Una de las grandes preguntas que se plantea la ciencia es: ¿estamos solos en el universo?, la cual desencadeno teorías y explicaciones acerca de la posibilidad de vida extraterrestre.
Por Canal26
Viernes 28 de Julio de 2023 - 19:53
La vida más allá de la tierra siempre fue un tema de debate entre los humanos, muchos de los cuales aseguran haber visto en el cielo objetos voladores en el cielo. Este tema tomó preponderancia esta semana tras la declaración de David Grusch, ex oficial de inteligencia, quien aseguró en el Capitolio ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos que tiene prueba de que el Gobierno encontró “restos biológicos no humanos” al investigar OVNIS.
Además, el propio director de la NASA, durante una visita en Argentina, confirmó que prepara un documento científico sobre el asunto para ser revelado en los próximos meses. Estos hechos, desencadenaron miles de especulaciones sobre la posible existencia de seres extraterrestres, muchas de ellas, asombrosas.
Enrico Fermi fue un físico que hizo grandes aportaciones a diversos campos de la física, desde la estructura nuclear hasta el comportamiento estadístico de muchas partículas cuánticas. Fue un experimentador nato, un teórico de primera clase, un profesor apreciado y una apasionado por la física en general. Pero también es conocido por su capacidad de hacer estimaciones basándose en simples hipótesis de partida. Estos son los conocidos “problemas de Fermi”.
En el verano de 1950, Fermi estaba pasando un día junto a otros tres colegas, Edward Teller, Herbert York y Emil Konopinski y salió a colación la posible existencia de civilizaciones extraterrestres presentes en nuestra galaxia. Como no podía ser de otra manera, Fermi se mostró entusiasmado con la cuestión y, de hecho, se planteó la posibilidad de que nos hubieran visitados tales civilizaciones. El planteamiento fue el siguiente:
Si todos estos puntos son correctos, deberíamos de haber tenido constancia inequívoca de la visita de extraterrestres. Como no es el caso, Fermi se preguntó: ¿Dónde está todo el mundo?. Hoy día, se habla de problema o paradoja de Fermi en un sentido más amplio, la cuestión no es ya si nos visitaron o no, es simplemente si podremos tener contacto con alguna civilización extraterrestre en caso de existir.
En 2020 la NASA celebró el descubrimiento en las capas de nubes de Venus de un gas posiblemente indicador de vida: la fosfina. Fue tanta la exacerbación por el descubrimiento, que el entonces director de la NASA, Jim Bridenstine, tuiteó: “¿Vida en Venus? El descubrimiento de fosfina, un subproducto de la biología anaeróbica, es el evento más importante hasta hoy en la búsqueda de vida fuera de la Tierra”.
El descubrimiento fue realizado por la profesora Jane Greaves mientras visitaba el Instituto de Astronomía de la Universidad de Cambridge. Greaves y sus colaboradores utilizaron el Telescopio James Clerk Maxwell (JCMT) en Hawái para detectar la fosfina y afirmaron: "sean cuales sean las condiciones de un planeta, la vida no surgirá en él si no hay una cantidad suficiente de fósforo".
Un estudio publicado en la preimpresión ArXiv sugiere que los humanos quizás no entramos en contacto con civilizaciones extraterrestres porque pueden estar atrapadas por la gravedad de sus mundos.
La especulación científica afirma que la existencia de supertierras, planetas algo más grandes que el nuestro que orbitan una estrella en su “zona habitable”, podrían tener las mejores condiciones para albergar vida. Pero, según los investigadores, la gran cantidad de gravedad de estos mundos limitaría considerablemente el desarrollo espacial de dichas civilizaciones.
Si por ejemplo los habitantes de una supertierra quisieran viajar a una luna suya, deberían construir un cohete de 440.000 toneladas para transportar el combustible necesario para el viaje. Desde la superficie de la Tierra esta velocidad es de 40.270 kilómetros por hora, así que en el planeta Kepler-20b, por ejemplo, haría falta una velocidad de escape de 96.648 kilómetros por hora.
Dos artículos publicados recientemente en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society analizan qué ocurriría en universos paralelos con mayores proporciones de energía oscura que el nuestro.Los científicos se basaron en el análisis computacional para afirmar la posibilidad de la existencia de multiuniversos, con nuevas galaxias y planetas donde puede aparecer la vida.
Los autores calcularon que universos con hasta 300 veces más energía oscura que el nuestro serían compatibles con la aparición de galaxias y, por ende, de la aparición de nuevas formas de vida.
Los humanos con características anatómicas modernas, Homo sapiens sapiens, surgieron hace entre 300.000 y 200.000 años, muy poco tiempo respecto a al edad de la tierra, que se estima que es de 4500 millones de años.
Algunos investigadores, como es el caso del astrofísico de la Universidad de Pensilvania Jason Wright, miembro del Centro para Exoplanetas y Mundos Habitables, creen que una especie tecnológica podría haber existido en nuestro sistema planetario en una época anterior al surgimiento de la humanidad en la Tierra.
El experto estima que la civilización anterior podría haber producido artefactos u otras señales tecnológicas que habrían sobrevivido hasta nuestros días. Buscar esos artefactos en lugar de microbios sería, para Wright, un camino potencial para resolver la gran pregunta de la Astrobiología.
Alan Stern, investigador principal de la misión New Horizons, que actualmente explora Plutón, y científico planetario en la Universidad de Boulder en Colorado, esta seguro de que los extraterrestres existen. Stern sugiere que podrían vivir confinados en océanos subterráneos de mundos helados, parecidos a algunas de las lunas de Saturno y Júpiter, como Encelado y Europa.
Los astrónomos saben que los planetas congelados, con vastos océanos subterráneos atrapados bajo gruesas capas de hielo, son muy comunes. Y prueba de ello son algunas lunas planetarias. “Si esos planetas helados albergaran vida inteligente, muy probablemente no podrían establecer contacto con nadie, ni ser escuchados fuera de su entorno acuático”, afirmó Stern.
Científicos de la británica Universidad de Oxford publicaron un estudio en la revista International Journal of Astrobiology titulado «Los alienígenas de Darwin», en este, el equipo muestra por primera vez cómo la teoría de la evolución puede usarse para saber cómo es y puede desarrollarse la vida extraterrestre.
Los investigadores creen que los alienígenas están potencialmente configurados por los mismos procesos y mecanismos que dieron forma a los humanos, como la selección natural. Y como nosotros, evolucionan para estar más preparados y ser más fuertes a lo largo del tiempo. Esas predicciones teóricas pueden aplicarse, por ejemplo, a una posible vida basada en silicio, que no tiene ADN y que respira nitrógeno.
“Me apuesto con cualquiera una taza de café a que encontraremos vida inteligente durante los próximos 20 años”, afirmaba Seth Shostak, astrónomo senior del programa SETI.
El Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre lleva ya varias décadas explorando el espacio en busca de señales que revelen la presencia de civilizaciones lejanas y nos ayuden a confirmar que, de hecho, hay vida "ahí fuera".
El astrónomo reconoce que por ahora la Ciencia tiene muy poco que decir al respecto, por el simple hecho de que "aún no hemos encontrado nada". Pero considera que lo que hemos aprendido sobre el Universo durante las dos últimas décadas no es poco. El profesional, jefe del instituto SETI, explicó que mientras más avanza la tecnología, los profesionales que buscan vida extraterrestre pueden analizar más partes del cielo cósmico, aumentando sus posibilidades de encontrar algo.
Un equipo formado por 33 investigadores de las más prestigiosas universidades del mundo, entre ellos Edward Steele o Chandra Wickramasinghe , publicaron en 2018 en la revista Progress in Biophysics and Molecular Biology un artículo en el que afirman que el origen de la vida no se produjo en la Tierra.
Entre sus conclusiones destacan que a nuestro planeta llegaron, y llegan actualmente, organismos completos, tanto vegetales como animales, y no solo moléculas orgánicas, como se creía hasta ahora. Organismos que pueden dar lugar a nuevas líneas evolutivas, a «explosiones de vida» como la que sucedió hace casi 500 millones de años en el Cámbrico, o adptarse a las condiciones de nuestro mundo y prosperar en él, como sería el caso de los pulpos.
Un conocido experimento con jóvenes rebotando una pelota demostró que cuando un observador se centra en contar los pases no detecta si alguien cruza por el escenario aunque vaya disfrazado de gorila.
Según los neuropsicólogos Gabriel de la Torre y Manuel García, de la Universidad de Cádiz, algo parecido nos podría estar ocurriendo cuando tratamos de descubrir señales inteligentes no terrícolas, que quizá se manifiestan en dimensiones que escapan a nuestra percepción, como las desconocidas materia y energía oscuras. “Nuestra concepción del espacio está limitada por nuestro cerebro, y puede que tengamos las señales inteligentes encima y no las veamos”, dicen los autores del estudio publicado en Sience Direct.
“Lo que intentamos con esta diferenciación es contemplar otras posibilidades, por ejemplo, seres de dimensiones que nuestra mente no llega a captar; o inteligencias basadas en formas de materia o energía oscuras, que constituyen casi el 95% del universo y que apenas comenzamos a vislumbrar. Incluso existe la posibilidad de que existan otros universos, como indican los textos de Stephen Hawking y otros científicos”, agregaron.
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