"Hora de Balance" (Segunda Parte) es el título de la columna en BAE Negocios a cargo de los Licenciados Guillermo Moreno, Pablo Challu y Walter Romero. Una mirada crítica sobre el presente del país y el consiguiente aporte de las soluciones.
Por Canal26
Lunes 28 de Diciembre de 2020 - 18:09
Guillermo Moreno. Foto: NA.
En “Hora de Balance-Primera Parte” (BAE Negocios 14/12/2020) analizamos lo actuado por el Gobierno Nacional durante el corriente año y destacamos, como explicitamos en “Respirar... y también comer” (BAE negocios 23/03/2020), que la falsa contradicción entre salud y economía llevó a decisiones equivocadas.
Y a su vez, también observamos que lejos de resolverse los desequilibrios macroeconómicos heredados fueron agudizados durante la actual gestión gubernamental.
Sirve como síntesis de lo destacado la Ley de Presupuesto para el 2021 enviada por el Poder Ejecutivo, donde con máxima resignación reconoce que recién al fin de su mandato, dentro de tres años, habrá recuperado los niveles de ingreso nacional existentes a la fecha de su asunción.
Indicando de esta manera que, en términos económicos, estaríamos ante otros cuatro años perdidos. Pero, también afirmábamos que: “este sombrío destino no es inexorable, ni podemos ser presas de un fatalismo que nos paralice”.
Y asimismo que: “estamos a tiempo de modificarlo, si las fuerzas de la producción y el trabajo se encuentran para implementar un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) con orientación a la producción.” En el 2002/3 fue por “Consumo” en el 2021 debe ser por “Inversión”.
Hay un debate no saldado en la disciplina económica, referido al orden de la causalidad entre Demanda y Oferta y su correlato entre Consumo y Producción.
En este marco, según nos posicionemos en la controversia, las políticas económicas pueden tener un sesgo hacia uno u otro de los términos. Se suele asociar a los gobiernos populares, con la implementación de acciones tendientes a incentivar la Demanda.
Ahora bien, esta última no está integrada solo por el Consumo y el Gasto Público (en tanto excedente de la recaudación obtenida en el período en cuestión), sino también por dos componentes claves en la coyuntura:
• las Exportaciones y,
• la Inversión.
Como mencionamos en “Un Modelo de Desarrollo Económico-segunda parte” (BAE Negocios 31/08/2020) el crecimiento de las exportaciones es la única forma de equilibrar el Sector Externo y obtener genuinamente: “dólares”, insumo clave para una economía en desarrollo y necesario al momento de honrar los compromisos de deuda.
Al tiempo que, propiciar la “inversión” completa el cuadro de sustentabilidad del esquema, ya que si bien al inicio de la “implementación del proyecto” se “demandan”, diversos insumos y factores, una vez finalizado se incrementó el quantum de la capacidad productiva de la unidad de negocios y por lo tanto la “oferta”.
Decididamente es con orientación a la producción. Un modelo de desarrollo económico con el sesgo señalado en nuestro país, amerita la búsqueda y obtención de los equilibrios “gemelos”.
Su concreción solo se dará si:
• el Sector Fiscal implementa, entre otros, un sistema de Derechos de Exportación complementado con una nueva Ley de Arrendamiento en la pampa húmeda, para gravar solo la renta extraordinaria de la propiedad de la tierra y no lo producido en ella y,
• el Sector Externo obtiene un tipo de cambio competitivo, complementado necesariamente por una correcta Administración del Comercio Exterior.
De esta manera se podrá, como se dijo en “Sobre Modelos, Planes, Programas y Proyectos en Economía” (BAE negocios 02/11/2020) incrementar la Oferta Productiva a partir de:
• alinear, dada una tasa de ganancia justa y razonable, los precios de la matriz energética con sus costos totales de exploración y explotación, en el caso de corresponder y,
• procurar que la tasa de interés doméstica se encuentre en un orden de magnitud similar al internacional, como explicitamos en “Sobre la cuestión monetaria argentina” (BAE Negocios 20/12/2020).
En suma, la obtención y persistencia de la “rentabilidad” en los “proyectos de inversión” incrementará pari passu la masa salarial por mayor ocupación del “factor trabajo”, impactando en el aumento del consumo dinamizándose el mercado interno que, ahora sí, será abastecido por una mayor “oferta”.
Finalmente, dado que el incremento de la productividad debe ser sistémico, permanente y aprehendido por el conjunto de las fuerzas de la producción y el trabajo, se debe convocar al “Segundo Congreso de la Productividad y el Bienestar Social” tendiente a obtener un perdurable “Acuerdo Nacional de la Productividad”.
Es por ello que elevamos al Altísimo nuestro ruego para que aquellos dirigentes con disposición a “arremangarse”, que expresen a los trabajadores, empresarios y a la política, se mancomunen para ponerle fin a este oprobioso presente que la Patria y su pueblo atraviesan, implementando un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS) orientado a la producción.
1 J. B. Say, Economista Francés del siglo XIX, sostuvo que “la Oferta crea la Demanda”, teoría conocida como “Ley de Say”.
2 El “Primer Congreso de la Productividad y el Bienestar Social” fue convocado en octubre de 1954, por el Presidente J.D. Perón. En “Un Modelo de Desarrollo Económico-cuarta parte” (BAE negocios 14/09/2020) expusimos al respecto: A partir de la década de los ´50 del siglo pasado, con la recuperación de la economía europea, se comienza a observar en el aparato productivo argentino una acelerada pérdida de competitividad.
La industria británica, francesa, italiana, e incluso alemana, pretende recuperar los mercados perdidos durante la segunda guerra mundial con una agresiva política de precios de exportación a la baja, financiados en el impulso inicial por los éxitos del “Plan Marshall”.
A su vez, condiciones climáticas adversas en nuestro país, habían determinado una considerable disminución de la producción agropecuaria, generando la licuación de los saldos exportables y comprometiendo el equilibrio de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.
En este marco se convocó al conjunto de los actores económicos a “un esfuerzo sistémico y permanente para la mejora de la competitividad”, a fin de que los bienes y servicios producidos localmente tuvieran estándares de calidad y precios de nivel internacional.
En el lapso que transcurre desde su convocatoria hasta su inauguración (marzo del ´55) el gobierno, las entidades empresarias y de trabajadores desplegaron una intensa actividad, tendiente a que los múltiples sectores de la economía, de manera concertada, encontraran las mejores propuestas que permitieran arribar al fin buscado.
Luego de profusas deliberaciones que se desarrollaron en el hemiciclo de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional, se concluyó en un documento intitulado “Acuerdo Nacional de la Productividad”.
Lamentablemente el golpe cívico militar de 1955 impidió completar su implementación.
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