Por Canal26
Domingo 1 de Julio de 2018 - 12:30
Esta vez no hubo milagro. La última bola de la noche fue nuestra pero ya habíamos perdido demasiado. Tarde para todo. Tarde para probar, para sacar el fuego interno, para acordarnos de todo lo que se hizo mal. Y así andamos. Lejos de casa nos damos cuenta que todo lo atamos con alambre y que cada parche que ponemos momentaneamente queda para siempre. Y así, lo mas probable es que se termine rompiendo. Como la ilusión de los treinta y pico mil que vinieron dejando muchas cosas y endeudándose hasta el cuello. Chocamos contra la pared de la realidad sin atenuantes. Es cierto, con dignidad y coraje, pero para los grandes logros no alcanza. Mascherano fue el símbolo del que todo lo quiere y poco puede.
Tirarse de cabeza suena lindo, pero cuando Mbappe te saca dos cuerpos en cada carrera te das cuenta que el problema es otro. Que hay ciclos cumplidos, que cambiando nombres no cambias nada y que planificar (verbo escasamente utilizado en Argentina) es mas que el chaumuyo barato de la boca para afuera.
Nos vamos como vinimos. Llenos de dudas y apostando a varitas mágicas que son sólo creencias sin sustento cierto. Nos vamos del mundial con la certeza de que llegará una nueva generación (andá a saber quien la encabezará) que haga olvidar las últimas imágenes de un naufragio inevitable. Algunos dijeron adios, otros se irán por el desgaste y paso del tiempo y otros intentarán seguir. Pero lo importante no son los cambios de apellido. Lo importe son los cambios de estructura.
Basta de papelones en AFA, basta de cuatro técnicos por ciclo, basta de mesas chicas que definan los temas grandes. Por una vez en el fútbol, sólo por una vez, pongámonos los pantalones largos y demosle una patada a las viejas tradiciones que nos llevaron hasta acá. Sostengamos lo rescatable y empecemos a pensar que la selección no es de uno, es de todos. Jugadores, dejen el amiguismo para ratos libres. Entrenador, deje de poner su orgullo por encima de las necesidades.
Dirigentes, dejen de buscar ventajas inútiles, creyendo que cambiando localías o chapeando en organismos internacionales solucionamos todo. Políticos, dedíquense a lo suyo y dejen de meter las patas en el fútbol para sarle provecho. Somos potencia ? Si, por historia. Pero hoy somos mucho menos que aquellos que hicieron las cosas en serio y sin pensar que lo individual era mas importante que lo colectivo. Hoy Siamo fuori de la Copa, pero creanme que eso, es lo menos preocupante.
Por José Manuel "Gallego" Fernández, enviado especial desde Rusia.
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