La capacitación es un proceso que debe ser permanente en toda organización. Las empresas que no la entienden como una inversión, sino como un gasto, pueden perder la carrera de la supervivencia.
Por Canal26
Jueves 24 de Febrero de 2022 - 11:07
La importancia de la capacitación.
Autos que cambian de color, cajeros automáticos de criptomonedas, escuelas que adoptan la realidad virtual, autos eléctricos, un chip biónico para devolver la visión a una persona, drones que entregan productos a domicilio, una televisión que permite saborear.
El futuro llegó hace rato y se esconde en los programas de capacitación e innovación, imprescindibles tanto en las políticas públicas como en las empresas y en la formación profesional individual.
Por qué sumergir a la empresa en un programa de capacitación e innovación.
La capacitación es un proceso que debe ser permanente en toda organización. Las empresas que no la entienden como una inversión, sino como un gasto, pueden perder la carrera de la supervivencia. Las que entiendan que destinando recursos y tiempo en la formación están destinadas a crecer.
Mejora la imagen de la marca.
El personal se encuentra más preparado para enfrentar a los clientes y a las empresas competidoras. Al incrementar el desarrollo personal y laboral de los empleados incrementa la confianza en ellos mismos, en la empresa, en los directives, y los clientes se sienten más seguros y confiados en que la empresa ofrece calidad, seguridad, garantía, prestigio y sobre todo, capacidad para solucionar sus problemas.
Oportunidades para el futuro.
Disminuye la sensación de estancamiento.
No existe mejor incentivo para un trabajador que el sentir que está creciendo laboral y personalmente. Eso es básico y fundamental. Cuando un empleado siente que ya no puede aprender más, que no es posible para él avanzar dentro de la empresa, surgen dos opciones: el trabajador se presenta a la compañía desmotivado y no rinde como se requiere o, decide buscar un empleo que satisfaga su necesidad de crecimiento. Ciertamente, ninguna de las dos opciones convienen al empleador (directivo o dueño). El costo de contratar nuevo personal es mucho mayor que el costo de invertir en capacitaciones, entrenamientos, cursos, etc.
Lluvia de ideas.
Incrementa la productividad. Primero que nada el empleado está motivado, lo cual es ya de por sí un incentivo para incrementar la productividad. Además, los conocimientos de los empleados ahora son superiores, pueden encargarse de tareas de mayor envergadura o de sus mismas tareas pero con mayor facilidad y rapidez. La eficiencia del empleado ha mejorado gracias a lo que ha aprendido, lo que conlleva a un incremento en la productividad. Incluso ahora puede ser capaz de encargarse de sus tareas anteriores y de algunas otras asignadas para que se sienta de mayor importancia. De cualquier forma, la productividad aumenta.
Aumenta la competencia.
Fomentar la competencia sana entre los empleados es parte de un buen liderazgo. Significa que los trabajadores están dispuestos y capacitados para competir por puestos mejores e ingresos mejores, pero lo más importante es que están preparados para hacerlo. Ahora la empresa tiene personal listo para hacer crecer el negocio.
Empleados-reconocidos.
Ayudar al cumplimiento de los objetivos. Sobra decirlo; todo lo anterior mencionado permite que los objetivos de ventas se cumplan y los ingresos hacia la compañía aumenten, lo que puede generar un crecimiento en la empresa y que a su vez puede generar mayor ingreso para los trabajadores.
La necesidad y la importancia de capacitarse.
Tipos de capacitación.
La capacitación específicamente laboral puede diferenciarse en tres tipos:
El tipo de puesto de trabajo.
Obviamente, un programa de capacitación e innovación pensado para un puesto de trabajo debe estar planificado para un determinado rol. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que debe suponer que el empleado que se está formando también puede ascender en la empresa, por lo que debería dar herramientas para cargos más altos en su carrera.
Además, es importante considerar que todos los perfiles profesionales necesitan aumentar y complementar su formación. Si la empresa organiza más programas para una categoría que para otra, podría repercutir negativamente en esta última.
La experiencia del empleado.
Un nuevo empleado suele necesitar capacitación para ocupar su puesto aún cuando cuente con experiencia en un rol similar, ya que debe sumarse a un proceso colectivo estandarizado, y cada proceso colectivo es particular. Ahora bien, un empleado que ya tiene años en la empresa, también puede precisar formación para su puesto, por ejemplo, por una actualización, por un nuevo software,
Formal o informal.
Como los procesos de formación son permanentes, no solamente se dan organizados en talleres, seminarios o cursos. También en conversaciones orales y casuales.
La capacitación formal debe planificarse estratégicamente y puede durar semanas, meses o años.
Cómo planificar la formación.
Tanto los trabajadores como la propia empresa deben poder sacar provecho de esta formación. Si se logra, será un proceso simbiótico, una espiral ascendente. La empresa tendrá trabajadores capacitados para ejercer el objeto de la organización. Los trabajadores habrán dado un paso adelante en su carrera personal y pueden estar más cerca de un puesto de mayor valor.
Esto deberá ser tenido en cuenta en el programa de capacitación e innovación a lo largo de las cuatro etapas de la planificación.
1. Diagnóstico.
Lo primero que debe realizarse es un diagnóstico. De ahí tienen que surgir las necesidades de la empresa y de los empleados. ¿Qué carencias tienen? ¿Dónde fallan los procesos? ¿Qué tarea podría realizarse en menos tiempo o con menos recursos?
Para poder responder a estas preguntas habrá que observar, dialogar, consultar y evaluar.
2. Constitución del programa.
El programa de capacitación e innovación deberá, en primer lugar, definir un objetivo. Una vez redactado, se deberá delimitar el contenido. A continuación se deberá elegir el método, definir a los recursos humanos necesarios y los materiales que se utilizarán. Por último, debe establecerse una periodicidad y el espacio físico donde se dictará el curso, taller o seminario.
3. Realización.
Con el programa planificado, debe llevarse a la práctica.
4. Evaluación.
En último lugar, habrá de evaluarse los resultados: ¿los empleados asimilaron el contenido?
¿Sirvió la formación para el día a día?
Esto puede averiguarse a través de una evaluación oral o escrita. De acuerdo con los resultados, podrá considerarse extender la formación, modificarla o suspenderla.
Paso a paso, un gran sueño.
La formación es un requisito imprescindible en toda empresa. Si la capacitación está siempre entre los objetivos, la posibilidad de innovar estará al alcance de la mano, y el crecimiento de la empresa, asegurado.
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