No es un día más para los argentinos, mucho menos para los amantes del fútbol que nuevamente celebran lo que fue uno, o quizás el mejor, gol en la historia de los mundiales. Una celebración que se transformó en un mucho más que un festejo de un partido para convertirse en una bandera del "ser argentino".
Diego Maradona.
Habían pasado 4 años de la Guerra de Malvinas, la herida estaba a flor de piel y un cruce con Inglaterra en el Mundial de México '86 solo ayudaba a revivir un recuerdo doloroso e innegablemente latente en cada argentino. No fue un día más. No es un día más.
Era imposible en la previa separar el deporte de un contexto social y político que incluso hasta hoy está vigente. Un tema sensible y doloroso que tomaba un tinte futbolístico que superaban los 90' en un campo de césped. Un tal Diego Armando Maradona lo sabía mejor que nadie.
Maradona.
Argentina venía de dejar en el camino por 1-0 a Uruguay en los octavos de final, ese 22 de junio en el Estadio Azteca debía verse nuevamente las caras contra un rival que hizo revivir aquellos fantasmas de una guerra que nadie quiso y que nadie pudo entender.
El pasado volvió para ser presente en la previa y durante el partido, había una especie de sabor a "revancha" que se buscaba en aquel encuentro. Nuevamente el fútbol era el escape de tanto dolor y angustia ante la falta de respuesta. Las esperanzas estaban puestas en el mejor: en "Pelusa". Él lo sabía.
Ese Argentina vs. Inglaterra tuvo todo lo que debía tener un juego épico: Maradona primero abrió el marcador con aquella "mano de Dios" para al minuto 55' ser el constructor de una de las mejores jugadas que este bello deporte ha visto.
"El Diego" partió de mitad de cancha y eludió a 5 jugadores ingleses (Hoddle, Reid, Butcher, Fenwick y al portero Shilton), antes de anotar el gol. Mientras sus gambetas hacían magia un fantástico relato de Víctor Hugo Morales lo acompañaba quedando para la historia aquellas frases del "barrilete cósmico", "¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina?". El pueblo argentino recuperaba un poco de felicidad después de tanto dolor.
35 años de aquel partido histórico.
Fue un partido de fútbol, es cierto, pero el fútbol ha sido una parte importantísima de nuestro ADN y que explica en gran parte de qué se trata el "ser argentino". No se podía volver al pasado, aquel episodio que se cobró la vida de jóvenes héroes no podía cambiarse. Pero ese 22 de junio el pueblo sintió que podía sonreír nuevamente. Todo gracias a una corrida magistral de aquel chico que hoy no está pero que ya es eterno porque el pueblo no olvida a quien lo hizo feliz.
Por Yasmin Ali
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