digestivo y participa en la producción de las vitaminas B y K. La mayoría de estas bacterias no causan problemas, pero algunos tipos pueden producir enfermedades y diarrea.
¿Cómo se contagia?
Fundamentalmente por vía oral, al ingerir agua o alimentos contaminados. También se pueden transmitir a través del contacto directo con personas o animales infectados, aunque es mucho menos frecuente.
El drama de la carne
La carne picada puede estar contaminada con la bacteria E. Coli O157:H7, la cual produce el Síndrome Urémico Hemolítico. Según explica el proyecto Bromatología en Casa, hay más de 400 casos anuales en el país, y afecta principalmente a niños entre 6 meses y 5 años. Por eso, recomiendan que la cocción de alimentos elaborados con este producto sea a conciencia, verificando que no haya zonas rojizas ni desprendimientos de jugos rosados.
A la hora de elegir un corte de carne para el consumo familiar, son varios los puntos a tener en cuenta para preservar la salud:
*El color, que debe ser uniforme y nunca verdoso o negruzco.
*El olor, que debe ser neutro y no rancio o putrefacto.
*La firmeza, que debe ceder a la presión de un dedo y no ser flácida, blanda o gelatinosa.
*El exudado (líquido rojizo que se acumula en la carne envasada) que no debe ser excesivo ya que favorece el crecimiento de ciertas bacterias.
*Además, se debe revisar la etiqueta de los productos envasados para verificar que cumplan con normas tales como la información del establecimiento donde se faenó, su fecha de vencimiento y recomendaciones de conservación del producto. “Debemos elegir cadenas de comidas seguras y reconocidas, donde nos aseguremos de que la manipulación de alimentos sea adecuada o por lo menos supervisada, para evitar la contaminación cruzada, donde alimentos crudos se manipulan junto a alimentos cocidos”, señala Mariana Giménez, Licenciada en Nutrición, MN 5.028 MP 1.609.
Por eso, es fundamental usar cuchillos y tablas distintas para carnes cocidas y crudas. Por otro lado, no se debe volver a congelar carne que ya fue descongelada, ni adquirirla si no está refrigerada, ya que la cadena de frío es fundamental para que el producto no se deteriore. El color oscuro, la consistencia dura y seca, la falta de brillo, la grasa externa oscura y el exudado en exceso de color marrón, son indicios de que la carne no se encuentra en condiciones para ser consumida.
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