Los judíos de Irán, ante todo iraníes

Por Canal26

Miércoles 20 de Noviembre de 2024 - 03:59

Jaime León

Teherán, 20 nov (EFE).- La pequeña comunidad judía iraní asegura sentirse protegida y respetada en la República Islámica de Irán, a pesar del conflicto con Israel y las habituales llamadas a borrar al Estado judío de la faz de la Tierra.

Vestidos con túnicas, unos 50 hombres se balancean mientras entonan versos de la torá en la sinagoga Abrishami del centro de Teherán, una de las grandes de las 22 que hay en la capital iraní y que fue construida antes de la Revolución Islámica de 1979.

La puerta del templo religioso está decorada con una estrella de David y no hay seguridad ni sensación de nerviosismo entre los fieles que han acudido a primera hora de la mañana a rezar.

“No he experimentado ningún caso de discriminación”, dice a EFE Jonatán, que a sus 26 años es supervisor de un restaurante especializado en comida khoser de Teherán.

El joven se identifica como “iraní” ante todo: “He nacido aquí”, dice.

   Unos 9.000 judíos en Irán

Homayun Sameh, diputado de la minoría judía en el Parlamento y jefe de la Asociación Judía de Teherán, secunda esa opinión y asegura que su comunidad tiene una vida cómoda, sin restricciones sociales ni religiosas en la República Islámica.

El parlamentario se identifica como “iraní-judío o judío-iraní” y considera que la cultura hebrea se ha entrelazado con la iraní en los 2.600 años de historia del judaísmo en Irán.

El país persa acoge una de las mayores minorías judías de Oriente Medio. Ahora unos 9.000 judíos viven en el país islámico de 80 millones de habitantes, una cifra que ha menguado desde los 110.000 que había antes de la Revolución Islámica de 1979 liderada por el ayatolá Ruholá Jomeiní.

Tras la revolución, se produjo un éxodo de judíos iraníes a Israel, espoleados en parte por ejecuciones de magnates hebreos, pero Jomeiní intervino y diferenció “sionismo” y judaísmo, lo que ayudó a mejorar la situación de esta minoría, cuenta Sameh.

Una situación que no ha cambiado desde el inicio de la guerra en Gaza y Líbano de Israel, archienemigo de Irán y con el que mantiene desde hace décadas un conflicto en la sombra que se ha intensificado en los últimos meses con ataques directos.

“Desde que se desató la guerra en Gaza no hemos tenido ningún problema grave”, afirma Sameh.

Reconoce que se han producido “algunos casos menores de insultos o de que un vecino haya rayado el coche de un judío, pero no ha habido nada serio” y subraya que esas situaciones fueron denunciadas a la Policía.

Sameh se declara como un político partidario del Gobierno iraní con una “opinión idéntica” a la postura oficial de la República Islámica de Irán, cuyas autoridades han llamado a la destrucción de Israel a lo largo de los años.

Así, defiende “el derecho” de la República Islámica de Irán a atacar con misiles a Israel, como hizo en abril y octubre “ante las agresiones israelíes”, y responsabiliza a Israel del conflicto en Gaza, “donde están murieron miles de personas inocentes”.

Eso sí, le preocupa la posibilidad de una guerra directa entre ambos países: “Fuimos testigos de los ocho años de guerra entre Irán e Irak y no tenemos buenos recuerdos de esa época”, dice.

   Imposibilidad de visitar lugares sagrados en Israel

La comunidad asegura que su mayor problema es la economía, al igual que la mayoría de iraníes con una galopante inflación de en torno al 40 %, un rial en perpetuo declive y la falta de oportunidades laborales.

Esto alienta la migración de judíos, ahora a Estados Unidos o Canadá, explica a EFE Yunus Homami Lalezar, rabino jefe de la comunidad.

El religioso también sostiene que no se enfrentan a antisemitismo en el país, pero lamenta por ejemplo las limitaciones en la contratación de minorías en oficinas gubernamentales.

Pero la cuestión que más lamenta Homami es no poder visitar los lugares sagrados del judaísmo que se encuentran en Israel -como el Muro de las  Lamentaciones- porque tienen prohibido viajar a ese país no reconocido por Teherán.

“No podemos hacer el peregrinaje como hacen por ejemplo los musulmanes, que viajan cada año a la Meca”, afirma. EFE

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