Por Canal26
Sábado 10 de Agosto de 2024 - 04:41
David Ramiro
París, 10 ago (EFE).- La victoria de Jordan Díaz, representando a España, acompañado en el podio por Pedro Pichardo, defendiendo a Portugal, y Andy Díaz, a Italia, puso de relieve la superioridad de los atletas cubanos en el triple salto, una cuestión que no es solo genética, sino "trabajo de base".
"El buen hacer de los atletas cubanos en esta disciplina es trabajo de base, diría. Es increíble. Los deportistas que se van llevan una base muy buena para luego ir ajustando en otros sitios", dijo Jordan Díaz, tras proclamarse campeón olímpico en el Estadio de Francia, solo dos meses después de celebrar también el triunfo en el Campeonato de Europa.
El dominio de los atletas originarios de la isla en el triple salto fue abrumador. El reflejo más evidente se puso de manifiesto en la semifinal, en la fase de clasificación, en la que se produjo algo inédito en unos Juegos Olímpicos en el atletismo. Hubo seis competidores nacidos en Cuba. Además de los tres medallistas estuvieron Lázaro Martínez, Cristian Nápoles y Andy Hechavarría, en su caso defendiendo los colores del país caribeño.
La última vez que hubo un número elevado de representantes de Cuba en una fase clasificatoria de triple salto en un gran campeonato internacional fue en los Mundiales de Catar 2019. En esa ocasión hubo cinco triplistas cubanos: Jordan Díaz, Andy Díaz, Cristian Nápoles, Pedro Pichardo y Alexis Copello, que representó a Azerbaiyán.
En París, de los tres representantes cubanos que representaron al país caribeño solo Lázaro Martínez consiguió entrar en la final pero quedó octavo, a treinta centímetros del podio, con una marca de 17.34 metros. El saltador de Guantánamo se vio eclipsado por el duelo entre Pedro Pichardo y Jordan Díaz.
De ese 'combate' salió vencedor el joven prodigio de La Habana, que le quitó la corona de campeón olímpico al saltador del Benfica, muy crítico con su club por "destinar todos los recursos al fútbol".
Jordan Díaz está viviendo todos los éxitos con su gran benefactor, el cubano Iván Pedroso, con el que se entrena en Guadalajara, a apenas 55 kilómetros de Madrid. Allí lleva una vida tranquila dedicada por completo al atletismo. Forma parte del grupo en el que también está la venezolana Yulimar Rojas (plusmarquista mundial), el portugués Tiago Pereira o los españoles Eusebio Cáceres, Ana Peleteiro, Fátima Diame y Héctor Santos, su compañero de piso.
El dominio cubano en los saltos no es nuevo. El propio Pedroso fue un gran saltador de éxito, igual que en el salto de altura lo fue Javier Sotomayor, campeón olímpico en Barcelona'92.
Todos ellos son producto heredado de aquella famosa Escuela Cubana de Saltos que ideó a finales de los sesenta Julio Bécquer y por la que posteriormente fueron pasando Sigfredo Banderas, Yoelbi Quesada, Ricardo Ponce, Juan Gualberto Nápoles o Jorge Pichardo.
Un trabajo de base que, con paciencia y dedicación, además de un gen innato que poseen los atletas cubanos, está dando resultados y exportando talento al mundo por la delicada situación política de un país polarizado y afectado permanentemente por una crisis económica.
EFE
drl/ism
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