Las carreras de caballos son uno de los deportes más antiguos y su concepto básico prácticamente no ha sufrido cambios a lo largo de los siglos.
Por Canal26
Jueves 12 de Septiembre de 2024 - 16:25
Pasó de una competencia primitiva de velocidad o resistencia entre dos caballos a un espectáculo que involucra grandes campos de corredores y sofisticados equipos de monitoreo electrónico además de estar ligado a las apuestas deportivas.
Conocido como "turf" en Argentina, este deporte no solo alcanzó una popularidad inmensa, sino que en su apogeo llegó a superar incluso al fútbol, con un volumen de apuestas que rivalizaba con potencias hípicas como Francia e Inglaterra. Aunque su popularidad ha disminuido desde el siglo XX, sigue ocupando un lugar destacado en la cultura nacional y continúa siendo una tradición valorada por muchos aficionados.
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El "horse racing" o el turf tiene su origen en Inglaterra en el siglo XVIII, cuando la cría de caballos de carrera comenzó a profesionalizarse. En ese momento, la selección de los ejemplares más veloces y resistentes se basó en la importación de tres caballos árabes de Oriente Medio: Darley Arabian, Godolphin Arabian y Byerley Turk. Estos tres caballos, conocidos como los fundadores de la raza “thoroughbred” o purasangre, fueron cruzados con yeguas inglesas, y sus descendientes dieron lugar a los caballos que dominarían las pistas de carreras.
Al principio, las carreras de caballos eran una afición exclusiva de la aristocracia británica, quienes veían en ellas no solo una forma de entretenimiento, sino también una oportunidad para mostrar su prestigio y riqueza. Los purasangre no solo destacaban por su velocidad, sino también por su elegancia, lo que aumentaba su valor en una sociedad donde la distinción social era fundamental.
Con el tiempo, el interés por las carreras creció de forma significativa, y este deporte dejó de ser una práctica reservada solo para la nobleza. Las competencias comenzaron a atraer a un público más amplio, lo que generó un impacto cultural y económico tanto en Inglaterra como en otros países de Europa.
Además, las colonias británicas, especialmente en América del Norte, también adoptaron esta práctica, consolidando la cría de caballos purasangre como un símbolo de poder y estatus. A partir de este auge, se crearon instituciones para regular el deporte y se establecieron las primeras asociaciones y reglamentos que garantizarían su transparencia y competitividad.
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En Argentina, las primeras carreras de caballos "a la inglesa" se organizaron gracias a la comunidad británica que se estableció en Buenos Aires durante el siglo XIX. Estas competencias se diferenciaban de las carreras criollas tradicionales, que se disputaban en trayectos rectos y cortos, conocidas como "cuadreras". La comunidad británica comenzó a promover carreras sobre distancias más largas y en pistas ovaladas, imitando el estilo que predominaba en Inglaterra.
Las primeras competencias de este tipo en Argentina datan de mediados de la década de 1820, cuando se disputaban entre miembros de la comunidad británica en Buenos Aires. Sin embargo, fue en 1849 cuando el escocés Diego White creó la primera pista oval en el barrio de Núñez y fundó la Foreign Amateur Racing Society, una sociedad hípica que organizaba eventos al estilo inglés. Estas competencias se celebraban dos veces al año, en otoño y primavera, y ganaron popularidad rápidamente.
De acuerdo a Roy Hora en “Historia del turf argentino”, una de las diferencias clave entre estas carreras y las cuadreras criollas era la profesionalización del deporte. Mientras que las cuadreras se celebraban en caminos improvisados y sin mucha infraestructura, las carreras "a la inglesa" se llevaban a cabo en pistas especialmente diseñadas, con tribunas para espectadores y distancias establecidas. Los caballos eran mayormente purasangre, descendientes de aquellos ejemplares traídos de Inglaterra, y los jinetes eran, en muchos casos, los propios dueños de los caballos.
Con el tiempo, las carreras hípicas organizadas por la comunidad británica comenzaron a atraer a sectores más amplios de la sociedad argentina, incluyendo a la clase alta local. Este creciente interés impulsó la fundación de los primeros haras argentinos, donde se criaban caballos de carrera. Entre los primeros criadores locales se destacó Santiago Luro, cuyo haras Ojo de Agua, fundado en 1873, fue uno de los más importantes de la época.
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El Hipódromo de Palermo, inaugurado en 1876, marcó un hito en la historia de las carreras de caballos en Argentina. Este lugar no solo fue el primer hipódromo de Buenos Aires, sino también un símbolo del crecimiento y la consolidación del turf en el país. La inauguración fue un evento multitudinario, al que asistieron miles de personas. Los tranvías y trenes que llegaban al hipódromo no daban abasto, lo que refleja el entusiasmo que este deporte había generado entre la población porteña.
El primer evento oficial en el hipódromo contó con la participación de varios caballos y jinetes, y la primera carrera fue ganada por el caballo "Resbaloso". Desde su inauguración, el Hipódromo de Palermo se convirtió en el centro de la vida social y deportiva de Buenos Aires. Las clases altas adoptaron el turf como una de sus principales aficiones, y las carreras organizadas allí se convirtieron en un reflejo de la influencia europea en la sociedad argentina de la época.
En 1883, el hipódromo fue administrado por el Jockey Club, una entidad creada el año anterior con el objetivo de promover el turf en Argentina. Esta organización no solo regulaba las carreras, sino que también impulsaba la mejora de la raza caballar en el país, creando un registro genealógico de los caballos de sangre pura. A partir de entonces, el hipódromo comenzó a ser un escenario donde la aristocracia argentina se reunía, tanto para participar en las carreras como para socializar.
Con el tiempo, el Hipódromo de Palermo se consolidó como uno de los escenarios más prestigiosos del turf a nivel mundial, atrayendo a jinetes, criadores y aficionados de todo el mundo.
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Dos años después de la inauguración del Hipódromo de Palermo, se celebró por primera vez el Gran Premio Nacional. También conocido como el “Derby Argentino”, se trata de la carrera más prestigiosa del calendario hípico argentino para potrillos de tres años.
Este evento pertenece al Grupo I de la escala internacional, y se disputa cada noviembre en el Hipódromo de Palermo, sobre una pista de arena de 2.500 metros. Su importancia radica en que es la última gema de la Triple Corona del Turf Argentino, y también la penúltima de la Cuádruple Corona, la cual se completa con el Gran Premio Carlos Pellegrini. Su primera edición fue en 1884, durante la presidencia de Julio Argentino Roca, y la carrera adquirió su nombre por el premio en efectivo otorgado por el gobierno nacional.
El Gran Premio República Argentina es otro clásico importante dentro del turf argentino. Se celebra cada 1 de mayo o en fechas cercanas, en la pista del Hipódromo de Palermo, sobre una distancia de 2.000 metros. Esta carrera también pertenece al Grupo I de la escala internacional y es para caballos de tres años o más de cualquier país.
Creada en 1887 bajo el nombre de Gran Premio Internacional, inicialmente se corría en noviembre, justo después del Gran Premio Nacional, hasta que en 1940 se modificó su fecha. Hoy en día, este evento es el segundo más importante del calendario anual de Palermo, solo superado por el Gran Premio Nacional.
Tanto el Gran Premio Nacional como el Gran Premio República Argentina han jugado un papel crucial en el desarrollo de la hípica argentina, atrayendo a criadores y aficionados de todo el mundo, consolidándose como parte esencial de la cultura deportiva del país. Además de estas competencias, existen muchas otras, incluyendo el Gran Premio Carlos Pellegrini, Gran Premio Ciudad de Buenos Aires y el Clásico San Jerónimo.
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Argentina se ha posicionado como una de las potencias hípicas latinoamericanas, con jockeys emblemáticos tales como Jorge Valdivieso y Marina Lezcano entre otros.
Jorge Valdivieso, nacido en 1957 en Bowen, Mendoza, es reconocido como uno de los mejores jockeys argentinos de todos los tiempos. Su carrera comenzó a los 17 años en el Hipódromo de Palermo, en enero de 1975. Aunque no ganó su primera carrera, alcanzó el segundo lugar montando a Navideño Indio. Su primer triunfo llegó en mayo de ese mismo año, cuando montó a Es Ramira.
Valdivieso no solo brilló en el turf argentino, sino que también logró victorias internacionales. Algunos de los caballos más destacados que montó fueron Mat Boy, ganador de carreras en Estados Unidos; Fain, vencedor del Gran Premio Carlos Pellegrini en 1986; y Refinado Tom, con quien logró la Triple Corona del Turf Argentino en 1996. A lo largo de su carrera, Jorge Valdivieso obtuvo más de 4,600 victorias, 4630 en Argentina, 1 en Brasil y 3 en Estados Unidos, y se consagró como uno de los jockeys más exitosos del país.
Entre sus múltiples logros, destacan sus victorias en 5 ediciones del Gran Premio Nacional, el clásico más importante de Argentina, así como sus 2 victorias en el Gran Premio Carlos Pellegrini, el evento hípico más relevante de Sudamérica. Tras su retiro en 2007, Valdivieso se dedicó a entrenar caballos de importantes caballerizas, y hasta la fecha sigue siendo una figura influyente en el turf argentino.
En una época en la que las mujeres no tenían permitido correr junto a los hombres, Marina Lezcano se abrió camino con determinación. Nacida en 1957 en Lomas de Zamora, Lezcano rompió con la tradición masculina del turf argentino al convertirse en la primera mujer jockey en competir y destacar al más alto nivel. Comenzó corriendo en carreras cuadreras, hasta que los hipódromos permitieron la participación femenina en competencias mixtas.
En 1974, debutó en las pistas argentinas, y solo cuatro días después consiguió su primera victoria. En 1976, con tan solo 19 años, Lezcano hizo historia al convertirse en la primera mujer en ganar el Gran Premio Nacional, montando al potrillo Serxens. A partir de ese momento, su carrera despegó y comenzó a competir de igual a igual con jockeys de renombre en Argentina y América Latina.
Uno de sus mayores logros fue en 1978, cuando junto a Telescópico, conquistó la Triple Corona del Turf Argentino, una hazaña sin precedentes para una mujer en ese momento. Además, con Telescópico, Lezcano también ganó el Gran Premio Carlos Pellegrini, consolidándose como una de las jockeys más talentosas y exitosas del país.
A lo largo de su carrera, Lezcano obtuvo más de 600 victorias, incluidos más de 100 clásicos.
Irineo Leguisamo, nacido en Uruguay el 20 de octubre de 1903, es una leyenda del turf rioplatense y fue apodado "El Maestro" por su destreza en la pista. Leguisamo debutó en Argentina en 1922, en el Hipódromo de Palermo, y rápidamente se ganó un lugar destacado en la hípica nacional al conseguir su primera victoria clásica ese mismo año, montando a Caid en el Gran Premio de Honor.
La carrera de Leguisamo se extendió durante más de cinco décadas, en las que logró una impresionante cantidad de victorias. Obtuvo 21 estadísticas como jockey, de las cuales 14 fueron consecutivas. Uno de sus mayores logros fue ser el ganador de la primera carrera disputada en el Hipódromo de San Isidro en 1935. Durante su carrera, se estima que ganó más de 3,200 carreras solo en Argentina, incluyendo 500 clásicos, lo que lo consagró como uno de los jockeys más exitosos de todos los tiempos.
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En conclusión, las carreras de caballos en Argentina han dejado una huella profunda en la cultura y el deporte del país. Desde sus inicios en el siglo XIX con influencias británicas, hasta la creación del Hipódromo de Palermo y la consolidación del Gran Premio Nacional, el turf ha sido un pilar de la vida social y deportiva.
A pesar de su disminuida popularidad en las últimas décadas, sigue atrayendo a aficionados y criadores de todo el mundo. Hoy en día, las apuestas deportivas en línea, a través de portales como Stake, permiten a los fanáticos participar en este histórico deporte, combinando tradición y tecnología en un entorno moderno.
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