El músico alemán sigue vivo en una obra que plasmó tanto el drama humano como los enigmas del silencio
Por Canal26
Martes 15 de Diciembre de 2020 - 12:36
Beethoven.
Beethoven nació, el 16 de diciembre de 1770, en el año de los disturbios en las colonias inglesas y las matanzas de Boston que condujeron, seis años más tarde, a la independencia de los Estados Unidos.
Tenía dos años cuando Rusia, Prusia y Austria se repartieron Polonia como si se tratara de una torta de cumpleaños. Seis cuando en Inglaterra se formó el primer sindicato obrero. A los 14 se enteró de que Francia había caído en la bancarrota; tenía 19 cuando estalló la Revolución francesa y 23 cuando la cabeza de Luis XVI rodó en la guillotina.
Ludwig van Beethoven se comprometió de manera decidida con las realidades de su tiempo hasta convertirse en representante de la generación de los grandes ideales universales y en el compositor cuya obra es una declaración de principios y una revolución en sí misma.
Único, su temple y valentía para ir más allá de la propia adversidad, primero en proclamarse a sí mismo como artista independiente y libre para crear según su propio albedrío. Tan así que llegó a escribir una música que, sabía perfectamente, sus contemporáneos aún no estaban preparados para asimilar. También exigió el respeto de sus contemporáneos y lo consiguió. No aceptó ser tratado como un sirviente y resultó muy hábil para negociar la publicación de sus obras, no con el primero, sino con el que ofreciera mejores condiciones. Tan revolucionario que la policía secreta de Viena no cesaba de vigilarlo.
Su familia de origen holandés, de ahí el van en lugar del von de los alemanes. Sus antepasados llegaron a Bonn, antiguo arzobispado de Colonia, a principios del siglo XVIII. Louis, su abuelo, llegó a ser un músico importante de la corte y tenía un negocio de vino; a su mujer, Maria Josepha, le gustaba tanto el vino que terminó alcoholizada y recluida en un convento; su hijo Johann, padre de Beethoven, heredó el gusto por la música del padre y el del vino de la madre: era mediocre musicalmente y borracho empedernido; se casó con Maria Magdalena Keverich, una viuda de carácter bondadoso.
La celebración de los 250 años de su nacimiento iba a ser el acontecimiento del año,pero se vio afectada por la pandemia ya no será así.
Las inversiones del Estado alemán fueron millonarias. Si bien es cierto, en Bonn, su ciudad natal, se interpretaría la totalidad de su obra, en otras ciudades alemanas ocurriría lo propio. De hecho, la programación de las orquestas alemanas iba a gravitar a lo largo de todo 2020 en sus composiciones; la cumbre sería justamente este miércoles 16 de diciembre cuando unas orquestas tocarían la Novena y otras la monumental Missa solemnis. Desde luego, Austria, la patria adoptiva, no planeaba quedarse atrás.
Los 250 años de Beethoven habrían sido una celebración universal, como el mensaje de su música.
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