El caso salió a la luz en 1983. La familia de la joven, de 15 años de edad, denunciaron su desaparición dentro de los muros del Vaticano a manos de abusadores.
Gabriele Amorth, exorcista del Vaticano, y Emanuela Orlandi. Fotos: archivo.
Todo era absolutamente normal en la vida de Emanuela Orlandi. Sus amistades, sus estudios, sus sueños. Todo daba la sensación de estar en su lugar para esa joven que tenía todo un mundo por delante. Era bella, aplicada, querida. Todo estaba bien hasta que llegó el fatídico 22 de junio de 1983, momento en el que desapareció, para nunca más ser encontrada.
Emanuela tenía 15 años de edad y era la hija de Ercole Orlandi, un empleado que trabajaba en la Ciudad del Vaticano como funcionario de la Prefectura de la Casa Pontificia. La joven, tal vez por esto, no era extraña a ojos de quienes transitaban los pasillos de la Santa Sede en Roma.
El caso provocó estupor en los medios y -como tantas otras veces- el tiempo hizo que la noticia de su misteriosa desaparición se vaya desvaneciendo lentamente, hasta casi desaparecer. Sus familiares y amigos, sin embargo, siguieron con la infructuosa búsqueda, año tras año, alzando su voz y movilizándose. Donde sea, como sea, sin importarle el calibre del perpetrador.
Lo sucedido a Emanuela Orlandi fue centro de debates y las más variadas interpretaciones a lo largo de los años, hasta que la bomba estalló otra vez, del modo menos pensado.
Pocas son las cosas que se podían esperar de boca de Gabriele Amorth, el principal exorcista del Vaticano, pero si hay algo que no se podía sospechar era que hablara sobre la suerte corrida por aquella joven inocente de toda inocencia.
Amorth habló recién a principios de 2012. Quedaba claro que se tomó un largo tiempo para pensar.
Lo que dijo no debería haber caído en saco roto (como efectivamente sucedió). El exorcista oficial del Vaticano dijo -suelto de cuerpo y seguramente amparado por poderosos eclesiásticos- que la joven fue atrapada y convertida en esclava sexual por un grupo de pederastas dentro del Vaticano. La nefasta organización, aparentemente liderada por un alto rango de la Guardia Suiza (Custodia personal del Papa) "reclutaba" jóvenes destinadas a ser abusadas en fiestas privadas dentro de la mismísima "Santa Sede". La red delictiva involucraba también a integrantes de una embajada del Vaticano en el exterior (casi con seguridad, de Italia).
El hermano de Emanuela Orlandi durante un pedido de Justicia. Foto: archivo.
De acuerdo a los dichos del inescrupuloso Amorth, Orlandi habría sufrido el peor de los finales, luego de ser vejada y ultrajada "a piaccere" por algunas eminencias de la Iglesia, tras lo cual, le dieron muerte para hacerla desaparecer de la faz de la Tierra.
Y silenciarla...
Todo siguió de ese modo, en silencio. Un silencio ensordecedor, hasta pasadas tres décadas de la extraña desaparición. No fueron pocas las críticas recibidas por el Papa Benedicto XVI apenas iniciado su papado, quien fue blanco de duras acusaciones de familiares, amigos y organizaciones que no bajaron los brazos en su búsqueda de la verdad para que Emanuela descanse en paz y los criminales responsables sean castigados.
El Papa de entonces demostró poco (ningún) interés en el caso de Emanuela Orlandi. Con este marco, son muchos los que sostienen que los pedófilos, asesinos, responsables de semejante atrocidad, siguen caminando por los jardines y pasillos del Vaticano hoy en día.
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Datos aún más estremecedores salieron a la luz a través del resonante caso de los Vatileaks, sacando algunos cuantos trapitos al sol.
A modo de "tiro de gracia", Gabriele Amorth dijo algo más. "No busquen afuera. Investiguen dentro del Vaticano...", lanzó el misterioso (y tal vez cómplice) exorcista.
Apertura de tumbas en el Vaticano. Foto: archivo.
Habría que investigar entonces, pero eso ya no será posible. El Papa Francisco, también movió sus fichas.
En abril de 2020, la Justicia del Vaticano ordenó cerrar definitivamente la investigación sobre la búsqueda en el cementerio alemán del Estado pontificio de los restos de Emanuela Orlandi. La oficina de prensa del Vaticano informó finalmente que el Juez Único del Estado de la Ciudad del Vaticano aceptó el pedido de la Oficina del Promotor de Justicia (el equivalente a un fiscal) de archivar el caso para siempre.
La fiscalía había activado oportunamente la investigación y dio acceso a dos tumbas del cementerio teutónico en la Ciudad del Vaticano. Eran las mismas tumbas mencionadas por la familia Orlandi y que luego resultaron estar... extrañamente vacías.
Emanuela Orlandi no descansa en paz.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
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