Familiares y amigos de las dos mujeres de 14 y 26 años encontradas ahorcadas, desnudas y una de ellas violada en un galpón reclamaron justicia durante el velatorio de una de las víctimas.
Por Canal26
Domingo 8 de Mayo de 2016 - 00:00
“No es un asesino, es una hiena, porque asesino es poco”, dijo esta mañana a la prensa, durante el velatorio, José, el padrastro de Florencio Ayelén Mariezcurrena (14), cuyos restos luego fueron inhumados y colocados en un nicho en el cementerio de San Justo, en dicho partido de la zona oeste del conurbano.
Junto al hombre se encontraban otros familiares, amigos y vecinos de la adolescente asesinada, quienes con aplausos y al grito de “¡Justicia!” reclamaron por la detención del sospechoso Cristian Héctor Perrone (43).
Según fuentes policiales, esta tarde continuaban las diligencias y diversas tareas investigativas en procura de localizar a Perrone, quien en su prontuario cuenta con una condena por homicidio.
Un jefe policial explicó a Télam que este hombre salió de la Unidad Penal de Olmos en 1999 tras purgar esa sentencia, mientras que su padre está actualmente condenado y encarcelado por haber matado a su mujer, madre del ahora acusado.
Sin embargo, estos antecedentes aun deben ser corroborados por el fiscal de la causa, José Luis Maroto, de la Unidad Funcional de Instrucción de Homicidios de La Matanza, quien ya ordenó la aprehensión de urgencia de Perrone y solicitó a Migraciones que le imposibilite salir del país mientras que se dispone la captura formal, explicó a Télam una fuente con acceso al expediente.
Los informantes señalaron que al momento del doble crimen Perrone tenía en su contra una denuncia por abuso sexual de parte de su hija, la cual fue radicada en jurisdicción de Ezeiza, al tiempo que se investiga si otra familiar suyo también lo acusó de un hecho similar.
En tanto, los restos de la segunda víctima del doble femicidio de Ramos Mejía, María Soledad Ramos (26), serán entregados mañana a un hijastro suyo (familiar más directo que tenía la víctima) para que sean inhumados por sus seres queridos.
El hecho fue descubierto el viernes por la tarde, en un galpón situado en avenida de Mayo 2080, de dicha localidad de La Matanza, adonde la Policía fue a buscar a Ramos, quien no había ido a retirar de la escuela a sus hijos de 7 y 9 años, lo que preocupó a las autoridades escolares que denunciaron lo ocurrido.
Al llegar al lugar, donde la víctima residía, los efectivos se encontraron con la puerta cerrada con llave, decidieron forzarla y descubrieron los cadáveres de María Soledad y de su amiga Mariezcurrena, a quien todos conocían como “Flopy”.
Las víctimas estaban en una habitación precaria confeccionada con cartones en la parte delantera del galpón, sobre una cama, desnudas, ensangrentadas y con signos de haber sido violadas.
La autopsia efectuada ayer por la tarde estableció que ambas jóvenes fueron estranguladas con un cable, el cual fue secuestrado en el lugar, y que la menor, que tenía signos de sujeción en las muñecas, fue violada.
En tanto, la mayor aparentemente mantuvo relaciones sexuales consentidas, ya que no se hallaron signos de violencia en la zona genital.
Lo que llamó la atención a los investigadores es que ninguna de las dos chicas tenía signos de defensa, por lo que sospechan que pudieron haber sido drogadas, ya que no tenían los típicos golpes en la cabeza que pudieran haberlas desmayado.
Por ese motivo, se extrajeron muestras de los cadáveres para realizar los estudios toxicológicos correspondientes.
Los peritos que trabajaron en el lugar hallaron en una mesa de luz un preservativo usado y ensangrentado, que será peritado para extraer muestras de ADN del asesino.
Sin embargo, no encontraron la ropa interior de las víctimas ni sus documentos de identidad, por lo que los pesquisas creen que el sospechoso se los llevó del lugar en una bolsa.
Debido a que un remisero declaró haberlo visto caminando el viernes por la tarde con una bolsa de supermercado por Avenida de Mayo, la Policía revisó los cestos de basura de la zona ante la presunción de que la haya arrojado, pero no se encontró nada.
Los investigadores llegaron a Perrone como principal sospechoso luego de que, tras hacer unas pocas preguntas a los vecinos, supieron que el galpón contaba con un sereno que vivía en una habitación situada en la parte trasera del lugar y al que varias personas habían visto salir horas antes claramente apurado.
Aunque algunos vecinos de la zona identificaron a Perrone como “la pareja” de María Soledad, el propietario del galpón explicó a la Justicia que simplemente vivían en distintos sectores del inmueble: el hombre como vigilante y la mujer con sus hijos, como un favor porque no tenía donde quedarse.
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