Bares en pandemia, foto archivo.
Creí que nunca iba a pasarme, que era inmune como miles de jóvenes alrededor del mundo. Pero no, por supuesto que me equivoqué. Asistí a una reunión donde confiaba en quienes estaban y lo que hicieron como así ellos también en mí. Lo cierto es que no se trata de confianzas y de juramentos de palabras: este virus arrasa sin importarle lugar, tiempo y espacio.
Una reunión en un bar donde creía que todo resultaría como las veces anteriores que asistí, pero algo falló a pesar del barbijo y alcohol en gel. Fue un momento, una desatención que días después me costaría sentirme distinta, ya no era yo. Todo ocurrió a días de Pascuas y mis padres tuvieron la lucidez de decidir no juntarnos. Hoy a la distancia lo veo como una muestra del destino, como un fuerte llamada de atención: otra vez no.
Los síntomas, si es que tenés la suerte de que sean leves, es lo menos. Lo peor viene con el aislamiento, con estar presa en tu propia habitación y sentirte culpable por el miedo que le generás a quienes conviven con vos. No es un juego, nunca lo fue.
¿Era evitable? Por supuesto y hay que hacerse responsable. El llamado de atención tiene que servir para concientizar de que los jóvenes no somos inmunes y que, ante todo, ponemos en peligro a nuestros seres más queridos. ¿Qué persona podría cargar en su consciencia el haber contagiado a un padre, madre o abuelos? Nadie.
Lamentablemente las malas experiencias son las mejores maestras, las que nos zamarrean para no volver a desafiar a una pandemia. Esta vez me tocó leve y solo puedo darme el lujo de quejarme por el tiempo que pasé sola y de sentirme una prisionera del tiempo. Pero mi historia lejos está de ser la única: del otro lado de la vereda hay familias destruidas, personal médico agotado y lo único que me sale es un “perdón”. Perdón porque hoy podrían haber trabajado menos si no me creía invencible por una noche.
Pasé el COVID y de manera afortunada, no me faltaron los medios para sortear los síntomas. Pero no hay dudas de que es un infierno que todos podemos evitar. Se trata de cuidarse y sobretodo, cuidar al otro.
Por Yasmin Ali
*Tw: @YasFriends
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