La controversial artista de República Dominicana se pegó al mainstream y en poco menos de cinco años colaboró con J Balvin, Osuna, Rosalía.
Tokischa - Foto Instagram Oficial
Desde su debut en 2018 con Pícala, la artista nacida en Puerto Plata, República Dominicana, tuvo un crecimiento acelerado. Su talento y estilo atrevido la visibilizaron rápidamente y en poco más que de la noche a la mañana, se ganó colaboraciones con músicos de calibre internacional como J Balvin, Rosalía, Madonna y Ozuna.
Sobre el ritmo del Dembow (pariente del reggaetón) Tokischa fluye con firmeza y rimas pegadizas. Su transparencia a la hora de escribir sobre sexualidad, sumado a sus provocativos videos, fue motivo de críticas y censura que hasta ahora no han hecho más que seguir esparciendo el nombre de la cantante en las calles.
Las letras de Tokischa son explícitas, audaces y desvergonzadas. Usando el lenguaje callejero, el sexo aparece como un tema central. Esto la convirtió varias veces en una figura polémica para ambientes sociales conservadores. La cantante es consciente de esto y, a propósito, ya ha advertido que su música no es para niños, y que son los padres los responsables de la educación y el cuidado de sus hijos.
La rapera dominicana piensa que las personas que juzgan su música son gente que no quiere aceptar la vida tal y como es, lo que sucede en el barrio y en el bajo mundo. Asegurando que aquello no debe ser ignorado y aunque a mucha gente no le guste, es un mundo que existe.
Tokischa popola, foto Instagram
Tokischa Peralta, tuvo una infancia intensa en el barrio de Los Frailes de la capital de Santo Domingo. Por una mamá que se fue a vivir a los Estados Unidos cuando ella era muy pequeña y un papá metido en problemas con la ley y estadías en la cárcel, Tokischa pasó su niñez y adolescencia de casa en casa. Tías, una madrina y amigas de la madre, hicieron de tutoras para la joven dominicana.
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Desde pequeña, Tokischa mostró su inclinación por lo artístico y en cada fiesta o cumpleaños montaba sus coreografías para ser aplaudida por sus familiares. En la escuela, su materia favorita fue Lengua Española y más tarde, estudió Bellas Artes y Dramaturgia y también fotografía.
Con su madre, a través de regulares llamadas telefónicas y cartas, recortaron la distancia que las separaba forjando una relación que alimentaba a la artista en camino. De hecho, fue ella quien motivó a su hija a buscar un estilo propio y quien solía enviarle ropa y revistas como Vogue o Harper’s Bazaar. Para Tokischa, en lo que a la moda respecta, su madre fue clave para el notable estilo que desarrollaría más tarde.
Harta de vivir bajo tutela, Tokischa buscó su independencia. Para lograrlo, entró a trabajar en un call center a sus 18 años y se mudó con su hermano. Con algo más de libertad, la cantante conoció la calle un poco más y al mismo tiempo, para bien y para mal, nuevas amistades.
Cuando la situación en el call center comenzó a quebrarse y su vida estaba un poco desbordada, Tokischa conectó con la persona que la intruduciría en un nuevo sistema de prostitución, desconocido por ella y reconocido por la figura del Sugar Daddy.
Aquella prostitución no tenía que ver con pararse en las esquinas y esperar un auto, sino más bien con buscar hombres ricos y adultos que buscan compañia, con sexo o no, de jóvenes mujeres (Sugar Babys) a cambio de dinero, viajes o regalos.
Aunque por aquel tiempo ganó mucho dinero, la prostitución y estar con quien no quería le traía frustraciones. Todo cambió en la cuarentena cuando empezó a publicar videos de contenido sexual a través de la página de Only Fans, haciendo dinero que primero gastó en drogas y luego invirtió en la música.
Cuando Tokischa trabajaba como modelo conoció a Raymi Paulus, el diseñador y productor musical que, encantado con su voz y estilo, la invitó a grabar por primera vez. Así fue como la artista firmó un contrato con Paulus Music y comenzó, casi sin pensarlo, su carrera musical.
Mientras que para algunas personas las letras de Tokischa son reprochables, para otras, su música es una fuente de inspiración y liberación. La cantante asegura que recibe mensajes de mujeres que, aunque se auto-perciben reservadas respecto a la sexualidad, desearían tener un poco de la libertad que la cantante expresa abiertamente.
Y aunque muchos la tilden de vulgar y rebelde, Tokischa no ha hecho más que lo que siempre hizo un artista: romper con las normas, incomodar a los conservadores y expresar, antes que nadie, lo que sucede en el mundo tal y como es.
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