Alberto Fernández y Néstor Kirchner
En la primeras horas del miércoles 27 arreciaron los mensajes en las redes sociales de los dirigentes del Frente de Todos para recordar a Néstor Kirchner a 11 años de su fallecimiento. También el día comenzó con la aprobación por unanimidad del proyecto de alivio fiscal para los contribuyentes agobiados por la pandemia. Dos aspectos que parecen disímiles pero que se conectan en este particular momento del gobierno que busca, aunque muchas veces hacen esfuerzos para que no se note, remontar las elecciones primarias y mejorar el resultado el 14 de noviembre. La jornada concluyó con un acto en el conurbano bonaerense donde los distintos sectores de la coalición se mostraron juntos bajo la bandera del homenaje al ex presidente.
Las anécdotas y recuerdos a Néstor Kirchner permiten interpelar un aspecto central del funcionamiento del Frente de Todos en el gobierno que ahora le ha dado paso, en la campaña, a la palabra “Todos”. Lo primero que asoma es que una vez asumido en 2003, el ex presidente se encargó de construir el kirchnerismo con su centralidad y dejando de costado al peronismo como columna vertebral. Aunque ahora Cristina Kirchner diga que aquello era una categoría que se utilizaba para bajarles el precio y que nunca dejaron de ser peronistas. La verdad es que el proyecto de la transversalidad era real. La ilusión de un movimiento que supere al justicialismo como estructura partidaria.
Para lograrlo, Néstor Kirchner primero decidió romper lazos con quién le había dado la llave de la Casa Rosada: Eduardo Duhalde. Y lo hizo horadando el poderío del ex gobernador en el conurbano bonaerense con la captación de los intendentes, tarea que contó con la inestimable colaboración de Florencio Randazzo, por entonces ministro bonaerense de Felipe Solá. El destete se terminó de concretar en las elecciones intermedias del 2005, camino inicial para la conversión del kirchnerismo en un fenómeno bonaerense, que hoy puja por sostenerse.
Alberto Fernández no podrá decir que emuló a “su amigo”. A pesar de las intenciones iniciales de conformar el “albertismo” la idea abortó antes de nacer y hoy se discute más si su mandato termina en tiempo y forma o las elecciones próximas podrían acelerar las turbulencias en el oficialismo. La cuestión radica en un tema medular. El peronismo no conoce de conducciones bicéfalas. Mucho menos de triunviratos. Nadie podrá desconocer que, Néstor Kirchner condujo el espacio que se propuso conducir. Cristina Kirchner también. No es lo que pasa con Alberto Fernández. La excusa para explicar estas diferencias es que los tiempos políticos actuales requieren del funcionamiento de las coaliciones. Donde convivan las diferencias internas. No estaría resultando.
Tampoco Alberto Fernández podrá mostrar que siguió el camino de Néstor Kirchner en sus tiempos de presidente. Con errores y aciertos, el ex mandatario intentó modificar la matriz establecida en la Argentina desde hace muchos años. Son pocos los momentos en los cuales esto se intentó en serio. El conflicto con el campo del 2008 aceleró un proceso que está inconcluso. Por ahora, la política se enfrasca en sus peleas propias y no existe una mirada más profunda en dicho sentido.
La sensación que reina hoy en la politica es que el resultado de las próximas elecciones repetirá o incluso profundizará el de las PASO. Los números que no se publican pero llegan a la mesas del poder marcan esta realidad. De todas maneras, hay un elemento clave para saber si, al menos en la provincia de Buenos Aires, las cosas pueden cambiar. Y es el trabajo que estén dispuestos a hacer los intendentes del oficialismo. Si ponen todas sus estructuras en dicha función van a crecer. ¿Alcanzará? No se sabe. Pero depende mucho de la voluntad de los alcaldes que se sintieron destratados en los primeros años. Sobre todo por La Cámpora y el gobierno provincial. La llegada de alguno de ellos a los ministerios busca torcer esa realidad.
Hay un enorme esfuerzo de organizar la campaña en base a lo ideado por el consultor catalán Antoni Gutierrez Rubí. Las reuniones con los alcaldes se han repetido en las últimas semanas y busca que cada campaña local pueda adatarse según el intendente entienda cuál es la realidad de su territorio. Siempre dentro de un marco general, la instalación del Sí para contrastar con la idea del “basta” de Juntos - parece que eso generó la molestia del regresado Marcos Peña - y pasar a lo afirmativo y a lo positivo. La intención es mostrar que, más allá de los errores cometidos, el gobierno escuchó y es quién puede torcer el rumbo. Mostrar que del otro lado está Macri y no Larreta con quién muchos en el oficialismo hablan y hasta imaginan una confluencia futuro en el marco de acuerdos políticos.
En dicho esquema, el “Sí” dice Gutierrez Rubí significa recuperar la iniciativa e ir para adelante. Se traduce en acciones como la aprobación del alivio fiscal propuesto por Sergio Massa en la última sesión de diputados para ampliar los beneficios fiscales a monotributistas y pymes. Fue el presidente de la Cámara baja quien acercó al consultor español al oficialismo. Atrás quedó la campaña de la “vida que queremos” ideada por Juan Courel, ex secretario de medios de Daniel Scioli y cercano a Santiago Cafiero. Allí también se jugó una interna.
Los movimientos dentro del oficialismo se suceden con mucha fuerza aunque busquen disimularse con imágenes de unidad. Además de la foto en el estadio de Morón, el presidente Alberto Fernández junto a Massa y Kicillof volverán a mostrarse juntos este jueves en Escobar. Allí, el intendente Ariel Sujarchuk pondrá en marcha una Exposición Comercial de envergadura. Hay que seguir los pasos de este intendente, quien en su momento levantó la voz crítica por el manejo de la campaña electoral y su resultado. Su nombre aparece siempre como posible recambio ministerial. Hay un recuerdo que quizá muchos hayan pasado por alto. Cuando Axel Kicillof estaba armando su gabinete y el nombre de Sergio Berni se mencionaba para la cartera de seguridad, hubo una movida en sectores del Frente de Todos para evitar ese desembarco y propusieron el nombre de Sujarchuk. No prosperó por razones obvias. La decisión de Berni era de Cristina Kirchner. Hoy, las cosas, cambiaron. Sugerentes declaraciones de Alejandro Granados días atras cuando rechazó las versiones de su regreso al ministerio. “Me gustaría que sea un intendente joven y del conurbano”, dijo el autodefinido “Sheriff” de Ezeiza. Por ahora, intrigas.
En Juntos, aceleraron la campaña presencial de Diego Santilli y Facundo Manes en actos por el conurbano. Allí buscan instalar que el oficialismo se acerca en las encuestas para no desmovilizar el voto propio y sumar todos los votantes de Manes en la primaria. Del otro lado, aseguran que les conviene que se diga que van a perder las elecciones y no se están recortando diferencias. Así de extraña es la campaña. Así de rara está la política. Por eso, nadie puede sorprenderse del cada vez más creciente rechazo a todas las opciones políticas. De eso pueden surgir las alquimias menos pensadas.
*Por Sebastián Dumont
Periodista de Canal 26