El cantante de Queen es ya una leyenda este sábado hubiera 74 años. Supo del brillo de la fama y también su copstado oscuro. Amó y fue amado, cuidó su intimidad, fue admirado y traicionado.
Por Canal26
Sábado 5 de Septiembre de 2020 - 20:40
Freddie Mercury.
Freddie Mercury, se ha ganado con creces el mérito de ser uno de los mejores vocalistas de todos los tiempos, y este 5 de septiembre hubiera cumplido años. El cantante y primera voz del cuarteto británico Queen habría celebrado sus 74 años este sábado. Lamentablemente una bronconeumonía le provocóla muerte en 1991, dos días después de hacerle saber al mundo que tenía sida.
“Después de una enorme conjetura en la prensa, deseo confirmar que me hice la prueba de VIH positivo y tengo sida. Me pareció correcto mantener esta información privada para proteger la privacidad de quienes me rodean. Sin embargo, ahora ha llegado el momento de que mis amigos y seguidores de todo el mundo sepan la verdad y espero que todos se unan a mí, mis médicos y a todos aquellos de todo el mundo en la lucha contra esta terrible enfermedad”, había informado en ese momento .
Mercury fue incinerado en el crematorio West London el 27 de noviembre a las 10 de la mañana. Tras la ceremonia fúnebre, su ex novia Mary Austin mostró el testamento del cantante. Tomó la urna de madera con las cenizas para dejarlas en un lugar que, según la última voluntad de Freddie, no debía ser revelado.
“Él temía ser desenterrado. Le preocupaba que sus restos fueran robados por algún fan de Queen y simplemente quería descansar en paz”, dijo su asistente Peter Freestone en entrevista con Daily Mail en 2013.
El cantante junto a Mary Austin.
Mary y Freddie se conocieron en la boutique londinense Biba donde el artista solía ir con el guitarrista Brian May. Tras declararse su amor incondicional, vivieron como pareja por seis años y, aunque no llegaron a casarse, el compositor llamaba “mi esposa” a Austin debido a que la relación de amistad que los unía nunca se rompió. Cuando se separaron, Mercury le compró una casa a Mary y la nombró su asistente personal.
Luego Mary rehízo su vida y se casó con el empresario Piers Cameron con quien tuvo dos hijos: Richard y Jamie. La relación entre ambos era casi perfecta e incluso Freddie fue el padrino del hijo mayor del matrimonio.
La vida de Mary cambió rotundamente tras la muerte del líder de Queen debido que en su testamento, que se hizo público en mayo de 1992, el cantante le dejó su mansión de Garden Lodge, valorada en 22 millones de dólares. Hasta la actualidad, ella recauda fortunas anuales por poseer un porcentaje de los derechos de autor de la banda.
El costo de una traición:
Paul Prenter hacía su trabajo en una radio de la ciudad irlandesa de Belfast. Era DJ de soul y oldies por las noches. En 1975 conoció a Freddie Mercury. Las circunstancias del primer encuentro son difusas. Hay quienes sostienen que se conocieron en un bar, en una de las habituales incursiones nocturnas de Freddie; mientras que otros sostienen que primero se convirtió en asistente del manager de la banda y que así, trabajando, se produjo el primer acercamiento. Poco importa. Porque con el tiempo Prenter ganó un lugar destacado en la vida de Mercury. Prenter fue amante de Mercury, su asistente personal y también llegó a ser manager.
No son pocos los que sostienen que Prenter fue un ser negativo para la historia de la banda. En 1982 Queen editó el peor de sus discos, Hot Space. Un híbrido sin rumbo ni fuerza que muestra al grupo desorientado, solo salvado por esa joya indeleble que es “Under Pressure” en colaboración con David Bowie. Los otros miembros de la banda endilgan ese fracaso a Prenter y a su (mala) influencia en Mercury. Parece difícil creer que haya sucedido de esa forma. Su papel como representante fue muy largo(desde 1977 hasta 1985) como para que los haya tomado por sorpresa y obligado a hacer cosas y tomado decisiones artísticas contra su voluntad.
Freddie y Paul Prenter.
Prenter, además de por su relación íntima con Mercury, logró ser manager al delatar frente a los otros tres miembros del grupo que el anterior encargado de los negocios de Queen, John Reid, negociaba para que Mercury grabara un disco en solitario. Paradójicamente, seis años después, fue Prenter el que firmó un muy redituable acuerdo de varios millones de dólares para la aventura solitaria de Mercury. El disco se llamó Mr. Bad Guy y no tuvo demasiada repercusión.
Su influencia como manager también se une a su rol de “traidor”. En mayo de 1987, la intimidad de Freddie Mercury ocupó la portada de los diarios sensacionalistas ingleses por varios días. Prenter vendió a su amigo por 32 mil libras de la época. The Sun fue publicando las declaraciones de Prenter día a día. Primero llevó a la tapa la noticia de que dos de los amantes de Mercury habían muerto de sida.
Las revelaciones sobre la privacidad de Mercury continuaron y eran habituales. El morbo estaba de fiesta. “Es más fácil que Freddie camine sobre las aguas que verlo salir con mujeres”. También contó que Freddie tuvo su primera relación homosexual a los 14 años en la India mientras cursaba sus primeros años en el colegio secundario, y que en las giras Mercury continuaba de fiesta todos los días hasta las 7 de la mañana y que siempre conseguía algún hombre con quien dormir. De su talento no se decía nada, de su intimidad se contaba todo.
El escándalo corrió como reguero de pólvora. ¿Qué hizo que Prenter hablara sobre semejante infidencia? Fueron varias las causas. Se impuso el despecho por la ruptura y porque Mercury estaba en pareja con Jim Hutton, con quien permaneció hasta su muerte. También influyó la buena oferta económica (alrededor de 130 mil dólares actuales) y la tentación por concitar la atención pública, el deseo de ser famoso.
Mercury no le perdonó la delación y las múltiples infidencias y, a pesar de los intentos de Prenter por contactarse con él, nunca más aceptó hablarle. Prenter, tiempo después, justificó su decisión alegando que la presión de los periodistas fue insoportable para él. No parece un gran argumento.
Un amor incondicional:
En 1984, Jim Hutton bebe una copa en un club de Londres. Su novio fue al baño y se le acercó un hombre al que nota poco atractivo, no desu tipo, y lo rechaza, pero el hombre insiste y le pregunta en qué está. “Será mejor que se lo preguntes a mi novio”, lo despacha, ya algo ofuscado.
Hutton, irlandés y peluquero, no sabía que se le había insinuado uno de los músicos más importantes. Su novio sí que se dio cuenta y le dijo: “A que no sabes quién está sentado detrás de ti… ¡Freddie Mercury!” Su reacción fue, otra vez, de indiferencia.
Año y medio después, Mercury y Hutton volvieron a encontrarse en un club, y en esa oportunidad aceptó ir a cenar juntos. En 1986 se casaron informalmente –la única manera posible para la época- y se fueron de luna de miel a Japón. Jim fue quien tomó las últimas fotos de Freddie en Garden Lodge que dieron la vuelta al mundo hace un tiempo. Se lo ve cansado, flaco, pero tranquilo. Feliz, si se permite la palabra. Así fue como pasó sus últimos días.
Freddie Mercury junto a su amor, Jim Hutton.
¿Quién quiere vivir eternamente?
Luego del Magic Tour, Mercury decidió no salir de giras por un buen tiempo De acuerdo a Phoebe, sabía que algo no estaba bien en su cuerpo y sospechaba la razón. A mediados de los ’80, el sida ya hacía estragos y la homosexualidad todavía era un tabú. De hecho, Mercury nunca se manifestó abiertamente sobre su sexualidad, incluso lo mantuvo a resguardo de sus padres hasta su muerte. Fue el público el que lo enarboló como bandera gay. Él, en cambio, prefería la ambigüedad y la ironía, para dejar en claro que lo que importaba realmente era su trabajo artístico “He escuchado que duermes con hombres”, lo interpeló un periodista en una ocasión. El contraataque del cantante fue letal: “Yo duermo con hombres, duermo con mujeres y duermo con mis gatos… ¿qué tiene que ver eso con mi música?”.
La historia oficial indica a la Pascua de 1987 como el instante en el que el músico supo del diagnóstico. Mercury resolvió mantenerlo en su círculo íntimo: sus tres mosqueteros, su cocinero y ex novio, Joe Fanelli, y, posteriormente, sus compañeros de banda. Se lo contó a Jim al regreso de un viaje a Irlanda y le ofreció separarse. “Yo te amo Freddie, y no me voy a ir a ningún lado”, fue la respuesta llena de amor.
La enfermedad avanzaba y cada vez era más difícil conservar el secreto. Tampoco había medicación. Freddie realizó su última aparición pública, en febrero de 1990, durante una premiación de los Brit Awards.
Encerrado en Garden Lodge tomó la decisión de suspender su medicación. Solo tomaría los calmantes. Estaba claro, y todos coinciden, en que Freddie iba a vivir hasta que él quisiera. “Fue decisión de Freddie terminar todo”, contó Mary Austin. “Su calidad de vida había cambiado dramáticamente y cada día sufría más dolor. Había perdido la vista, su cuerpo era cada día más débil”.
Vivió las últimas semanas con serenidad, visitado solo por los íntimos y muchos momentos de paz y relativa alegría pese a todo.
Freddie se alejó de la música y se refugió en la pintura, un hobbie que había dejado suspendido en el tiempo desde su graduación en Arte y Diseño Gráfico. Días antes de su fallecimiento, le pidió a sus amigos que lo ayudaran a dar un paseo. “Quería ver sus cuadros por última vez”, contó su asistente. Terry, guardaespaldas y chofer, lo cargó para bajar las escaleras, y Freddie caminó por el living y el salón japonés con ayuda de sus amigos.
El viernes 22 de noviembre, los fans de Queen pudieron comprobar que la peor de sus sospechas era cierta. En un comunicado anunció “Respondiendo a las informaciones y conjeturas que sobre mí han aparecido en la prensa desde hace dos semanas, deseo confirmar que he dado positivo en las pruebas del virus y que tengo sida. Sentí que era correcto mantener esta información en privado para proteger la privacidad de quienes me rodean”.
“Ha llegado el momento de que mis amigos y mis fans en todo el mundo conozcan la verdad, y deseo que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos los que padecen esta terrible enfermedad para luchar contra ella. Mi privacidad siempre ha sido especial para mí y soy famoso por casi no dar entrevistas. Por favor entiendan que esa política continuará”.
La tarde del 24 de noviembre, junto a su novio Jim Hutton, Freddie Mercury moría en su dormitorio de Garden Lodge.
Una vez Freddie le dijo a un periodista: “No quiero pasar a la historia como una de esas personas que se preocupan… que esperan que tras mi muerte yo quede como alguien que ha creado algo o que ha inventado algo. La vida es para vivirla”.
Cumplió su promesa.
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