En el Día Mundial de la Tuberculosis, los últimos datos nacionales indican que en el país existen casi 10.000 casos. La Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires concentran casi la mitad de los casos a nivel país, de una enfermedad curable y prevenible.
Por Canal26
Domingo 24 de Marzo de 2019 - 09:07
La tuberculosis sigue creciendo desde el 2013 en las villas del sur de la ciudad de Buenos Aires según datos del Ministerio de Salud de la Nación. La pobreza, el hacinamiento, el consumo de drogas, la desnutrición y la exclusión aumentan su posibilidad de contagio y propagación. En los lugares más vulnerables, las tasas son comparables a las de algunos países de África (120 cada 100.000 habitantes) y son 20 veces más numerosas que en el norte.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa bateriana provocada por un bacilo que se transmite a través del aire, y que se caracteriza por la formación de tubérculos o nódulos en los tejidos infectados, que se caracteriza por la presencia de síntomas muy generales y confusos.
En el marco del Día Mundial de esta enfermedad, que se conmemoró el pasado viernes, el neumonólogo Nicolás Alberini, del Hospital Universitario Austral, explicó que aunque su denuncia es obligatoria, "muchos de los casos no son reportados", motivo por el que "no es posible conocer cifras exactas, aunque se estima que su incidencia es de 24 casos cada 100 mil habitantes".
La infección puede afectar diferentes órganos del cuerpo, aunque los pulmones ocupan un lugar preferencial. Entre los síntomas que esta infección produce al alojarse en ellos se encuentran la tos seca, la fiebre, las expectoraciones sanguinolentas y la pérdida de peso.
Sin embargo, muchos de estos son síntomas comunes a otras patologías, razón por la cual es complicado sospecharla y por ende detectarla.
Alberini afirmó que "los síntomas son comunes a muchas otras patologías" pero remarcó que "siendo la tuberculosis una enfermedad endémica en Argentina, la sospecha diagnóstica debe estar siempre presente en la mente del médico al elaborar los diagnósticos diferenciales".
"En este sentido, aunque la tuberculosis puede afectar cualquier órgano del cuerpo, su forma de afección más común es la pulmonar. Esto quiere decir que ante la aparición de síntomas de evolución subaguda a crónica como la tos, la sudoración nocturna con o sin fiebre, la pérdida de peso y la astenia (debilidad o fatiga general), entre otros, es necesario realizar una radiografía de tórax, que es un examen no invasivo ni costoso, que está al alcance de los pacientes en cualquier centro de salud", dijo el especialista.
El neumonólogo comentó que "otras de las características de la tuberculosis es que es posible tener la infección pero no desarrollar la enfermedad".
"La tuberculosis es causada por el Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, en honor a su descubridor, y tiene una biología muy particular. La infección por el bacilo puede no generar necesariamente enfermedad, y ese resultado va a depender de las defensas del huésped, tanto naturales como adquiridas, como así también de la carga bacilar a la que se haya expuesto", agregó.
La tuberculosis puede afectar a cualquier persona, pero hay una población más susceptible.
Ésta está conformada por quienes se encuentran inmunosuprimidos en general (HIV, diabetes mal controlada, pacientes en quimioterapia, etc.), las personas que están en los extremos de la vida (neonatos y ancianos), quienes viven situaciones de hacinamiento o situación socioeconómica desfavorable, y aquellos que padecen desnutrición.
Respecto a cómo prevenirla, Alberini refirió que la vacuna BCG "es la que nos protege contra los casos graves de tuberculosis, generando que el sistema inmune fabrique anticuerpos contra el bacilo".
"Sin embargo, a la hora de prevenir la enfermedad considero que el diagnóstico precoz es fundamental, pensando siempre la enfermedad ante el paciente con tos crónica, evitando así la propagación o contagio", mencionó el especialista. Además, es vital el estudio de los casos considerados "contacto" de un paciente enfermo, realizando un tratamiento que se denomina de quimioprofilaxis para evitar que desarrollen la enfermedad a futuro.
"El tratamiento se realiza con drogas combinadas en dos fases: una primera de dos meses en el que se utilizan 4 drogas, y la segunda fase que es variable en el tiempo aunque nunca menor a 4 meses, en la que se combinan solo 2 drogas. Es fundamental completar el tratamiento por el período de tiempo que el médico considere necesario para evitar la recaída de la enfermedad", concluyó Alberini.
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