Un fenómeno natural inofensivo aporta un dato de color a uno de los monumentos históricos más reconocidos del mundo: según si el clima es de frío o calor, la Torre Eiffel gana o pierde altura; incluso es capaz de curvarse.
Por Canal26
Domingo 20 de Agosto de 2023 - 11:10
Durante 131 años y con cambios tecnológicos que la atravesaron, la torre Eiffel ganó metros gracias a las antenas de radio y televisión que adornan su cima. Un dato increíble es que, independientemente de lo que se agregue, la altura de uno de los monumentos más emblemáticos del mundo varía según el clima y la temperatura.
Inaugurada el 31 de marzo de 1889 en París, la torre Eiffel, que fue originalmente bautizada como "la torre de los 300 metros", era en aquel entonces la más alta del mundo con una altura total de 312 metros. Un récord que sostuvo hasta 1931, cuando fue superada por el Empire State Building en Nueva York.
Desde aquel entonces, la torre fue sumando metros gracias a las diferentes antenas que cambiaron con los años y que se posicionaron en lo más alto del monumento. Desde 1957 hasta 2022, la estructura cambió las distintas antenas de radio y televisión, pero no fueron las únicas que influyeron a la hora de ganar metros.
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Al ser una estructura completamente metálica, es susceptible a la temperatura que la rodea. Por este motivo, en invierno la torre es algunos centímetros más pequeña debido a que el metal se contrae por el frío, mientras que, en verano, con el calor, se expande.
En verano, este fenómeno se lo conoce como expansión térmica. El calor aumenta el volumen del metal, haciendo que la torre Eiffel crezca algunos centímetros. Por este mismo efecto, la torre tiende a inclinarse ligeramente hacia donde esté el sol, creando un mínimo desequilibrio con los otros tres lados que permanecen firmes. Es por esto que, dependiendo del día, la torre puede llegar a curvarse hasta 15 centímetros de diámetro.
Caso contrario ocurre en invierno que, cuando la torre se enfría, se produce el fenómeno de contracción térmica. Esto provoca que la estructura se achique perdiendo algunos centímetros.
Cabe destacar que ninguno de estos casos impacta catastróficamente en la estructura de la torre. Es un evento natural y minúsculo que no afecta a la estructura y son imperceptibles a la vista. Algo más notorio, son los vientos fuertes, que pueden hacer que la torre tambalee un poco, o que vibre, pero nada pone en peligro su estructura.
De esto se encargan los ingenieros de la empresa Eiffel, ya que contemplaron todos los eventos que pueden afectar al monumento y, por esta razón, se rediseñaron los bordes de la torre haciéndolos curvos y que sea así menos afectada por el viento.
Por último, como medida de seguridad ante eventos climáticos, la torre permanece cerrada si hay ráfagas de viento muy fuertes o alerta de tormentas que puedan poner en riesgo la vida de las personas.
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