El escenario fue una casona de la calle 48 entre 11 y 12 de La Plata, donde Barreda convivía con su esposa Gladys Margarita Mc Donald (57), su suegra Elena Arreche (86) y sus hijas Celina (26) y Adriana (24).
Por Canal26
Martes 26 de Mayo de 2020 - 06:37
Ricardo Barreda.
El odontólogo Ricardo Barreda, quien murió a los 83 años, conmocionó a la opinión pública en 1992 cuando mató a sus dos hijas, su esposa y su suegra en una casa de La Plata, señaló alguna vez que se arrepintió de lo que había hecho, pero aclaró que "volvería a actuar de la misma manera", porque, siempre dijo: "eran ellas o yo".
"Estoy arrepentido. Pero en el momento que fue, y en las circunstancias como fueron y como se fueron dando escalonadamente, creo que actuaría de la misma manera. Sentí liberación", aseguró Barreda en una entrevista televisiva en 1995 sobre lo que había sentido tras el cuádruple crimen, antes de que la Justicia condene a pisión perpetua.
El 15 de noviembre de 1992 en su casa de La Plata a sus hijas, Adriana, de 24 años y abogada, Cecilia, de 26 y odontóloga, a su esposa, Gladys McDonald, de 57, y a su suegra, Elena Arreche, de 86, en la casa que compartían en la ciudad de La Plata.
"Fue una cosa que se me fue haciendo carne. Porque estaba la cosa dada que era, o ellas o yo. Solo viviendo ahí se podía entender", había dicho Barreda sobre lo que, para él, era estar conviviendo con sus hijas, su esposa y su suegra.
Incluso, en varias ocasiones dijo que las mujeres lo trataban de "conchita" (sic) cada vez que le hablaban y que tenía que hacer tareas en la casa.
"Lo ignoraba, directamente", comentó Barreda sobre lo que hacía cada vez que lo llamaban así, y en también aseguró sentir "toda la presencia satánica a mi alrededor".
Barreda afirmó que "siempre creí en Dios" e incluso en otra entrevista había dicho que era "una cosa que parece irreal, todo lo que estoy viviendo. Es una cosa que es como que uno está inmerso en algo que nunca pensó que le podía llegar a pasar".
Tras concretar el cuádruple femicidio, Barreda contó que arrojó todos los cartuchos de la escopeta con la que mató a sus familiares en una boca de tormenta.
Luego, según quedó acreditado en el marco de la causa, el odontólogo se deshizo de la escopeta tirándola en un canal en las afueras de la ciudad de La Plata.
Barreda se sentó en un banco y miró a los elefantes como si contemplara una obra de arte. Luego se quedó fascinado con la jirafa. Cuando salió del zoológico de La Plata, dejó flores en las tumbas de sus padres y se encontró con su amante en una pizzería.
Comieron, bebieron y tuvieron sexo en un hotel alojamiento. Cuando volvió a su casa, Ricardo Barreda se encontró con los cadáveres de su esposa, su suegra y sus dos hijas. Mucho antes del zoológico, el cementerio, la pizzería y el hotel, el odontólogo había matado a escopetazos a toda su familia. Pero esa noche pareció olvidarlo. Llamó a la policía con el mismo tono con el que hubiera llamado para pedir un turno con el médico.
En 1995 Barreda fue condenado a reclusión perpetua por triple homicidio calificado y un homicidio simple y en mayo de 2008 abandonó la Unidad Penal 9 de La Plata, beneficiado con un arresto domiciliario.
En diciembre de ese mismo año, y luego de varias idas y vueltas judiciales, Barreda recibió la libertad condicional, mientras que en mayo de 2016 se declaró "extinguida la pena impuesta" y se hicieron "cesar las accesorias legales impuestas".
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